Un Viaje Cósmico: La fundación Botín nos acerca el arte de vanguardia ruso desde una perspectiva de relación con el ambiente de búsqueda de nuevos mundos que se vivía a principios del pasado siglo.
Con todas las veces que hemos visto las imágenes de Armstrong pisando la Luna, a veces se nos olvida que fueron los rusos quienes pusieron a el primer hombre en el espacio. Al final los americanos se llevaron el trofeo y la carrera espacial llegó a su fin, el interés de la gente por el espacio fue desapareciendo paulatinamente, y pocos años después ya ningún niño quería ser astronauta. Sin embargo, debió ser apasionante, ver realizarse un sueño con el que el ser humano había fantaseado durante el último siglo. Responder a preguntas tan antiguas como la humanidad.
La fundación Botín nos trae un poco de esa época. La exposición que se ha podido visitar durante todo el verano, y que cerrará puertas el próximo 19, nos da un enfoque global de el impacto de la nueva perspectiva espacial en el arte y en la sociedad. Así podemos ver las obras de Wassily Kandinsky, Kazimir Malevich, Boris Ender, Pavel Filonov, Salomon Nikritin y otros tantos que intentaban reflejar en su arte el nuevo camino que se abría ante nosotros.
Una de las partes más interesantes de la exposición es el album de fotos de la “Primera Exposición Universal de proyectos y modelos de aparatos, mecanismos, dispositivos y materiales históricos interplanetarios” que tubo lugar en Moscú en el año 27. También muy interesante el pequeño recorrido por la cartelería de películas de ciencia ficción de la época, que mostraban algunas de las ideas sobre los futuros viajes al espacio que tenían los rusos de por aquel entonces. A este respecto la fundación también ha organizado a lo largo del verano una muestra de algunas películas como “Aelita, la reina de Marte”, “Revolución interplanetaria”, “La llamada de los cielos” o “Es dificil viajar a las estrellas” que si ya te perdiste, seguro que se te ocurre alguna forma de encontrarlas para poderlas revisar en algún momento.
La exposición también nos ofrece la oportunidad de indagar en la figura de Konstantín Tsiolkovski, uno de los pioneros de la astronáutica y también un interesante autor de ficción. Podemos fantasear mirando su modelo de cohete, y también los componentes del planeador llamado Letatlin de Vladimir Tatlin o las máquinas visionarias de Ari Abramovich Shternfeld y de Fridrikh Tsander (sic).
La única pena es que la exposición no entre en los compositores vanguardistas rusos de principios de siglo. Nunca hasta hoy había pensado en ello, pero seguro que el ambiente de exploración de nuevos horizontes espaciales también tuvo mucho que ver en la forma en la que autores como Dmitri Shostakóvich enfocaron sus composiciones.
Aun quedan unos dias para acercarte si has sido remolón/a durante el verano. Si te apetece comentarla con nosotros, en el foro de NDR ya hay un hilo, que tienes enlazado un poco más abajo.
Crónica por Oskar Sánchez, fotos por Alberto Aja.