ROSENDO “MI TIEMPO, SEÑORÍAS…”
Sábado 15 de Diciembre… Me desperté nerviosa, entristecida y a la vez feliz, motivada… ¿Por qué? Había llegado el día, el día en el que vería en directo por última vez al artista que ha puesto banda sonora a mi vida. Cuando sabes que es la última vez de algo, todo se vive de una manera diferente, todo se hace más intenso, esa amalgama de sentimientos aflora por doquier. Y así fue mi día, intenso.
El concierto de Rosendo, enmarcado en su gira despedida “Mi tiempo, señorías…” tuvo lugar en la sala CUBEC! de Bilbao. Le acompañaron en estos últimos conciertos su hijo Rodrigo Mercado, y los riojanos Bicho*Z. Estos últimos fueron los encargados de inaugurar el show a las 20:15. Y a pesar de que aún faltaban espectadores por llegar, y que la gente estábamos aún un tanto tímidos, estos riojanos lo dieron todo sobre el escenario. Con su vocalista a la cabeza Víctor Bicho (unido a Rosendo desde el 2008), este grupo de Rock&Roll repasaron canciones de su álbum “De un bocado”. Después de un parón muy corto para el cambio de escenario, llegó el turno de Rodrigo Mercado. Para aquellos que no le conocían previamente, estoy segura que les ha podido chocar, porque tiene un estilo totalmente opuesto al padre. Con cortes de reggae, funk, soul, hip hop, con la voz intensa de Rodrigo, y con el acompañamiento de su banda, dieron un concierto inolvidable. Entre todos los temas, tuvo tiempo para rescatar alguna canción de Rosendo o colaboraciones como “A remar”, “El alma se colma” o “Sensible”. Hubo un momento de la noche en el que Rodrigo dijo una frase muy simple pero muy cierta “Las letras están hechas para escucharlas”. Y eso es lo que él hace, buenas letras con sentimiento y fuerza. Tras casi una hora de concierto concluye con “Por la ribera”.
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Con la sala abarrotada tanto en pista como en grada, llegó el momento del maestro: Rosendo. En algunas entrevistas previas a estos conciertos finales, él mismo comentó que quería tocar canciones que le gustasen a la gente, en palabras suyas de su último recopilatorio “Ni presunto, ni confeso”: “He decidido poner un repertorio donde estén las canciones con las que mejor ha reaccionado la peña a lo largo de los años, canciones que le gustan a la gente. Si me voy a despedir, que la gente venga y se lo pase bien, que no sufran una parte del concierto con canciones nuevas o que no se esperen”. Y así es como hizo un repaso a toda su historia desde Leño hasta su último álbum. Comenzó con “Aguanta el tipo”, y después de un “Buenas noches Bilbao!” continuó con “Por meter entre mis cosas la nariz”, “Cada día”, y “Muela la muela”. El ambiente de la sala se iba caldeando cada vez más, mientras entre canción y canción la gente coreaba “Rosendo, no te jubiles!”. Y siguió su ritmo con “Cosita”, “El ganador”, y “Deja que les diga que no”. No podía faltar en un concierto como este la versión de la canción de Antonio Flores “No dudaría”. Con la voz un poco tocada por el concierto del día anterior en Galicia, Rosendo pide disculpas por ello, pero no le impidió que siguiera con el espectáculo, además ya estábamos los rosenderos para corear todas sus canciones. Continuó con “Cuando”, “Cúrame de espantos”, “No son gigantes”. Todas los temas iban acompañados de vídeos u hologramas al fondo de la banda, y siguió con “Mala vida”, “Y dale!”. Llegamos al ecuador del concierto, suenan los acordes de temas más recientes como “Soy”, sigue con “Amaina tempestad”, y “Vergüenza torera”. Rosendo nos hizo viajar al pasado con temas de Leño que jóvenes y mayores cantábamos a viva voz, con una canción tan emblemática como “El tren”.
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Nos acercábamos a la recta final, donde sonarían los temas más coreadas de su historia musical, con ese punteo tan característico de “Flojos de pantalón”, o quién no ha gritado “picaporte” con “Masculino Singular”. Todos hemos disparado “Pan de higo” alguna vez, y hemos navegado a muerte con “Navegando”. Con el final de esta canción, Rosendo se despedía entre aplausos “nos volveremos a ver, quién sabe”. Pero no!, no podía llegar el final, aún quedaban los bises, y canciones por escuchar. Así que de vuelta en escena con sus inseparables compañeros de viaje Rafa J. Vegas al bajo y Mariano Montero a la batería tocaron la ya mítica canción de “Agradecido”, donde el público le coreábamos orgullosamente “eres tú mi artista preferido”. Que no se acabe, no, sin duda, llegará mi oportunidad porque estábamos ahí “Loco por incordiar”. Y es que en realidad, todo se reduce a que son “Maneras de vivir”. Ahora sí que parece que llega el final, y no podría ser con otra canción que con una de Leño, porque “el rock&roll es un arte”, “¡Qué desilusión!”, y efectivamente, “es sólo una canción y me siento mejor”. Después de casi 2 horas de concierto, Rosendo se despide de todos sus fans y nos recomienda “no os hagáis viejos nunca!”.
No lo podíamos creer, pero sí, se acabó… Un pedacito de mí y de todos los “rosenderos” se quedó esa noche allí. Estaré y estaremos siempre eternamente agradecidos, maestro.
Crónica y fotos: Verónica Valdés