¿No se os hace como raro cuando un disco de una banda cualquiera de repente es cojonudo para unos y un montón de mierda para otros? A mi siempre me ha dado la impresión de que en nuestros sentimientos hacia la música influyen un montón de sentimientos no musicales. Slipknot, como todos se han ganado simpatías y odios por su carrera y evolución, también es lógico que habrá quien sea más o menos afín a su estilo, pero más allá de eso os propongo un pequeño ejercicio de objetividad.
Una de las críticas más absurdas que vengo oyendo es que Slipknot “Ya no dan caña”. Es cierto que esto no es Iowa, tampoco creo que lo pretendan. Stone Sour se ha ido colando en la forma de hacer las cosas de Slipknot y la parte melódica cada vez tiene más peso. Siguen siendo un grupo de metal moderno, con sus contrastes entre partes burras y estribillos quedones, pero el que no escuche cera en este albúm debería probar primero a sacarse la que tiene en los oidos.
Está claro que este quinto capítulo ha supuesto un reto muy importante para el grupo, tras la partida de Jordison y la muerte de Paul Gray. Podría haber sido un gran fiasco, pero lo cierto es que no lo es. Es un álbum solvente en el que no inventan la rueda, pero si ofrecen un buen puñado de canciones que están a la altura que se les supone.
Comentario por Oskar Sánchez
Fotografía por SLIPKNOT