Francamente, no se cómo enfocar esta reseña; No se si admitir que soy una fan, que más de diez años después, sigue llorando a Layne, o fingir que soy un profesional objetivo y alabar las bondades del nuevo material. Pero seamos serios, en la vida real la gente no resucita, eso pasa en la biblia, en Pet Sematery y en las películas de Romero… Osea: fin, caput, cierre de etapa. De hecho el duelo ha sido más que respetuoso, ya que hay catorce largos años entre Alice in Chains (el album) y Black Gives Way to Blue. Por otro lado Jerry Cantrell ha demostrado que incluso cuando firma albumes en solitario suenan inevitablemente a Alice in Chains. Así que el camino lógico y honesto es llamar a la banda por su nombre, máxime cuando han encontrado un nuevo cantante que hace que suenen exactamente a ellos mismos.
Así que tienen el riff, tienen la voz, tienen los temas. Tengo que reconocer que si hay algo que falla debo ser yo. A veces nos empecinamos en que nuevas canciones nos produzcan emociones que ya vivimos en su tiempo, pero ya sabéis lo de bañarse dos veces en el mismo río.
Alice in Chains están vitales, con su oscuridad inherente, pero sin el carro de mierda que arrastraban en los años de Dirt. Más cercanos, creo, al espíritu de Facelift. Incluso se han permitido bromear en el video de promo, recordándome a aquellos chavales más gamberros y menos malencarados de los primeros tiempos. Esto se refleja en un trabajo lleno de grandes canciones, que no poseen aquella densidad malsana de sus peores / mejores años, pero que sin duda podrían abrirse un buen hueco en su repertorio según vayan pasando los años y afiancen la sanación de la herida aun abierta para muchos de nosotros.
Así Hollow, Stone o The Devil Put Dinosaurs Here pueden estar entre los mejores momentos de este nuevo plástico, y aunque también es verdad que tiene algunos temas más flojos y el resultado conjunto tal vez no sea tan convincente como el album de su regreso nos encontramos ante un disco lo suficientemente sólido como para seguir teniéndoles entre los grandes.
Comentario por Oskar Sánchez
Fotografía por ALICE IN CHAINS