Los temas de Extremoduro están repletos de carisma, entrañas, atrevimiento, subversión. Es el lenguaje del poeta provocador, de la poesía visceral, en definitiva, de Roberto Iniesta. En verano de 1987 Roberto Iniesta (voz y guitarra) se une a El Salo (bajo) y a Luis von Fanta (batería). No eran lo que se dice unos niños ingenuos e inocentes que decidan montar un grupo para matar las horas. Robe, con 25 años y dos hijos, ya tenía lo que normalmente se conoce como “el culo pela’o”. En su Plasencia natal veía un futuro gris, un futuro que le anima a apostarlo todo a una carta. Su turbulento pasado de “camello”, yonqui, ratero y chapista le ofrece la experiencia necesaria para poder contar grandes y reales historias. Aprende música escuchando a AC/DC y Leño, le enseñan la jerga y la rabia callejera, clave de su poesía. Este lenguaje de la calle les convierte en centro de atención en Plasencia, tocando ante 700 personas, con lo que se demuestran el potencial de la banda. Plantada la semilla, el trío decide descansar hasta que al verano siguiente Roberto vuelve a la carga. Venden por adelantado a sus colegas un disco autoproducido a mil pelas la pieza, con una ganancia del cuarto de kilo que inviertan en una maqueta que se grabó en los estudios Duplimatic en 1989. Posiblemente esta sea su mejor grabación, ya que se nota la crudeza total de su música gracias a los pocos arreglos, a su claridad y a su perfecta en ejecución. El mayor atractivo son las letras que enlazan burdas rimas de borracho con lúcidas reflexiones en voz alta, bonitas verdades sobre antagonismo social y sinceras declaraciones de principios, individualismo y autoestima revestidos de combatividad y desamor. Después de mover la maqueta, el programa de la televisión catalana “Plàstic” los llama para grabar un par de canciones. Además quedan seleccionados para la final nacional del Trofeo Yamaha. Tras escuchar sus temas en la final, en la que quedan terceros, firman con Avispa, con la que editarán su primer álbum oficial. En este debut las canciones son las mismas que las de la maqueta pero el tratamiento no es el más apropiado: ecos, coros innecesarios y un montón de solos de guitarra demasiado pesados. Pero el disco les permite girar por todo el estado en donde van ganando incondicionales a golpe de concierto y del boca boca. Durante la gira Roberto comienza a fijarse en otros escritores como Manulillo Chinato o Rafa Pandero, y se va introduciendo en un universo literario del que sacará sus propias maneras y conclusiones, siempre en beneficio de los textos del grupo. Ante las pocas expectativas de futuro que Avispa les ofrece, rompen con el sello y fichas por Pasión, otra independiente con algo más de interés y cobertura. Para julio de 1991 ya tienen en la calle su segundo disco, \”Somos Unos Animales\”, de nuevo una autoproducción grabada meses atrás en Audio Madrid. Esta vez las condiciones han sido mucho mejores y se nota. Controlan todos los adornos que ofrece un estudio, suprimiendo así las deficiencias que en este aspecto sufrió el primero. Es a partir de este elepé donde se puede hablar de un sonido Extremoduro, una forma de concebir la música que será la marca de la casa . La estructura clásica de canción es sometida a las maneras propias del grupo, sucediéndose continuamente, en un mismo tema, distintos cambios de ritmo; pasajes reposados con preciosos coros femeninos y melodías pop que desembocan, através de subidas de tono o bruscos cortes, en partes más duras. quedan así sentadas las bases de lo que ellos mismos bautizan en sus inicios como rock transgresivo. Siguen pateando la carretera. Los directos no tienen punto medio, o son memorables o son auténticos desastres, normalmente dependiendo del estado de ánimo o pedo del Robe. La heroína es la eterna compañera del grupo. Comienza a hacerse mayor la dispersión y Roberto reúne a la banda en esporádicos ensayos, más que nada para no olvidar los temas, y cada uno hace su vida, práctica que continua hasta hoy en día, siempre auspiciada por su propio lema \”el exceso de trabajo no sustituye la falta de talento\”. Así que cuando su activísima cabeza comienza a fraguar nuevos temas, se monta un seudo grupo que llama Extremozoide, que con su rock erótico irá preparando lo que será otra de las cimas de su discografía, el doble \”Deltoya\”. Extremoduro comienza a ser un bicho grande, muy grande. Allá donde van llenan, miles de chavales corean sus canciones. Así que Pasión se les queda pequeña, y el cambio es inminente. Dro les hace una buena oferta y permite que el vinilo sea doble, por lo que fichan con el sello. \”Deltoya\” es un trabajo impresionante, compacto, sin fisuras; homogéneo en la composición poética de las letras, impecable en cuanto a ejecución musical, ahondando en el estilo ya iniciado en el disco anterior. Paradójicamente, las letras no son enteramente suyas: es una adaptación de un poema de Manolo Chinato, en una canción le roba unos versos a Kiko Luna Creciente y \”Última generación\” está hecha a medias con su mánager/poeta, Tomás Rodríguez. De nuevo van a pulular por el estudio unos cuantos extras: Ariel Rot, Salvador, Rafa Kas, aportas su granito de arena, María y Belén vuelven a hacer coros. El disco es un auténtico bombazo, aunque continua siendo inaccesible para el gran público, por lo crudo de algunas expresiones. Tras la edición del disco, entre concierto y concierto, Roberto se pasea por Bilbao y crea Pedrá, un grupo casual con Iniesta, Dieguillo (bajo en Quemando Ruedas), Selu (saxo en Reincidentes), Iñaki (guita en Platero y Tú) y Gari (batería en Cuatro Clavos), con el que se graba un solo tema, media hora de trepidantes cambios rítmicos, un collage de astillas arrejuntadas y todas las obsesiones del autor expuestas de una sola tacada. En 1996, imperturbables, por encima de las críticas y de su propia leyenda, editan lo que fue el sexto disco oficial de Extremoduro “Agíla” y desde su \”Dónde están mis amigos\” de 1993, \”Pedrá\”, y su canción para la Banda Sonora de \”El día de la bestia\”, fueron casi tres años sin sacar un puñado de canciones frescas. Grabado en Madrid y producido por el guitarrista de Platero Y Tú Iñaki \”Uoho\” Antón, se han partieron el lomo como nunca preparando este disco, algo que se acabó notando en los cuidados arreglos y en los mil y un detalles que encontramos por todo el disco. En 1998, y tras un recopilatorio editado 1997 titulado “Iros Todos a Tomar por Culo”, editan “Canciones prohibidas”. Canciones prohibidas\” no es otra cosa que el encuentro de la vida con el tiempo. La unión elástica del \”Rock transgresivo\” o \”Somos unos animales\” con la realidad de los nueve o diez años de sus hijos. Es el mejor compendio de canciones que Rober, ahora ya con la rotunda mano derecha de Iñaki \”Uoho\” Anton (Platero y Tú), ha entregado. Nueve canciones compuestas en doce meses entre Robe e Iñaki Antón, pasando por hoteles, carretera, tiempo de vacaciones y muchos meses en la casa-estudio en Bilbao del propio Iñaki, un lugar que Robe conoce casi tanto como su cobijo en el Sur. De ahí que \”Canciones prohibidas\” cuente con una fuerte presencia bilbaínas, pues a la labor de Iñaki se unen las colaboraciones de Fito y Jesús (Platero y Tú), más la batería de Cantera, músico que ha pasado por numerosas bandas del Botxo (Tick, JD Sex, Casa de Saludà), el cuarteto Arkadius, los vientos y hasta la portada, obra de Juantxu, quien a su arte natural le suma el apoyo de un Mac adquirido no hace mucho. El navarro Mikel Irazoki, ex M-ak, Bizkar Hezurra y decenas de acompañamientos, toca el bajo con su habitual calidad. Sus acólitos tuvieron que esperar cuatro años hasta la salida de su siguiente trabajo (bien es cierto que en medio se edito la colaboración de Robe-Fito-Chinao titulada “Extrechinato y tú” disco magistral donde los haya). En 2002 sale a la calle “Yo, Minoría Absoluta”. Esta álbum es una auténtica \”obra\”, porque así habría que llamarla, dada su magnitud y calidad. Un disco instintivo, un disco lleno de irreverencia contenida, pero a la vez, un disco que denota una cada vez más asentada madurez compositiva, que no hace sino darle un toque de gran obra -repito- al conjunto del disco. Robe está alejado de rimadores y coplistas de tres al cuarto, que tanto abundan en la fauna musical y tanto mal están causando al resto. Lo suyo es la poesía clandestina. Cruda y marginal pero llena de entereza. Con corazón y adrenalina a partes iguales o con sentimiento y \”güevos\”; al cincuenta por ciento. BIOGRAFIA DE VIRATOROCK.COM