EYES THAT WITNESSED MADNESS: El horror causado por la Condesa Bathory sigue inspirando a artistas de todo el mundo que buscan la linea entre el humano y el monstruo, Vuelta de Tuerca nos presentan un curioso juicio que reflexiona sobre lo acontecido en Hungría a principios del XVII.
En la figura de Erzsébet (A.K.A Elisabeth) Bathory al igual que en la de su compatriota Vlad Tepes se mezcla lo mítico y lo histórico para dar lugar a un personaje terrorificamente irrepetible. Dice la leyenda que fueron 612 las muchachas virgenes que perecieron desangradas tras ser sometidas a todo tipo de vejaciones y torturas entre los muros de su castillo. También cuenta la leyenda que Erzsébet utilizaba la sangre de sus víctimas para bañarse y permanecer siempre joven. Estas ficciones o realidades la han hecho pasar por derecho propio a la historia del vampirismo como la replica femenina de Dracula y aunque su leyenda perdura desde entonces especialmente en el último siglo se le han dedicado miles de libros, comics, discos y películas. Un fan de Cradle of Filth no podía dejar pasar la oportunidad de acercarse al teatro a participar en el juicio en el que su última doncella, la huida 613 nos animaba a participar como jurado popular. Un juicio que, por otro lado, nunca tuvo lugar historicamente, puesto que Erzsébet se acogió a sus derechos como noble para no testificar, aunque esto no la libró de una codena perpetua que la obligó a permanecer prácticamente emparedada hasta el fin de sus dias.
El resultado de la obra es desigual, o al menos a mi me lo pareció. Por un lado es una obra con mucho texto, que sigue el esquema de “las películas de juicios” donde el abogado defensor y la acusación exponen sus motivos y se repasa en flashback lo acontecido durante el crimen. Aquí entra un poco los gustos de cada uno, pero en general las “escenas de juicios” tienden a hacerse un poco pesadas, y así me lo pareció durante cierta parte de la obra, aunque por otro lado tengo que confesar que nuestra ubicación en el teatro era bastante alejada, lo que nos dificultaba seguir el texto con claridad y en algunos momentos lo perdíamos por completo. Tanto la escenografía como la manera de repartir los papeles fueron bastante “vanguardistas”, muy pocos elementos de atrezo y ningún cambio en la escenografía, sólamente dos actrices repartiendose todos los personajes e incluso intercambiándoseles. Hace poco vimos 1984 de la compañía de Tim Robbins con idénticos trucos de efecto y personalmente no me acaban de convencer. Me parece que la vanguardia tiene que ser sorpresa, y últimamente hemos visto estos elementos repetidos en unos cuantos montajes, tal vez esta economía de medios atiende más a razones de facilidad de montar el espectáculo con pocos recursos, pero no me acaban de convencer, al igual que no lo hacen los elementos anacrónicos que últimamente aparecen en todas las obras que vamos a ver, (google y la Condesa Bathory o Shakespeare y reporteros de guerra con la cámara al hombro ¿?).
He querido poner las partes negativas delante pero lo cierto es que el conjunto de la obra no fue negativo. Patricia Quero hizo un buen papel como 613 (entre otros) y sobre todo nos pareció muy buena interpretación el trabajo de Begoña Blanco como Erzsñebet. Además algunas escenas fueron visualmente muy impactantes, como el corte del primer acto, digno de la portada de un buen disco de black metal.
Ya he dicho que el recurso de añadir una presentación de diapositivas enseñando los resultados de una búsqueda sobre Bathory en Google no me gustó, pero sin embargo el texto y las reflexiones que acompañaban a esa parte de la obra, con la 613 pidiendo al público / jurado, que olvidasen a Bathory y no la convirtiesen en una diosa, cuando lo único que había hecho había hecho había sido asesinar cruelmente a más de medio centenar de jóvenes inocentes, fueron mi parte favorita del montaje. Siempre me ha llamado la atención la popularidad de los asesinos de masas y sobre todo como se ve a estos cuando ya han pasado un par de siglos. Cualquiera que haya pasado por el London’s Dungeon y haya visto el circo que hay montado sobre la figura de Jack el Destripador sabe de lo que hablo.
En definitiva, muchos puntos a favor de las actrices y alguno menos sobre el montaje, que pese a ser a priori muy interesante no nos tuvo todo lo emocionados que esperabamos todo el rato. Lo peor, la señora que al lado nuestro no sólo dejó sonar su teléfono durante un buen rato haciendo perder la concentración a las actrices, si no que además contestó dando explicaciones sobre donde estaba y por qué no podía contestar el teléfono. Ay! si Erzsébet hubiese estado cerca…
Crónica por Oskar Sánchez, fotos por Vuelta de Tuerca.