Llevamos unas semanas planteando la lucha necesaria para apuntalar la música en directo de pequeño formato en la ciudad de Torrelavega. Una ciudad que tiende a morir con cada comercio, garito, restaurante, etc. que baja por última vez su persiana. La oferta cultural es esencial, y los bares son el hábitat natural en la que se curten multitud de artistas y donde realmente subsisten. En el último año vuelve a latir un poco la urbe, y solo falta apretar para que disfrutemos de una ordenanza facilitadora que permita a hosteleros, artistas y ciudadanos disfrutar de una escena de ocio compatible con el respeto al vecindario.
Dicho esto, para la noche del sábado nos acercamos al Groez de Torrelavega para una sesión doble de rock que combinaba a una banda de estreno, con otra de las veteranas de la región. Una ocasión perfecta para mover nuestros culos por la noche de la ciudad.
Para abrir la lata, partían los locales Stone House Syndicate. Se estrenaban en directo casi a la vez que su nueva denominación, tras abandonar su nombre en prácticas “Los Rufianes” (Sic!). Pese al debut, no son precisamente unos novatos, con gente procedente de emblemáticas bandas de la escena local como King Size Co., 400 Golpes, La Chica y La Grande, Firebirds… un amplio currículum conjunto que les ha permitido un primer bolo con una soltura más que notable.
Si bien si se les veía un poco nerviosos de inicio, quizá en parte porque las pruebas de sonido se extendieron a la hora de inicio prevista, ya con público rondando por allí, todo quedó superado según sonaron los primeros acordes. Pura energía rockera con un poco de rabia punk que, entre comentarios, creo que hemos podido acordar como una mezcla entre Velvet Revolver y The Stooges. La influencia de Slash en las guitarras de Fer y Pirata son evidentes, especialmente presentes en los primeros temas ‘Marrakech’ y ‘Brick Water’, si bien el conjunto del grupo da unas pinceladas de rock clásico que les otorga una personalidad propia que, según avanza el concierto, va siendo más patente, especialmente en ‘4 Money’, abriendo con un envolvente slide y cerrando con todo el “sindicato de la casa de piedra” a tope. Para terminar el concierto, tiraron de clásicazo regalando el ‘Communication Breakdown’ de Led Zeppelin finiquitando por todo lo alto.
Tras ellos llegaba el turno de Los Tupper, cuyo estreno en directo ya pueden presumir de haberlo dejado muy atrás. Su concierto empezó con poco público debido a los que todavía remoloneaban por el exterior haciendo tiempo durante el cambio de escenario, pero según se dejaron oír, la sala se fue llenando gradualmente de gente que casi inmediatamente se dejaba llevar por su rock de temas hipnóticos y bailables.
Hacen apología del sonido retro, con coña incluida de Raúl Real que, tras percatarse del efecto de reverberación en su voz, pidió que se lo quitaran bromeando con el parecido a Melopea. Viendo el concierto pasas por fases en las que se te viene a la cabeza los Stones, en gran parte por el genial tono de la guitarra de Manu Gastado (y su cierto parecido a un rejuvenecido Ronnie Wood), que fue dando alternativa a la voz principal de Raúl. En otros momentos, entre otras evocaciones, sugieren también a The Doors, como en ‘Fool On The Ground’, acompañados por el toque siempre personal que aporta el teclado de Pepe Terán a todas las bandas en las que participa.
Consiguieron meter el ritmo en el cuerpo de los presentes hasta el punto de ser requeridos para continuar unos cuantos temas más allá del anuncio de que el concierto iba a ir finalizando.
Tras esta buena ración de música en directo, nos fuimos a celebrarlo tomando unas cervezas por la noche torrelaveguense, que bien necesitada está de ofertas como estás que nos muevan del sofá sin tener que cambiar de ciudad.
Crónica: Juanma Pinto.