Hace ya tres o cuatro añitos que tuve las primeras noticias de Carburo. Su cantante coincidió en un restaurante con un amigo mio y acabaron teniendo la típica conversación que comienza a raíz de la camiseta que llevas puesta y terminó por desembocar en “Tengo una banda” / “Conozco un tío que tiene un programa de radio” / “Llévale un disco”.
Poco tiempo después me les encontré acompañando a Cronómetrobudú, ya con Nahum (Lunática / Chebú) como bajista, y me hablaron del disco que acababan de grabar y que aún faltarían algunos meses hasta que viese la luz. Me sorprendió en aquel directo la cantidad de seguidores acérrimos que tienen. Hay grupos que gustan a los músicos, o a la gente con un paladar muy exquisito, otros conectan con la gente de a pie. Carburo son un claro ejemplo de esto segundo.
“No te preocupes por Mi”, está compuesto por un puñado de canciones que funcionarían perfectamente sólo con una guitarra acústica. La poderosa y rotunda voz de Hector Santalla las sostiene por si solas. Las letras hablan de frente a frente, sin subterfugios ni adornos superfluos. No se detiene en figuras poéticas, pero mantiene una forma sobria y elegante, llena de sinceridad.
El tema que da título al disco es un epitafio perfecto para todos los que hacemos música (o radio), “Dejo mi voz al viento, para que viaje a través del tiempo”, dándole sentido a la vida sin necesidad de mirar más allá. “Fantasmas” deja clara esta postura descreida y pragmática. Mientras “La Bruja” se permite dar vida a un pequeño cuento infantil en el los malos no son quienes parecen. Pueden servir de ejemplo de lo que contiene este álbum, aunque sin duda el buque insignia es “Cartas” que nos da un buen ejemplo de como mirar a lo cotidiano con otros ojos, algo más reflexivos.
Como grupo, esos temas desnudos se convierten en temas de rock que se mueven como un bloque. De nuevo prima la sensación de que buscan ir al grano y despachar las canciones como lo que son, sin darles vueltas de más.
La historia se redondea con un sonido de disco “de verdad” conseguido en los estudios The Room de Barcelona con Gorka Dresbaj a los mandos (CYAN. INMUNE, VÓRTICE) y la colaboración como técnico de grabación de Tony Sánchez (REGRESION).
Comentario por Oskar Sánchez
Fotografía por CARBURO