Se han escrito muchos libros sobre la paternidad, pero ninguno como este. Mediante una fusión entre relato autobiográfico, ciencia-ficción, mitomanía galopante, humor referencial, panfleto de autoayuda y mucha simpatía, el autor nos relata el cambio que sufre su vida como artista subcultural de éxito al nacer su primera hija.
El orden se convierte en caos. Falta tiempo para todo. Los plazos de entrega del trabajo acechan como Destructores Imperiales. Ya es imposible asistir al estreno de una película o ver entero un capítulo de cualquier serie de televisión. Para no depertar al bebé, los niveles a partir del 4 han desaparecido en el volumen de la cadena musical, y no os imagináis lo horroroso que es escuchar un concierto de AC/DC entre susurrros o condenado a recluirse entre auriculares.
Y a pesar de padecer continuamente el síndrome “vamos a necesitar un barco más grande”, criar pequeños godzillas sigue siendo lo mejor que le ha podido pasar a algunas personas que, además, escriben sobre ello con resultados sorprendentes.