EL GRAN MUSICAL: El pasado Jueves arrancó la gira española del musical Los Miserables con la escenografía del 25 aniversario. El espectáculo permanecerá hasta el próximo fin de semana antes de comenzar a visitar otras diecinueve ciudades.
A finales de los noventa pasé un verano trabajando en Londres. Prácticamente todos los días pasaba por debajo del gran cartelón anunciando Los Miserables, pero nunca fuí a verle. Una de esas cosas a las que no das mucha importancia en el momento y que sin embargo se quedan impresas en tu retina, como una asignatura pendiente para siempre. Ayer cumplimos nuestra deuda, gracias a que Julia Gómez Cora y Stage Entertainment se han empeñado en volver a traer este espectáculo a España con el montaje que para el 25 aniversario preparó una de las piedras angulares sobre las que se apoya el mundo de los musicales; Camerón Mackintosh (que está implicado de una u otra manera en casi todos los grandes, y que ya se encargó de la primera adaptación inglesa).
Desde su estreno Los Miserables no han parado de dar la vuelta al mundo, siendo representado en 43 paises y traducido a 22 idiomas. Se sigue mostrando tan vivo como el primer día y no es de extrañar. La novela de Victor Hugo toca muchos de los grandes temas arquetípicos de la humanidad: La culpa y la redención, la injusticia, las diferencias entre clases, el amor y la muerte. Las escenas relativas a La Rebelión de Junio, por ejemplo, podrían haber sido escritas el mes pasado, mantienen su fuerza intacta, porque en el fondo, aunque el ambiente cambie, la esencia de nuestros problemas y nuestros sentimientos sigue siendo la misma.
La música de Schönberg retrata a la perfección los distintos episodios, situaciones y lugares, desde cortes como “Otro Día se Va”, que son puro Heavy Metal (El día que Warcry se animen a hacer una versión de este tema comprenderéis que tengo razón), pasando por recitativos llenos de tensión dramática como “Estrellas” o coros burlescos y puteros casi vodevil, como “Amo del Mesón”. Al final el musical es un prodigio de recursos que se adaptan como un guante a cada momento. Temas musicales recurrentes, a los que se aplica distinta letra para retomarlos en varias escenas.
La versión 25 aniversario, aplica el mismo método “compositivo” a la escenografía, utilizando cuadros originales de Victor Hugo, con voluminosos elementos de atrezo que combinan con modernas infografías, y cuidadisimas iluminaciones, consiguiendo ambientes muy logrados en los que todo está al servicio de la historia. La escena de las catacumbas de París es un claro ejemplo de como han conseguido utilizar la tecnología sin tener la necesidad de convertir el clásico en un espectáculo posmoderno y respetando totalmente la esencia original.
Pero no hay que olvidar que un musical se sostiene con voces capaces de interpretar por medio de la canción toda la fuerza del texto, y aquí la versión Española también ha conseguido brillar. El duelo interpretativo de Nicolás Martinelli e Ignasi Vidal es épico. Les vemos envejecer sobre las tablas, no solo en apariencia física, si no también con la expresividad de sus voces. También habría que destacar fantástica la candidez de Elena Medina y Thalia del Val, como Fantine y Cosette y sobre todo a Armando Pita y Eva Diago en los papeles del Sr. y la Sra. Thénardier (mis personajes favoritos de toda la historia).
Haber tenido el inicio de gira de una producción tan grande en Cantabria es un orgullo y un privilegio, que probablemente tarde mucho tiempo en repetirse. Si tenéis oportunidad no lo dejéis pasar.
Crónica por Oskar Sánchez, fotos por Web Oficial.