La vida del músico es impredecible, por lo que se atrasaba el concierto hora y media de lo confirmado en el cartel porque lo de estar en dos lugares distintos a la misma hora es algo que ni Bardal puede hacer. Todavía. Porque si algo nos ha quedado claro el Sábado a todos los asistentes al show es que a este chico no hay nada que lo frene.
La hiperactividad, el descaro y ese buen rollo que le caracteriza siempre le convierten en un animal que se come el escenario a bocaditos. Dicho esto…
Comenzaba la noche de presentación del cartel de San Migueluko Rock 2019, que tendrá lugar en el Barrio de La Aldea a finales de Septiembre,, con la actuación de BARDAL y DJ SARU. ¿Dj Saru? Que no es otra que nuestra Sara, sí, esa que ha estado recibiendo aplausos toda la noche. ¡Un aplauso para Sara!. Bardal comenzaba dejándose arrullar por el “viento salvaje”, una buena forma de desperezarse y calentar motores antes de continuar con Jesucristo García, una cover de Extremoduro, así para demostrarnos que no hay quien le pare después de firmar la fecha de su muerte con Satán y que no necesitaba nada más que ser él mismo, en estado puro, para convencernos de que aquella noche íbamos a enloquecer..
Como no sabía qué tocar después, ya que su repertorio se basa en la improvisación y lo que le pida la gente, se marcó una vieja canción de los Estopa, ya que al público le pedía el cuerpo una rumbita, antes de caminar entre el límite del bien y del mal evocando a La Frontera. No importaron las cuerdas de guitarra rotas, él entonó eso de “He pasado mil años viendo cómo mi madre trabajaba y llegaba a casa siempre tarde…” y el respetable le acompañó a las voces para que se sintiera arropado, una de las ventajas de tocar en casa. Resplandeció con El Dorado de Revolver como nadie. Tras los líos con las Lauras y las Martas, los amores de fin de semana y las giras sin pijama como buen estrella del shock, Victor quiso jugar un poco a ser el heavy Malo marcándose este antiguo temazo de los grandes Barón Rojo, que a los que ya tenemos una edad nos encantó. Elevamos todos juntos la voz y las cervezas para buscar el siguiente escalón y así poder dejar de lado la vereda de la puerta de atrás y permitir que se nos escapasen de entre los dedos esas flores que vuelan y nos marcan el camino.
Gritamos y entre sonrisas y palmas nos dejamos abrazar por el aire de la calle volviéndonos unos Delincuentes, y con la compañía del gran Sete (guitarra de Cantaebria y batería de Sinbat) al cajón nuestro Victor se convirtió en una Ameba antes de ponerse nostálgico y romántico con Palabras para Julia de Los Suaves, con la que muchos regresamos a nuestra adolescencia. Su colega Nacho se unió a Victor tocando juntos Modern Times de The White Buffalo.. Como broche final a la noche, Bardal se despidió con un popurrí de estrofas de distintas canciones del pop/rock nacional para dar su propia vuelta al mundo y con la coreada Corazón de Mimbre de los Marea que siempre nos provoca un pellizquito en el corazón de tanto coser “te quieros” en un papel y zurzir las heridas de las noches mal dormidas. Acabamos sulfatando con sudor las flores de colores y sin espinas para irnos sonriendo con lo puesto por la puerta del balcón hacia un nuevo amanecer.
Y no podiamos marcharnos sin cantar y grabar el temazo “Me pica un ojo” que va de un manco que se busca novia para que le arrasque. Porque sino…pobrecillo ¿no?. Gracias a Bardal por una noche estupenda que acabó de la mejor manera con la actuación posterior de DJ SARU. Impagable el momento Raphael. “¡¡¡¡ Qué pasarááá, qué misterios habrá, puede ser mi gran nocheeeeeeeee !!!!”.
Crónica, fotos y vídeo: Rebeka Bañuelos.