Cuando te encargan reseñar un disco tienes dos opciones: empaparte con los datos que encuentres en internet sobre él o simplemente oírlo y escribir la reseña dejando que los dedos tecleen guiados por tu propia sensibilidad, sin ningún tipo de contaminación. Esta última opción fue la elegida.
Cada trabajo de Repion siempre me ha transmitido preciosismo y delicadeza, como esas flores secas que encuentras entre las hojas de un libro. Pero en el fondo es una fragilidad engañosa: hay tanta fuerza, nostalgia y verdad en cada tema… Y hay madurez, mucha. Quizás por empezar en la música tan jóvenes, tienen ahora ese poso que a otros les cuesta conseguir lustros, si no décadas. Y vuelven, como siempre hacen, a darnos lecciones de vida con sus letras.
En “País Interior“ hay una confesión sobre la evolución natural y personal “… ya no somos como antes ni lo intentamos…”. Luminosa y a la vez melancólica es “Las Flores en Invierno” porque si hoy no es tu día ¿qué más da “…llorar un poco más…”?. Para aquellos que no quieren salir de su zona de confort ni ver su vida alterada parece estar dedicada “Ciudad de Vacaciones”: te estás engañando si “…piensas que todo va a quedarse como antes…”. Y es que, todo evoluciona y la inocencia tarde o temprano acaba por abandonarnos. Quizás por eso “En las Pestañas y en las Fuentes” surge la petición “…arráncame las alas porque ya no me sirven para nada…”. Y acaban invitándonos a atrevernos con lo desconocido en “Donde Escapa la Luz”.
En este tercer trabajo de Repion no hay trampa ni cartón: los temas suenan con la misma rabia y contundencia que lo hacen en directo. Y da la sensación de que la mano del archiconocido Paco Loco ha tocado este disco tan solo para mejorarlo sin alterar ni un ápice la esencia de Repion, lo cual es de agradecer. Y mucho.
Cuando te sumerges en “Donde escapa la luz” no solo te das cuenta de que es un gran disco sino que te surge una pregunta: si siendo tan jóvenes logran crear tan buena música, ¿qué no podrán hacer con el paso de los años?
Pues seguro que llegar muy lejos ya que esto no ha hecho más que comenzar.
Nuria de la Vega