No pensaba contaros nada de mi fin de semana madrileño pero al final hemos terminado escuchando música y me ha apetecido dejar constancia de algunas cosas que hay por ahí por el mundo y tuvimos oportunidad de ver.
Estuvimos el fin de semana pasado en Madrid sin un plan demasiado concreto, dejándonos llevar por la corriente. La única idea que teníamos era visitar la exposición de El Bosco y como no intentamos reservar hasta el último día nos quedamos sin ella, así pues la idea era símplemente ver que se cruzaba en nuestro camino. Tanto es así que el viernes acabamos en las fiestas del barrio de La Latina viendo a Mártires del Compás. No es un rollo que tenga yo muy controlado, la verdad, pero teniendo en cuenta que celebraban su gira de reunión y que han sido una banda bastante importante en su estilo, nos pareció una buena oportunidad para ver algo distinto de lo habitual y la verdad es que lo pasamos muy bien con ellos mientras tomábamos cañas en todas las casetas menos en la del Partido Popular.
Al día siguiente nos llevaron al Matadero, un lugar que yo conocía de oídas pero que no había tenido oportunidad de visitar. Para quien no lo conozca comentaré que se trata efectivamente de un antiguo matadero que estuvo en uso gran parte del pasado siglo que paulatinamente se ha ido convirtiendo en un centro multicultural en el que hay posibilidad de asistir a exposiciones, teatro, música en vivo, cine y un montón de iniciativas más. Es un ejemplo increíble de como aprovechar un espacio en desuso y darle un nuevo destino respetando su legado histórico y sin necesidad de comenzar obras faraónicas desde la nada.
En la plaza central y dentro del ciclo veraniego pudimos ver un par de conciertos y una DJ llamada Deriva. Los bolos nuevamente un poco alejados del abanico que solemos tratar por aquí, (y mira que es amplio). Explico esto principalmente para declarar mi ineptitud y disculparme por la probable inexactitud al comentarlo, pero bueno, al menos así os cito los nombres y si os apetece buscáis.
La primera de las dos actuaciones estaba a cargo de Salfumán, que resultó ser una sola chica llamada Sandra Rapulp, que hace una música cercana al Chill Out. Ella misma se encargaba de teclados, programaciones, guitarras y voces. Fue interesante y muy apropiado para crear un ambiente agradable y sin muchas estridencias con voces muy sensuales y letras evocadoras. En su facebook explica que intenta hacer música para bailar en casa o en los festivales, pero a mi personalmente me llamaba más para tomar unos copazos en plan terraza y puesta de sol.
El segundo grupo “Introducing the Star” nos dejó un poco rotos y tardamos un rato en entender de que iba la historia. A ver cómo os lo explico… Musicalmente diría que tienen un pié en el techno ochentero, pero colocan su música en forma de historia conceptual, con narraciones telepáticas en off y apoyándose en una pantalla que muestra visuales de ellos mismos interpretando una especie de epopeya de ciencia ficción en la que una criatura dorada visita un planeta en el que conoce a un grupo de coristas que terminan contaminadas por alguna radiacción y mueren (menos dos que son gemelas e interpretadas por el mismo tipo) o algo así, tampoco os fiéis mucho, porque era todo un poco psicotrópico y bizarro y yo andaba yendo y viniendo. En lo estético me recordaban bastante a Hidrogenesse, y también en que al final todo estaba tratado con evidentente sentido del humor aunque las caras en escena eran serias y llenas de intensidad. Como curiosidad os diré que he estado explorando su bandcamp y tienen colgada una versión del Fear of the Dark de Iron Maiden, reafirmando nuestra teoría de que en realidad todo está más cerca que lejos y de que por mucho que rememos al final siempre acabamos en la orilla.
Crónica por Oskar Sánchez, fotos por Oskar Sánchez.