Como ser un asesino en serie: John Malkovich visita Bilbao con su nuevo y extraño espectáculo. La presentación post mortem de un libro autobiográfico de un asesino en serie que tiene recuerdos en forma de arias operísticas.
Jack Unterwerger fue un asesino en serie austríaco que mató a doce prostitutas de diferentes paises. En 1990 fue liberado y contratado por una revista Austrica para escribir sobre un crimen cometido en LA e incluso colaboró con la policía en la investigación. Durante este periodo mató sus tres últimas prostitutas estrángulandolas con sus propios sujetadores.
Muerto Jack Unterwerger escribe sus memorias y organiza una gira de presentación para intentar vender el libro. La gira recala en el Teatro Arriaga de Bilbao y allí conocemos, de boca del propio Jack, su historia, sus sentimientos, sus contradicciones y su esencia de ser humano, asesino, culpable, pero humano.
John Malkovich interpreta al protagonista en un espectáculo que cuenta con la música en directo, dirigida por Martin Hasenböck e interpretada por la Wiener Akademie con las soprano Marie Arnet y Bernarda Bobro. El montaje está creado y dirigido por Michael Sturminger, que ha utilizado música de Vivaldi, Mozart, Beethoven, Haydn, Boccherini o Willibald Gluck para demostrar que el ser humano sigue teniendo en esencia, las mismas pasiones y motivaciones durante el paso de los siglos.
En la radio lo he contado en muchas ocasiones. Una profesora de literatura me dijo en una ocasión que las grandes obras clásicas funcionan siempre porque hablan de los grandes temas que preocupan al ser humano: El amor, el odio, la pasión, los celos, la traición, la pérdida, el asesinato, el abandono… Supongo que siendo un experto en música clásica habra resultado sencillo escoger las arias adecuadas para servir como piezas de puzle que completan la historia. La única pena es no ser expertos nosotros también, para comprender el sentido último de cada una de las intertextualizaciones que construyen esta comedia infernal.
Malkovich tremendo, claro, tan tremendo que parecía un vendedor barato y patético, y tenías que hacer un esfuerzo para recordar que estaba interpretando. La música muy emocionante, a pesar de que, insisto, seguro que nos perdiamos algo del sentido, por no conocer muchas de las obras intercaladas. La sensación general, extraña, peculiar, diría que también única.
No compramos el libro de las confesiones de Jack, porque Jack nunca consiguió escribirlos.
Crónica por Oskar Sánchez, fotos por Nathalie Bauer.