(2009) Título original alemán: Das weiße Band – Eine deutsche Kindergeschichte (La cinta blanca. Un cuento infantil alemán), escrita y dirigida por el realizador austríaco Michael Haneke. Describe la vida en un pequeño pueblo del norte de Alemania justo antes de la Primera Guerra Mundial.
La comunidad de la aldea de Eichwald, un lugar ficticio al este del Elba, se caracteriza por la represión económica y las mutuas humillaciones. Las severidades se hallan no sólo entre la acomodada familia del barón y entre los campesinos dependientes y abusados, sino también entre padres e hijos. El párroco protestante educa a sus hijos con rigor extremo, golpeándoles por la mínima falta, sujetándose a pretendidos ideales de virtud. Instruye a sus hijos para que lleven cintas blancas como símbolo de inocencia.
Al mismo tiempo, misteriosas atrocidades aterrorizan a los aldeanos. El caballo del médico se tropieza con un cable metálico, tendido adrede, por lo que el médico sufre graves heridas. Una obrera perece en un extraño accidente de trabajo. El hijo mayor del barón es secuestrado y fuertemente maltratado. Un edificio en la finca del barón se quema por la noche. Un recién nacido cae enfermo, cuando dejan abierta la ventana de su cuarto en pleno invierno. Apuñalan los ojos a un niño, indefenso debido a deficiencia mental. La policía, encargada de investigar este último caso, no averigua nada.
Detrás de la fachada del orden severo, subyacen tragedias clandestinas: El matrimonio del barón y su mujer está arruinado, sus hijos no tienen familia verdadera. La partera y la propia hija del médico viudo deben prestarles servicios sexuales. El mayordomo de la finca suele golpear a sus hijos en desenfrenadas explosiones de rabia, y el párroco sólo desea dejar las cosas como están. No pone en duda sus procedimientos pedagógicos, ni aun al darse cuenta de que sus hijos violentan a hombres y animales. Uno de sus hijos, Martin quiere suicidarse por ser humillado hasta quebrarse, pero le salvan.
Sólo el profesor joven, que narra el argumento de la película por retrospectiva, parece tener una mirada neutral de los acontecimientos y concluye por observaciones que los actos horribles se atribuyen a un grupo de niños del círculo de los hijos mayores del párroco – teniendo en cuenta que una compañera tímida de clase le confiesa que había soñado con dos de los episodios. Al confrontar a los hijos de párroco con la sospecha del maestro, lo niegan todo. El párroco se enfurece, amenazando al profesor con graves consecuencias en caso de que repetiera las acusaciones.
El estallido de la Primera Guerra Mundial acaba por dar mil vueltas a los acontecimientos anteriores. Ya que el médico y la partera se han marchado, los aldeanos se contentan con culpar a los dos y su muy censurable relación. La pregunta por los hechos y causas de lo que efectivamente ha acaecido no es soluta – en este lugar los secretos pueden ser guardados para siempre, sólo de vez en cuando emergen los síntomas patológicos de una sociedad enferma.
El narrador deja el pueblo para no regresar jamás no sin antes preguntarse si esos hechos no fueron el germen de la tragedia que vendrá, si no son la consecuencia natural de las enseñanzas recibidas. ¿Puede hallarse aquí la respuesta del horror venidero? El film deja abierta al público la interpretación.