El disco de la tercera semana de junio de 2014 en Noche de rock se publicó en marzo de 2013. No es frecuente que salgan seleccionados álbumes que llevan en la calle más de un año; sin embargo, el apoyo constante de los usuarios del foro lo ha mantenido en la lista de candidatos durante meses.
¿Qué es lo que ha hecho que un disco nada metalero haya contado con tantas simpatías por aquí? Supongo que en primer lugar están esas letras llenas de crítica política en las que cargan contra la ola de neoliberalismo y contra los políticos y empresarios que se aprovechan de ella, contra Guantánamo o contra las miserias de la trastienda del mundo de la música. En manos de cualquier otro este material se habría convertido en una sucesión de panfletos o en una bobería buenrollista, pero estos sevillanos lo convierten en un bombardeo de imágenes brillantes, cargadas de humor y mala hostia. Y nada de refritos ni de robar ideas a otros: todos los temas que tratan están bien frescos, pegados a la actualidad. Tanto que a día de hoy “Eurovegas” ha quedado ya desfasada (afortunadamente).
Pero Pony Bravo no es un mero grupo de letras molonas, que para algo hacen una música cojonuda. Las bases del grupo están el kraut rock y afrobeat, que ellos aderezan con sonidos que van desde las guitarras aflamencadas (“Turista ven a Sevilla”) o los ecos morunos (“Zambra de Guantánamo”) hasta el house (“Ibitza”) o el dub (“El mundo se enfrenta a grandes peligros”).
Se suele acusar a la escena indi estatal de superficialidad y de escapismo, de vivir inmersa en un mundo irreal de gintonics, cupcakes y ropa del H&M pasados por un filtro de instagram. Por supuesto que hay mucho de cierto en esa afirmación (y, ojo, que en el resto de escenas actuales el panorama no es muy diferente), pero por fortuna hay excepciones. Los artistas que han participado en la Fundación Robo, los que trabajan en el sello Marxophone, Fasenuova, Els Surfing Sirles, Nueva Vulcano… se me ocurre un buen puñado de gente que en los últimos años han optado por hacer música “políticamente”. Y en esa lista Pony Bravo deberían ocupar un lugar destacado.
Pues sí, porque a estas alturas “De palmas y cacería” ya es un pequeño hito en la historia de la música independiente. Por combinar con más gracia que nadie la reivindicación y el baile, y por haber logrado que la fórmula resulte accesible y popular. Así que si a estas alturas todavía no lo has escuchado, no sé a qué estás esperando.
Comentario por David Boring
Fotografía por PONY BRAVO