La deuda que tengo que pagar: Tras algo así como diecisiete años intentándolo al fin conseguimos ver a Héroes del Silencio. No es lo mismo pero el tiempo nunca camina hacia atrás.
Ya he contado muchas veces mi lucha personal contra los elementos desde principios de los noventa para conseguir ver a Héroes del Silencio, así que no sería oportuno volver a repetiros cada uno de los motivos que me impidieron hacerlo, sucesivamente durante las giras del Senderos de Traición, El Espíritu del Vino y Avalancha, la historia se resume en diversas intentonas frustradas. Como todas las historias pasionales, la mía con Héroes está llena de picos, arriba y abajo, desde el momento en el que salimos corriendo a comprar la doble cinta del espíritu hasta cuando comentamos desolados ya algún tiempo después del instituto, que se separaban parasiempre. Cuando el coyote coja al correcaminos. Cuando Franco resucite… pero una vez más, supongo que sólo gracias al Todo Poderoso (Dinero), el infierno se congeló, y la reunión se hizo posible. Así que hemos podido ver a Héroes. No a los mismos Héroes, pero el tiempo sólo sigue una dirección.
18:00 Camino de la Romareda. Paramos a tomar una copa y volvemos a intercambiar historias que ya conocemos, hemos hablado de todo ello y a nadie le importa, porque sólo queremos escucharlo una vez más, para vencer los nervios de que esta fuese una nueva intentona fallida. Dos horas y media más tarde cruzamos la puerta de la Romareda hacia la zona V.I.P. (Very Ispecial Price) del concierto, junto a otras 6.000 personas. 37.000, dicen, en total. Es lo más cerca que hemos estado nunca de conseguirlo.
Las cuatro pantallas móviles proyectan el logo moderno de los Héroes. 21:00. comienza a sonar la versión de This Mortal Coil sobre el tema de Tim Buckley Song to the Siren, que queda enlazada con un hipnótico juego de luces en colores azules que nos sumerge en las profundidades del océano. No en vano la primera canción del concierto iba a ser El Estanque. Aun nos mantuvieron la tensión, casi supersticiosa, durante unos minutos más, porque el concierto comenzó con la imagen de los cuatro en las pantallas frontales, mientras la música sonaba… en realidad, aun no teníamos claro si ya estábamos viendo a Héroes o no. Pero pronto la imagen de Bunbury embutido en cuero, y rindiendo claro homenaje al regreso de Elvis, despejó todas las dudas.
A partir de ese momento, el set abrió con los tres temas con los que están abriendo los conciertos de esta gira. Tras El Estanque, Deshacer el Mundo y luego Mar Adentro, y toda una colección de clásicos de la que os iréis enterando en los sucesivos y eternos comentarios que suscitará este concierto. En general le podríamos dividir en tres partes, un primer ataque que ya incluía algunos temas que Héroes no solían interpretar en sus directos, como Agosto, junto a otras habituales de su repertorio, como por ejemplo La Sirena Varada. Una segunda parte acústica para la que se desplazaron hacia adelante por una pasarela en la que había una segunda batería, en la que cayeron entre otras, la parte acústica de La Herida, Con Nombre de Guerra o Apuesta por el Rock and Roll y una traca final en la que incluyeron la parte más potente de todo el show, con temas como Iberia Sumergida, Nuestros Nombres o Tumbas de Sal.
Los días previos al concierto alguien bromeaba con una posible afonía de Bunbury que habría conseguido que se suspendiese el show del 12 de Octubre. Bien, la superstición volvió en gran dosis cuando Bunbury anunció en la parte central que se tenía que retirar durante cinco minutos porque había cogido un catarro que no le permitía continuar. Por fortuna los cinco minutos no se transformaron en más, y el concierto continuó con bastante normalidad, y Bunbury cumplió con creces pese a que se notaba que estaba dando un poco más de lo que podía.
La sensación general del concierto fue desigual, por un lado, es imposible jugar una mala partida teniendo esas cartas, malilla de diamantes vaya, todo clásicos, y casi todos nos sabíamos toda la letra de todas las canciones. Diez años sin tocar, y reaparecer en España, en tu ciudad natal, siendo el grupo que más culto ha despertado en toda la historia del rock español. No podía ir mal. El único pero es que el set incluía muchos medios tiempos y faltó una parte en la que se aglomerasen unas cuantas de las canciones más potentes del grupo. Lo que al final dio un poco la sensación de que necesitaban un concierto más relajado que hace diez años. Por otro lado hay que entender que el set era de dos horas y media, y que menos Bunbury todos han estado bastante apartados de los escenarios durante este tiempo.
El sonido fue impecable, así como la ejecución de todos los temas, para esta gira han contado con Gonzalo Valdivia el hermano pequeño de Juan, y aunque por motivos sentimentales todos hubiésemos preferido a Alan, lo cierto es que cumplió a la perfección con su papel de músico de apoyo.
Visualmente fue lo más grande que nunca ha montado nadie en España, con bastantes elementos importados de las mayores giras de grupos como U2, Guns N’ Roses o los Rolling Stones. Han hecho historia y tardará en repetirse algo igual.
Crónica por Oskar Sánchez, fotos por Oskar Sánchez.