HOPE IS ALL WE HAVE: Yeyo Rodriguez pinta mientras Mehnai toca la guitarra y canta. Juntos se llaman Muertos de Hambre y han conseguido que nuestro incio de 2016 sea inolvidable.
El día que murió mi abuela, ya lo he contado más veces, me encerré en el coche de mi padre a escuchar música. Tendría unos quince años. Recuerdo que vino una de mis tías a llamarme la atención. A decirme que aquel no era un momento adecuado. A preguntarme si ya se me había pasado la tristeza. A mi me costó algún tiempo entender que para alguna gente la música es sinónimo de fiesta y alegría.
Carmen ha plantado cara a un año muy duro y lo ha hecho con coraje y valentía, pero sobre todo, supongo, con necesidad, porque esta forma de entender la vida y la música es la única tabla de salvación que nos queda. El concierto de Muertos de Hambre comienza con una larga retahíla de nombres que son flotadores en medio del gran naufragio; fuente de inspiración, pero sobre todo compañeros de viaje, almas gemelas ante las que uno se siente a veces más afinidad que con muchos de aquellos que roza a diario. Aunque sean en realidad lejanos en el tiempo y el espacio.
Yeyo Rodriguez, artífice de la unión pinta de espaldas al público. O tal vez, mejor dicho, es el lienzo el que da la cara. Mientras Mehnai vuelve a emocionarnos con su increible voz, que aun tocada por el inicio del nuevo año, sigue impresionando a quien la escucha por primera vez. “Lullaby”, “Hope is All we Have”, “Alley Cat”, “Red”, “I Want Out” y otras muchas de sus dos discos hasta el momento, e incluso algún adelanto como “The Bible” se mezclaron con versiones del “All Apologies” de Nirvana, “Worderful Life” de Black o el “Calling You” de Jevetta Steele que Carmen presentó en una versión fragil y desnuda que nos puso los pelos de punta.
A veces los momentos más duros, cuando de repente entiendes que en cada segundo podrías perderlo todo nos hacen comprender que cada día es un regalo. Lo de anoche sin duda lo fue. Gracias a ambos.
Crónica por Oskar Sánchez, fotos por Oskar Sánchez.