El festival Arenal Folk, ha legado a su XVI edición con un cartel, compuesto (como es habitual), de un amplio abanico de música tradicional cántabra. La ubicación era ideal, rodeados de casas de piedra y verde montaña, aunque el Arenal (Penagos), fuera un lugar algo complicado de encontrar para alguno de los músicos y del público. Día de bochorno que se fue enfriando conforme pasaba la tarde. Esa tarde en la que se dio rienda suelta a la música tradicional de Cantabria, sobre un eficaz camión/escenario, con pantallas incluidas.
Banduca Garabanduya fueron los encargados de abrir. Tomando Torrelavega como punto neurálgico de creación, lo forman nueve miembros de distintos lugares de Cantabria, con la gaita como referencia. Comienzaron sobre las 18:30 y su repertorio lo formaron las jotas a lo pesao, jotas a lo ligero, pasacalles, pasodobles, tonadas… Todo lo que se entienda como música popular cántabra ahí estaba. El ritmo corría a cargo de Marta Torre (bombo) y ‘Javichu’ Gómez (tambor y ex-miembro de Nel Tardiu o Sel Del Pas entre otros), mientras que Bea Cea combinaba pandereta y gaita, y Cris pandereta y voz. Jorrín es ya un veterano, e hizo gala de su dominio tanto acordeón como gaita. Por su parte, Violeta como ‘Jandro’ (encargados principales de la gaita), unen melodías a las de Araceli (acordeón) y Ángel (pitu). Todos ellos hicieron sonar temas como “La Jota De Cutíu” o los “Ligerus Tresmeranus”, que son ya populares desde su formación allá por el año 2007.
Cerca de las 20:00 aparecen Alejandro Fernández Conde y los Hermanos Panín. Su actuación fue de la mano, turnándose y colaborando entre sí. El joven cantante de Sobrelapeña Álvaro Fernández, continuaba con la presentación de su recien editado “Y Cae La Noche” (2019), que ya es el tercero de su carrera. En su repertorio, cargado de montañesas, no falto tampoco (para satisfacción del gran público), “Viento Del Norte”, de Tanea. En cuanto a los Hermanos Panín, pusieron voz y música (pitu y pandereta) a partes iguales, acompañando al propio Alejandro en varios temas. Su actuación se extendió más de una hora.
Sobre las 21:30 es el turno de Highlanders. Presentaban “Travels” (2019), también su tercer álbum. Borja Feal (flautas y gaita), representa al grupo junto a su mano derecha Eduardo Andérez (guitarra), ambos fundadores. Borja conecta con el público, presentando cada canción, mostrando a su vez su ya sabida destreza con los instrumentos de viento, mientras que Andérez acompaña sutilmente como experto maestro del arpegio. En su música, con la música celta por bandera, fluye otros estilos como flamenco o jazz. Carlos José Gutiérrez plantó la base sólida al bajo. A la batería, el reconocido Luis Escalada, es un reloj suizo. No hay fallo. Nos sorprendió gratamente su nueva incorporación a los teclados. Jairo está a la altura del notable nivel técnico del resto, añadiendo ritmo y melodía a partes iguales. Entre los temas que podemos destacar “Dali’s Dream” o “Bulería Del Diablo”, ambos de cosecha propia, que pertenecen a su último disco.
A medida que pasaban las horas, las actuaciones se fueron retrasando, con lo que Brez aparecen rebasando las 22:30. El joven dúo (ambos ex-componentes también de Sel Del Pas), formado por Mario Torre y Javier González que demostraron su destreza como multiinstrumentistas. Su concierto lo conformaron temas tanto cántabros como otros territorios celtas. Así pues, interpretaron de manera brillante “La Taberna Miguel” de los cántabros Luétiga (“Cerneula” 1996) o “l’Air Mignonne” de los escoceses Ímar (“Afterlight” 2017). A ‘Mariu’ (ya popular en estos ámbitos), se le vió muy práctico con las cuerdas (bouzuki o guitarra) y vientos (flautas), lo mismo que ‘Javi’ (guitarra, teclado o violín), que además destacan por un fantastico sentido del ritmo. Ambos intercambian instrumentos musicales como si no costase. Gustaron.
Tocaba el turno de ‘los Crystal‘ (Crystalmoors). Y lo hicieron pasada la medianoche. Aprovechó la banda para incluir imágenes de presentación, obra del propio Fernando Navarro. Comenzaban el concierto con una intro instrumental que incluía “Nabia Orebia/Amaia”, sin cotas de malla, pero si mucho color negro. Segundos más tarde del inicio, aparece Lavín ‘Uruksoth’, que como es habitual, ejerce de maestro de ceremonias. Su canto, deja claro (para los dudosos) de la procedencia del septeto, y los sonidos acústicos se funden con su juego de voces. Le siguieron las novedosas “Bisontes De Piedra” o “Bruma”, esta última la más folk/celta del repertorio sin lugar a dudas. El combo rítmico que forman ‘Charly’ (batería) y Edu (bajo), es demoledor, añaden un toque progresivo y de cierta improvisación absolutamente envidiables. Entre las nuevas, sonaron clásicos como “Over The Same Land” y “The Mountain Will Forgive Us”. Irene ‘Filandera’ (violín y voces) se hacía cargo de las partes más melódicas, e incluyó más voces que en anteriores ocasiones. David (bouzouki), navega entre ritmos y armonías, y se le notó con más peso tanto sobre el escenario como musicalmente. Enrique Gándara y Fernando Navarro (guitarras y voces), son el nexo de unión entre bases y melodías, combinando acordes con eficaces armonías. Dan la fuerza y el peso exacto para que todo funcione, recordando a su manera que son una banda procedente del metal. La formación terminó sobre el escenario con “La Montaña”, pero no fuera de él, ya que, abajo y entre público, repitieron “Bruma” y “Crown Of Wolves” de manera completamente acústica. Como anécdota, por ahí se encontraban ex-miembros y amigos como Javier Sixto ‘Erun-Dagoth’ (componente entre 1995-2012) e Iván ‘Gharador’ (2002-2017 en su caso), que se unieron a su manera a la banda, para cerrar una noche muy especial.
Crónica: Raulus Huerta.
Fotos: Pablo de la Torriente y Laura Valverde.
Vídeo:Laura Valverde.