El sábado veintisiete de abril cierta sensación de nerviosismo y agobio gobernaba todo mi ser. La posibilidad de que nos gobernase un frente fascista me tenía en vilo y no conseguía centrarme, así que recurrí a uno de mis mejores bálsamos: la música y el alcohol. Para mejorar todavía más mi plan de escape actuaban Medussa y Baïkal en la Sala Black Bird de Santander. En el pasado me había perdido varios conciertos de Medussa, así que no había discusión posible, presenciaría el concierto de la banda de Fer, Alfonso, Javi y Jova a cualquier precio. Adoro sus discos y me inundaba la curiosidad, me preguntaba si serían capaces de reproducir al dedillo los temazos de “La Palabra ha Muerto”. Semejante calidad musical no debe de ser fácil de interpretar en un concierto.
Reconozco que no me había interesado por la banda que actuaba con ellos esa noche, pero en cuanto los Baïkal saltaron al las tablas, los allí presentes alucinamos de verdad con su impresionante contundencia sonora y con la enérgica interpretación de su cantante. Baïkal nos volaron la tapa de los sesos y nos trepanaron los tímpanos con temas como “Malditos Sueños”, “Semidioses”, y “Baïkal”. Víctor Rubio, su cantante, nos dejó flipados con sus acrobacias y su dominio del escenario. Se metió tanto en su papel que hizo retroceder al público e incluso ejecutó un salto mortal hacia atrás. Cabe destacar su dominio con los arreglos electrónicos y su gran maestría con los efectos sobre las voces. El frontman no necesitó ningún técnico de sonido, se ocupó de todo con total solvencia. Fue una gran sorpresa presenciar su actuación, hacía muchos años que no me encontraba con una banda con semejante arranque en escena. Me pillaron por sorpresa, ya lo creo que sí.
Medussa saltaron al escenario y nos fueron metiendo poco a poco en su absorbente y oscura atmósfera con la introducción del tema “Ethos, Pathos, Logos”. En la segunda parte del tema las guitarras de Jova y Fer comenzaron a mostrarnos la increíble fuerza y contundencia de la banda. Unas luces rojas iluminaron a tope el escenario como si de una visión infernal se tratase y la banda continuó su concierto con “Quirales”. En esta canción pude comprobar la increíble pegada de su batería y la precisión milimétrica de Fon con su bajo. Ambos músicos tienen tanta experiencia a sus espaldas que forman una base rítmica precisa y demoledora que es el motor del grupo. En este punto del concierto las guitarras de Fer y Jova desprendían tal potencia sónica que tuve que alejarme varios metros del escenario. El monstruo en directo muerde y hiere a base de bien. La banda volvió al ataque con la apocalíptica energía de “Era discordia” y ya no hubo vuelta atrás, Medussa terminaron de encerrarnos en su universo y nos llevaron de la mano por un carnaval de furia, pesadillas, y sensaciones viciadas de todo tipo.
Después de seducirnos con las agradables melodías de “Zero”, Jova and co nos sometieron a la potencia de “Distopía” y a la melancolía de “Carbono”. Medussa fueron cerrando el concierto con la increíble potencia cósmica del tema “Continentes”. Este tema es un verdadero viaje que a lo largo de sus trece minutos de duración te sumerge en estilos musicales y sonoridades de todo tipo. Si te dejas llevar puedes imaginarte acelerando a tope una nave espacial a años luz del planeta tierra. En directo gana en potencia y contundencia, es una verdadera maravilla.
La banda dió su particular tiro de gracia a su impresionante concierto con una versión acelerada del tema “Pasto de los Cuervos”. El bajo de Fon zumbó como nunca y Fer y Jova nos regalaron por última vez sus increíbles tormentas de riffs y sus progresiones. Terminado el concierto hablé con Fon y me preguntó que me había parecido la actuación, le respondí que estuvo de puta madre pero que el sonido estaba demasiado alto para mi gusto, me habían dejado sordo para una semana. Su respuesta fue: “Así es como debe de sonar este estilo de música”.
Si amas su música caerás rendido a sus pies en uno de sus directos, no te los pierdas por nada del mundo.
Crónica y fotos: Nacho García Álvarez.