Back in Cabezón: Alvaro Manjón y Mario Castro ofrecen en algunas ocasiones un repertorio en acústico repleto de clásicos bajo el nombre de Jon y Cas. Anoche pudimos verles, acompañados de buenos amigos en El Escudo de Cabezón de la Sal.
La verdad es que en un principio pensábamos que el concierto que íbamos a ver era de Tr3s, ya que Jon y Cas estaban acompañados en esta ocasión de Daniel Gracia, junto al que forman este grupo que ha sido este año pasado ganador del Juvecant. Luego nos enteramos de que en Cabezón sigue la ley seca de conciertos, y hay que hacerles (para vergüenza de la cultura de ese pueblo) de tapadillo y en acústico. Así que… bueno, la historia de siempre, dejamos este punto que se me llenan las venas de ortigas cada vez que hablo de ello. Al concierto.
El show comenzó sobre las once y se prolongó hasta la una de la madrugada, en un ambiente muy distendido y con muchas de las canciones un poco improvisadas. Es más, Mario invitó en varias ocasiones a cualquiera de los asistentes a subirse a tocar algo, o cantar uno de los temas, propuesta a la que accedieron Ernesto (Batería de El Club de las Moscas, grupo del que como sabéis, también forman/formaron parte Alvaro y Mario) y otro percusionista a quien no conocía. El repertorio estuvo lleno de clásicos, y sobre todo mucho tema noventero, de influencias grunjonas… es curioso que aun haya gente que siga pensando que durante los noventa no sucedió nada a nivel musical. Daughter de Pearl Jam, Shine de Collective Soul, Interestate Love Song, de Stone Temple Pilots, por ejemplo fueron algunos de los temas que la gente de “cierta edad” ya celebramos incluso con cierta nostalgia. A ellas se unieron temazos de diversos estilos, desde Nothing Else Matters de Metallica, hasta Rojitas las Orejas de Fito y los Fitipaldis, Drive de Incubus, Emergencia de O’Funkillo o Keep on Rocking in the Free World de Neil Young, incluso se atrevieron a interpretar en acústico uno de los temas del repertorio de Tr3s.
Una noche agradable de viernes, en un lugar muy adecuado para presenciar conciertos pequeñitos, y que como otros muchos sitios de la región siguen luchando por que se les permita ofrecer algo más que alcohol a sus clientes.
Crónica por Oskar Sánchez, fotos por Oskar Sánchez.