Hasta el siete de septiembre podreis visitar la exposición Cosas del Surrealismo en el museo Guggenheim de Bilbao. Un interesante repaso a la influencia del arte de principios de siglo en la estética posterior.
Atraidos principalmente por la posibilidad de ver algunas obras de Magritte al natural nos acercamos hasta el Guggenheim para ver la exposición “Cosas del Surrealismo” que explora la indudable influencia del Surrealismo en el mundo del diseño: el teatro, interiores, moda, cine, arquitectura y publicidad. La exposición plantea un interesante debate sobre las fronteras del arte, ayudándonos a conocer la relación entre las obras surrealistas y el mundo cotidiano y natural, por otro lado nos acerca a la discusión sobre lo lícito o ilícito de aprovechar a un movimiento que actuaba en principio de manera frontal contra el arte establecido en mundos tan dispares como el publicitario o el diseño de interiores. Podemos viajar desde la primera etapa más gamberra y rupturista de los surrealistas hasta el momento en que una vez asimilada esta nueva estética se comienza a utilizar para evocar el subconsciente o el mundo onírico en cualquier situación artística. Nos encontramos, por ejemplo, con la influencia del surrealismo en el cine de Hitchcock, o en los diseños de la escaparatista y diseñadora Elsa Schiaparelli. La exposición nos acerca a la polémica entre Bretón y Miró a raiz de la utilización de los diseños de este último para el Ballet Ruso. También nos da la oportunidad de viajar en el tiempo hasta la exposición surrealista de Paris recreando algunos de sus escenarios. Para finalizar nos encontramos con la sección Didáktika en la que se nos da la oportunidad de conocer más a fondo algunas de las técnicas de creación surrealista y de participar creando alguna obra. Nosotros dejamos para la posteridad nuestro cadaver exquisito.
Os animo a acercaros al Guggenheim, pese a los doce eurazos y medio que cuesta la entrada. Resulta muy interesante la perspectiva de la exposición que nos ayuda a comprender como este movimiento tan rupturista se ha asimilado, y ha ayudado a cambiar por completo nuestra percepción artística, hasta el punto que algunos de los objetos expuestos podrían encontrarse a dia de hoy con normalidad en cualquier tienda de muebles. Como nota negativa sólo puedo decir que la exposición se me quedó un poco escasa de obras, y que nos hubiese gustado que fuese más extensa, sobre todo en cuanto a la parte pictórica, que desde mi punto de vista quedaba un poco coja.
En la segunda planta del museo hay otra exposición no menos interesante que explora el arte americano de los últimos siglos. La última parte de dicha exposición enlaza perfectamente con la de la planta tres, y fue una agradable sorpresa encontrarnos ante creaciones de Warhol o Linchestein entre otros. Un perfecto complemente a lo que nos había movido hasta el museo.
Crónica por Oskar Sánchez, fotos por Guggenheim Bilbao.