En los últimos años el Vidiago Rock se ha convertido en una cita imprescindible para nosotros. Cada vez estamos más convencidos de que festivales como este son el modelo a seguir. No queremos decir que nunca más vayamos a participar de un macro, pero sin duda es aquí donde estamos más a gusto. Un conjunto de gente trabajando junta por un objetivo común, alejados del modelo de máxima oferta / buffet libre, en el que al final, las bandas pasan ante tus ojos sin que puedas dedicarles la atención que merecen. Un sólo escenario, buenos precios y buena calidad, la mejor de las disposiciones para que todo salga bien, buen trato a los músicos, a los grandes y a los pequeños, trabajo voluntario del de verdad, no trabajadores precarios a cambio de un bocadillo de chopped mientras que la macroempresa de turno hace caja millonaria. Festivales como el Vidiago son el espejo en el que nos miramos cuando organizamos un evento.
Han avanzado un par de pasos importantes este año, primero ofreciendo una zona de acampada con baños y duchas, que aunque pedregosa nos sirvió para ahorrarnos la pasta del hotel (y estamos seguros de que al año que viene será verde!) y el segundo comenzar la gestión separada de residuos, dirigiendo seguramente sus pasos hacia la reutilización de los vasos en próximas ediciones. Estos pequeños gestos son muy costosos organizativamente para un evento pequeño, pero nos demuestran la voluntad de mejorar año tras año, que tiene esta gente.
En lo musical, el festi sigue el esquema de años anteriores, buenas bandas del entorno underground nacional, unos invitados internacionales, y mucha interacción entre las comunidades vecinas, en este caso incluyendo una banda de Cantabria. En el festi nadie es más que nadie, no hay un cabeza de cartel con letras gigantescas, y bandas “emergentes” en letra minúscula, si no unas cuantas buenas propuestas que ofrecen su espectáculo en igualdad de condiciones.
Al igual que año pasado comenzaron por las bandas más rockeras, dejando las dos bandas metaleras para cerrar la noche, abriendo el festi los locales Hammercross con cuatro discos y uno a punto ya a sus espaldas y un rock pesadote y un poco sucio, con tintes de Motör y algo de QOTSA entre otros, muy al gusto de la peña del Vidiago. Dieron un buen bolo, perfecto para ir abriendo boca y por lo que vi triunfaron bastante en la zona del merch, así que se ve que al personal le gustaron bastante. Yo no he conseguido sacarme el riffazo de Pesadilla de la cabeza en las dos últimas semanas.
Es guapísimo confiar en el criterio de los amigos, y saber que aunque de primeras no conozcas todos los nombres, seguro que las bandas que hay detrás van a molar. Fue el caso de Elephant Riders, que nos llamaron mucho la atención al empezar a investigar, especialmente su último EP Risen, con un sonido tremendamente aplastante al borde de la frontera en la que el rock comienza a ser metal. Como preveíamos nos pasaron por encima con su directo. Hemos estado hablando con ellos para intentar que en algún momento del futuro puedan repetir por esta zona en alguna sala pequeña, seguro que las paredes van a reventar.
The Black Wizards son un grupo del que ya teníamos noticias, porque en su momento estaban entre los favoritos de algunos de nuestros amigos de The Musicall. Hacen un rock muy psicodélico y setentero que en algunos pasajes me recordaba a Jefferson Airplane, y en otros me parecía que tenía cierto toque de Occult Rock, tal vez todo ello por la tesitura de la voz de Joana Brito. Muy envolventes, de esos grupos que ganan cuanto más metido estás en su música, y aun más si les ves fumando yerba y a través de un caleidoscopio. Me pareció curioso ver que la formación de trío incluye dos guitarras de afinación baja, pero ningún bajo propiamente dicho. En pocos días verá la luz su nuevo álbum Reflections, del que ya hay un adelanto de Bandcamp.
Con Sex Museum no cabía esperar decepción alguna. Son una banda a la que seguimos desde casi el principio. De estas que no te pones en casa todo el rato, pero que sabes que son infalibles si te les cruzas en directo. Me puse a pensar que hace ya casi dos décadas desde su mítica actuación en el Bike Rock y el estómago se me hizo un ocho. Siguen a puto fuego, cada vez más enormes. Una de las bandas con más carretera de este país, y por tanto absolutamente inquebrantables, con una actitud, coherencia, y fluidez a la hora de hilar el bolo que está a la altura de muy pocos. Jugaron con nosotros haciendo un Mashup entre Beasty Boys y Deep Purple, se cascaron un cover de Paralisis Permanente, nos dieron rock, funk, ácidos momentos casi disco e intensidad cercana al metal. Hacen lo que les da la gana, y el público se volvió loco con cada uno de sus éxitos que nunca fueron. Como anécdota hay que contar que al parecer al cargar la furgo se olvidaron del órgano de Marta, pero por suerte consiguieron encontrarle sustituto a tiempo.
A partir de ese momento empezaba la metalada con Trallery, y aunque esta forma de organizar el cartel siempre hace que una pequeña parte se retire, los que quedamos lo dimos con muchísima más fuerza. Para todos era un concierto especial y un poco inaudito, ya que Humberto había contado a través de las redes, un par de días antes, que su médico le había aconsejado no cantar. Ante la tesitura de tener que suspender el concierto decidieron contar con su amigo Tolo Juan de la extinta (por desgracia) banda Nuckin’ Futs. Todos teníamos bastante curiosidad y algo de decepción y miedo de que el concierto fuese un fiasco. Los que conocíamos Nuckin’ no teníamos ninguna duda de la capacidad de su vocalista, pero era una situación muy extraña ver a una banda con el vocalista de otra. Tal y como nos confesaban Trallery después del bolo sabían que tenía que ser él o suspender el concierto. Se aprendió el repertorio más una versión del Domination de Pantera en un tiempo record, y aunque tuvimos cierta pena de no poder ver a Humberto al frente como de costumbre, también sentimos la alegría de haber sido partícipes de algo muy especial e irrepetible. Si esperáis un veredicto os diré, que a pesar de la extremada complicación de la velada, se llevaron su habitual sobresaliente sin ningún problema.
A las dos y pico sobre las tablas nuestros colegas Torrelaveguenses, Voltaje Cadaver. Sabíamos que no se iban a achicar al tener que cerrar un escenario que había visto pasar tanto talento a lo largo del día, y así fue. Nos golpearon con fuerza con los temas de su primer álbum y presentaron al menos dos temas nuevos, que yo recuerde. Uno de ellos lleva el título de Serpientes y ha dado lugar, por cierto, a una nueva línea de camisetas que presentaron también en el Vidiago. Espero que se decidan a entrar a grabar bien pronto, porque en el Vidiago volvieron a demostrar que están enormes, y que si consiguen darle con un poco de continuidad no va a haber quien pueda pararles.
Además de todo esto, la gente de la Asociación Cultural Vidiago Rock tuvo a bien entregar su premio anual por la difusión de la cultura rock en el oriente asturiano a nuestro humilde programa de radio y web. Supongo que sois conscientes de la inmensa alegría que es para nosotros tener el reconocimiento de gente cuyo trabajo admiramos y en los que nos hemos fijado en tantas ocasiones para poder crecer un poco en los eventos que organizamos. Para nosotros esa placa, que estará a partir de ahora en nuestro local, no sólo fue la guinda a una gran noche, si no un paso más en el hermanamiento de nuestras dos asociaciones, y el inicio de muchos nuevos proyectos que esperamos poder afrontar junto a ellos.