ESTO NO ES UNA RESEÑA: Casi en el último momento nos enteramos de la visita de Pablo Und Destruktion al Musli. Nos lo habíamos perdido las otras veces. Algunos amigos no paraban de insistir. No podíamos dejarlo pasar otra vez.
A veces escribir tiene un poco de atrevimiento. Había gente en el concierto que se sabía todas las letras de todas las canciones. Deberían escribir ellos, tal vez, pero seguramente no lo hagan. No me importa mi ignorancia porque por aquí, escribir, nunca fue ponerse por encima o por delante de nadie, si no, sencillamente contar lo vivido desde nuestro punto de vista intransferible, puede que también echar la bola a rodar, confiar en el efecto mariposa. Pensar que mañana si igual somos diez más, ese músico que nos gusta puede volver, porque le saldrá un poco más rentable.
Conocí a Pablo Und Destruktion gracias a Rubor Postcoital, así me llegó el testigo. No me he dado nada de prisa en engullir su discografía. Me da que ni él ni yo somos de esos. Ahora todo va rápido y esto quiere tiempo. He ido haciéndome poco a algunas canciones por aquí y por allá. Primero “La Paz de los Justos” y me partió la cara. De ahí y con la insistencia de algunos de los habitantes del foro salté a Sangrín, y parecido me sucedió con “Powder” y “Por Cada Rayo que Cae”. La curiosidad se hizo apetito el día que nos acercamos al Metrópoli de Gijón y nos cruzamos por sorpresa con Pablo probando insistentemente “Busero Español” junto a la Orquesta de Cámara de Siero. No pudimos quedarnos al bolo, pero cuenta Pablo que parte del público rapero que se había congregado para ver a Kase.O después no supo entender la propuesta y fastidió el ambiente al resto, parece que incluso un violín se rompió de un botellazo, así que casi mejor no haberme quedado, porque me hubiese puesto de mal gas. (En mi humilde opinión, si alguien supuestamente sensible a la poesia de Javier Ibarra es totalmente impermeable a la de Pablo García es que nunca entendio nada, ni de la una ni de la otra. ni de ninguna).
En el Musli hemos pillado Vigorexia Emocional. Se que me queda el primer disco, algunos EP’s, compartidos y el directo este que acaba de sacar para ponerme al día, pero como digo, esto quiere tiempo y es mi intención dárselo.
Me recuerda Pablo un poco a Nick Cave; creo que no soy el primero que lo dice, pero quiero aclarar el porqué. Más bien diría que la sensación que causa su música debe ser parecida a la que le causa a un angloparlante la de Nick Cave, un poco como me pasa con Nacho Vegas y Dylan. No es que les compare, lo que digo es que la historia que cuentan pega fuerte en el pecho a la primera, la música y la letra en lengua materna golpean a la vez, sin artificios, sin traducciones, sin interpretaciones. En la música foranea hay que preocuparse de entender la letra, muchas de las veces queda en segundo plano y algunas de las canciones de los mencionados parecen una lánguida letanía, como le podrían parecer las de Pablo a quien no se deje emocionar por los textos. Aquí la hostia es inevitable, el texto no queda por debajo de nada, te zambulles en la historia porque la historia es cercana y porque está contada desde las vísceras.
Me decía Fonsi de Rubor Postcoital que esta era la cuarta vez que veía a a Pablo y que las cuatro había sido distinto. Él tampoco estuvo en el concierto con orquesta, así que al menos podríamos hablar de un quinto formato. No me extraña. Las canciones se sostienen con una sola guitarra. A partir de ahí puede hacerlas crecer todo lo que le de la gana en arreglos. En el Musli se hizo acompañar de una violinista cuyo nombre no conseguí entender. La completa comunicación entre ambos músicos fue sencillamente apabullante. Tan pronto parecía que bailaban juntos un vals apasionado como producían una tormenta eléctica percusionada por el golpeteo de pies desnudos contra el suelo.
No va a valer de nada que os cante el repertorio. No me da la gana. Fue un domingo inolvidable. El sol retuvo a los suficientes en la playa y tuvimos algo íntimo y difícil de narrar. No quiero intentar contártelo porque no se. Sólo quiero que apuntes el nombre, que busques donde sea que escuches la música y que la siguiente podamos charlarlo juntos a la salida.
Crónica por Oskar Sánchez, fotos por Igor Cobo.