A punto de rematar el mes de septiembre y nuevamente iríamos más allá de la frontera, más allá del río Deva, hasta tierras asturianas, en esta ocasión, para disfrutar de una de las voces que más me han sorprendido, en los últimos años dentro del rock urbano nacional, como es la de Danny Caravan y sus WHISKY CARAVAN. El lugar elegido sería la sala Memphis de Gijón.
Escoger un lugar como ese, teniendo el mar Cantábrico como testigo, sería la mejor combinación, un marco incomparable, que crearía la atmósfera perfecta para disfrutar de sus canciones. Whisky Caravan se forma en 2010 en Madrid, como válvula de escape de Danny , su voz y compositor, en una época en la que estaba sumido en un infierno emocional. En 2012 lanzan su primer EP titulado «Nadie tiene corazón», obteniendo el primer premio del programa de radio y revista digital Garridorock, al “mejor grupo sin banda”. En septiembre de 2014 publican su primer LP «Donde Ella Duerme», la 1ª edición se agota rápidamente. Tras ello, la banda ficha por Rock Estatal Records, que reedita dicho disco con algunos temas extras en diciembre de 2014. Con ese mismo disco consigue un sold out en la sala Boite de Madrid. En 2016 publican su segundo LP titulado «Lo que nunca Encontraré» y finalmente en 2018 sale a la luz su tercer y último LP hasta la fecha «La Guerra contra el Resto», que cuenta en la producción con el gran Dani Alcober en los Estudios Revi, conocido por estar detrás de discos míticos como el «Devil came to me» de Dover, entre otros.
La banda la componen: Danny Caravan (voz y acústicos); Víctor Fraile (guitarra y coros); Marcos Martínez (Batería); Jorge Sidera “lucky” (bajo) y Alberto Martínez (guitarra). Para el concierto de esta noche, contarían al bajo, de manera puntual, de Josete Blanco de la banda Widow Makers.
Para el que no los conozca, sumergirse en sus canciones, es un viaje intimista que se aferra a tus sentimientos hasta penetrar en lo más profundo de tu alma, siendo muy difícil escapar. La imagen ideal sería, con el citado Mar Cantábrico, mirando al horizonte donde el viento acaricia tu cara y la rabia contenida va consumiendo cada cm de tu piel, así comenzarían su descarga sobre las 22:25 hrs., con el tema que da nombre al último disco “La guerra contra el resto”, tras unos latidos que caen como mazas sobre nuestros hombros. Las guitarras enérgicas hacen su aparición y tras ellas llega la voz de nuestro guía, Danny que entra sin avisar, directamente toma el control de tus sentimientos y te arrastra a su terreno: «(…) Sólo intento enredar un poco más los cables, andar por la cornisa de tus castillos en el aire, agárrame y no me sueltes… (…) Te miro y pienso cuanto te echaré de menos, estamos solos en la guerra contra el resto (…)». A continuación, sin tiempo para reaccionar, nos vimos atrapados , a penas podíamos distinguirnos unos de los otros, una espesa bruma rodeaba todo, cuando sonaban las guitarras del tema “Días de Niebla” del disco anterior «Lo Que Nunca encontraré», sumidos en la nube de la duda, buscando lo que nunca encontraremos, donde todo es efímero: «(…) la vida es sólo arena (…)», muy bien acompañados por los coros del público que empezaba a desperezarse y a dejarse notar. Como ya no teníamos miedo al vértigo, dimos otro salto al pasado, con el tema “Volver”, del primer disco «Dónde Ella duerme», uno de mis preferidos de la noche, un tema cargado de energía con grandes guitarrazos que me recuerdan a la fuerza de Gritando en silencio, la voz de Danny, suena especialmente intensa, intentando dejar, una vez más, el pasado atrás.
Invitándonos a acompañarles en su viaje, llegaría otro tema vitalista como sería “Tu pequeña luz” del último disco, con guitarras muy enérgicas y la una potente línea de bajo y batería, con otra emotiva historia del recuerdo: «(…) Fuimos estatuas de sal que se empezaron a desvanecer en el invierno de nunca jamás. (…)».
Aprovecharían el momento para presentarnos al bajista que les acompañaba esa noche “Josete”, para afrontar un medio tiempo con rollo sureño, con el tema “Si vas a disparar”, que me trae a la cabeza a nuestros paisanos Carburo, presentando nuestro corazón en bandeja, en el centro de la diana: «(…) si vas a disparar apunta al corazón, si esto ya no te sirve, esto ya no funciona, llévatelo … (…)». Bonitos solos de guitarra acompañan a la emotiva voz de Danny. Continuaríamos el viaje hacia nuestros anhelos con el tema “Agujas a un reloj” del segundo LP, en el que soñamos por una noche de pasión que no tuviera final, acompañando por las palmas del público, siendo muy coreado por los allí presentes, dando un punto de positividad, traducida en una sonrisa. Regresaríamos al último disco con el tema “Más de alguna vez” , con un sonido vitalista y con un punto rockabilly que incita a mover los pies, muy entretenida. Nos agradecen la asistencia y nos invitan a visitar su puesto de merchand, continuarían así con un repertorio de unas quince canciones, en las que las emociones seguirían a flor de piel, como en el tema “Aviones” , en el que las revoluciones bajan, pero la intensidad emocional aumentaría exponencialmente, donde el vértigo desde las alturas condiciona nuestra existencia: «(…) desde lo alto de la ciudad vimos aviones pasar, me preguntaba si tengo miedo a volar, vimos nuestro mundo arder, soñamos con escapar y nos juramos que nadie nos va a encontrar (…)». Tras pedir unas cervezas para pasar mejor el caluroso recibimiento de la noche gijonesa, seguiríamos descendiendo en nuestro viaje de sentimientos, con el tema “Las últimas piezas”, que transmite mucha emoción gracias a la voz de Danny, y las guitarras, especialmente intensos en pasajes finales: «(…) Cúrame la invencible tristeza, no soporto este frío polar, dime como se ahuyenta (…) puedo ver a través de ti caer mis últimas piezas (…).»
Danny nos pregunta si ya queremos terminar, recibiendo un rotundo -¡¡Nooo!!- por parte de los asistentes. Decidir cuándo es el final, una norma básica de la libertad, para dar paso al tema “Genie” , un tema muy emotivo y enérgico, inspirado en una terrible historia de maltrato infantil de los años 70´s, donde una niña de 13 años fue liberada, del cautiverio al que le habían sometido sus propios padres confinándola en su habitación. Al parecer la niña nació con una dislocación de cadera congénita y tuvo un desarrollo tardío de sus capacidades psicológicas, por lo que “para protegerla del mundo”, sus padres decidieron apartarla de él. Musicalmente es un temazo, con una fuerza tremenda que acumula rabia contenida en cada nota, con grandes guitarrazos, que te hacen sentir a ti mismo, los propios golpes que su padre la propiciaba cada vez que pronunciaba una palabra, de la escasa veintena que acertaba a pronunciar y los pasajes de angustia, intentando liberase. «(…) Ella quiere tener alas. Puede ver la vida con forma de espiral; Dibujarla desde dentro; Y decidir cuando acabar (…) Manchas rojas en la almohada; Sus lagrimas gritan piedad; Genie es la vela que tiembla; En el medio del vendaval; Pero dios no nos da alas; Puede ver la vida; Con forma de espiral; Dibujarla desde dentro;
Y decidir cuando acabar (…).» .
Nos indicaban que este era el primer bolo después del verano, y que esperaban cumplir con las expectativas, para afrontar otra parada en los mundos de las emociones, con el tema “Vidas de un solo tren” , con capas muy intensas, donde Danny nos lleva directamente a una vía muerta. «(…) El único habitante de mi soy yo (…)»
Aumentarían la intensidad con el tema “Escombros” del primer disco, con un toque sureño muy enérgico gracias a las guitarras. La voz de Danny crece y se apodera de la sala de una manera extraordinaria, sin duda una de mis canciones preferidas. Perfecto para ser incluido en cualquier locura del amigo Tarantino. Invitándonos a vernos en la barra tras el concierto, continuarían con otro tema enérgico como sería “A salvo del Dolor” , del segundo disco, donde destaca la contundente línea de bajo y batería, atrapados para siempre, a salvo en el dolor. Tras agradecernos la presencia, y comentarnos que estaban encantados de su primera visita a Gijón, entrabamos en la recta final del concierto con el temazo “Aquí y ahora” ( ), el que sería el primer single de su segundo larga duración “Lo que nunca Contaré”. Tema muy enérgico y muy coreado por los allí presentes.
Nos presentarían a la banda y concluirían el concierto llevándonos a la deriva de nuestro océano de desolación con el tema “Naufragio” incluido en el último disco, el tema comienza con las guitarras distorsionadas, hasta que explota la melodía, «(…) cada noche regreso a esperarte dentro de mi barco hundido (…)», el tema perfecto teniendo el Mar Cantábrico como testigo. Concluiría así el conciertazo que se marcaron Whisky Caravan, dejándonos las emociones a flor de piel, con tantos y tantos estribillos, que no te sacas de la cabeza, con la voz de Danny como protagonista absoluto, gracias a su marcada personalidad. En alguna entrevista se sentía un poco molesto por la comparación constante a Búnbury, como suele pasar a muchas bandas cuando les recuerdan demasiado sus posibles influencias, pero creo que no hay que rasgarse las vestiduras, la realidad es que sobre todo en los primeros discos y en algunos fragmentos, sí que hay un parecido, aunque luego ha tomado su propia personalidad, un tono de voz peculiar con cierto eco, creo que Elvis mostraría ese camino, y que hoy en día, lo asimilaría, cada uno con sus matices propios, a grandes voces como Michael Poulsen (Volbeat), Morti o Carlos Escobedo; que para mí son de lo mejor a la hora de transmitir sentimientos dentro del rock.
Salí de la sala muy contento de haber disfrutado por fin de estos grandes en directo, la buena prensa que han conseguido hasta la fecha la tienen totalmente merecida, estoy seguro que llegarán lejos porque calidad tienen de sobra. Si necesitas sumergirte en la oscuridad de tus sentimientos, ellos son la respuesta. En cuanto a la sala Memphis, en mi caso la primera vez que la visitaba, magnífico local de tamaño medio, perfecto para disfrutar de conciertos y buen trato. La visión del escenario es perfecta, aunque tiene una columna al lado izquierdo, pero que está bastante alejada del campo de visión, por lo que no interfiere para nada, seguro que repetiremos, porque estuvimos como en casa, además que tengo un cariño especial a Gijón, precisamente hablando de emociones, ya que ocupó una parte importante de mi historia emocional.
Crónica: John Man.
Fotos: Maya C.Cañestro.