NI TRUCO, NI TRATO: POST-ROCK: “Érase una vez cuatro bandas venidas de distintas y lejanas comarcas que se reunieron para conjurar un mágico hechizo en la Noche de los Muertos…”
A las 20:30 h. La Red Bullet fueron los encargados de estrenar el escenario. Aún éramos pocos en la sala cuando comenzaron y es que hubo algo de confusión porque en la cartelería constaba las 21 h. como hora de inicio. Estos pamplonicas se definen como un grupo experimental, con un sonido que mezcla las raíces del post rock y el rock alternativo, sin un estilo concreto. Nos mostraron temas de su actual trabajo Origin of Seeds así como de álbumes anteriores. Fue una banda que gustó mucho y habrá que seguirles bien de cerca.
Los segundos en tomar el escenario fueron Órbita. Tocaron como siempre, a las mil maravillas. Siento no ser muy objetiva con ellos pero es que me apasiona su música, no lo puedo remediar. Desgranaron temas de “Punto de no retorno” y el público quedó prácticamente hipnotizado. Aunque su baterista Bill estaba con bronquitis y con una muñeca lesionada, supo aguantar el tipo y nos ofrecieron un concierto de lujo. Cosas como éstas denotan de qué pasta están hechos algunos músicos. Chapeau!.
Antes de que Medussa tomaran el escenario, el New estaba a rebosar de un público ya entregado sin que hubiera sonado ni tan siquiera la primera nota. El ambiente vaticinaba que algo muy gordo estaba a punto de ocurrir. Y así fue. Con un post rock instrumental, denso, contundente y oscuro nos dejaron sin aliento. Su bajista Pablo se ve obligado a abandonar la banda por no poder compaginarla con sus estudios, así que la emoción de ese último concierto que vivieron sobre el escenario también se contagió a los allí presentes. Fue un conciertazo en toda regla, de esos que hacen historia.
La noche ya estaba bastante avanzada pero aún nos queda la guinda: los barceloneses Syberia. Más rock instrumental pero esta vez con pinceladas aquí y allá de música arábiga, sonidos de olas marinas, todo ello mezclados con una contundencia inusitada que nos atrapó frente al escenario desde el minuto uno. Sorprendieron el uso que hicieron de loopers y samplers. Y memorable fue también el momento en el que incorporaron un segundo tom de suelo y tocaron en tríada la batería. Brutales. Así, sin más.
Memorable y mágica noche. Harían falta muchos conjuros para que un cartel así se vuelva a repetir.
Crónica por Nuria de la Vega, fotos por Luis Alberto Marcos.