No todos los días uno se conecta al ordenador y descubre un mensaje en el que le piden hacer la reseña de un disco. De hecho, para mi es algo tan raro, que ésta ha sido la primera vez que me ha pasado. Poco me imaginaba yo que después de todas las escuchas que le he metido a este al final me tocaría escribir sobre él.
Han pasado nada más y nada menos que ocho años desde que Derrota sacaron su primer disco, allá por el 2005, hasta que han sacado este último trabajo en el ya terminado 2013. Desde entonces su sonido, aunque manteniendo siempre una esencia clara, ha ido evolucionando. Derrota se caracterizan por temas rápidos, de esos que te dan de frente en toda la cara y con los que no te da tiempo a aburrirte. Si nos ponemos a escuchar al grupo desde su primer trabajo, podemos apreciar la evolución que han ido teniendo, pasando de un sonido oscuro, muy cercano al crust, con voces totalmente rasgadas y con un cierto toque de desesperación, a otro que poco a poco se ha ido aclarando con voces cargadas de rabia y dispuestas a gritar a todo aquel que se crucen, quiera o no quiera escucharlas. No se malinterpreten mis palabras; aunque diga que ya no son tan oscuros, no han perdido garra en absoluto, y con este nuevo trabajo demuestran que aun tienen muchas cosas que decir y por las que gritar.
Quizá si solo te dejas influenciar por una primera escucha preliminar y por el “punk” con el que ellos mismos nombran a su página de Bandcamp, puedes caer en el error de pensar que Derrota son un grupo más del montón, pero nada más lejos de la realidad. Tonto de mi. He de reconocer que yo mismo caí en ese error. Pero tras escucharlo unas cuantas veces vas viendo la realidad tras esos prejuicios: Sus canciones no se limitan a un par de progresiones de quintas mientras por encima se limitan a lanzarnos consignas panfletarias más propias de un mitin político que de un grupo. Estamos ante un disco bastante complejo musicalmente hablando, con una serie de cambios y riffs bastante reseñables. No es que sea un disco de metal progresivo ni que parezca compuesto por Dream Theater, pero al menos no han caído en el error de hacer lo de siempre, juntar cuatro acordes y decir que ya tienen una nueva canción.
Sinceramente me parece que han cuidado muy bien los detalles, cada cambio y estrofa está donde tiene que estar, y no deja lugar a dudas sobre si en ese momento tendrían que haber tocado eso o tendrían que haberse inventado otra cosa.
Así que, para mí, éste ha sido uno de los mejores discos de todo 2013 y no hay una canción que no me guste, cosa que sinceramente es muy difícil que pase. Si te gusta el crust-punk-hardcore y aun no conoces a Derrota, hazte un favor y escucha todos sus discos. Me lo agradecerás.
Comentario por Beto Ruiz
Fotografía por DERROTA