Corría el año 69 cuando….. no en serio, Bryan Adams me marcó considerablemente en su momento, ya que gracias a la MTV conocí una barbaridad de músicos entre los que estaba él, y su mítico concierto “Unplugged” (cómo echo de menos ese tipo de programas musicales de bandas actuales), disco que aún tengo en casa como oro en paño.
Hace muchos años que tenía asumido que junto con Prince, Michael Jackson, Cher y Elton John, sería de esos artistas que no vería en la p*** vida, hasta que hace unos meses ¡ví anunciado la gira de “Shine a light”!. Sin pensar en el precio (nada desorbitado), saqué emocionadísima la entrada para el martes 10 de diciembre en el BEC (otro sitio en el que aún no había visto ningún concierto). Bryan Guy Adams tiene sesenta primaveras a las espaldas y andaba yo en la barriga de mi madre (1983) cuando sacó el disco donde empezó a darse a conocer “Cuts like a knife”. De ese disco me gusta especialmente “I’m ready”, en acústico, que es como considero que el cantante está en su salsa. En cosa de cinco años dio uno de los conciertos más legendarios del artista, que fue grabado en vídeo, como fue el Live! Live! Live! (más claro agua) en Bélgica, vídeo que habremos visto casi todos alguna vez en nuestra vida. En los 90’s colaboró en uno de los espectáculos musicales más importantes de todos los tiempos, como fue el “The Wall live” de Roger Waters en Berlín. Un año después sacó “Waking Up The Neighbours” donde estaba la famosa canción “Everyting I do” de la banda sonora de Robin Hood, y una de mis canciones favoritas de todos los tiempos “Can’t stop this thing we started” (por favor, que la toquen)… Ha cantado con Pavarotti, con Sting, ha compuesto canciones para Michael Jackson, Amy Winehouse, para bandas sonoras de películas, ha colaborado en “The X Factor” (Eso tengo que buscarlo), es fotógrafo, activista animalista y hasta tiene su propia asociación Bryan Adams Fundations, para intentar mejorar las vidas de las familias asiáticas perjudicadas por el terrible tsunami del 2004. ¿Cómo no le vamos a querer?.
Bueno, después de la parrafada de biografía, ¡llegó el día del concierto!. El mismo día ví en una noticia del ABC, algo que “trastocó” un poco la emoción que tenía por el concierto de ese día (teniendo en cuenta que Bryan Adams también es fotógrafo). Se trataba de las exigencias del artista respecto a la forma de trabajar de los fotógrafos que cubrirían el evento, entre las que estaba la obligación de enviar las fotografías realizadas a los organizadores del evento, para que éstos diesen el visto bueno al material. También estaba la prohibición de realizar fotografías de primer plano del artista, todas las fotografías deberían ser de rodillas hacia arriba. Tampoco pueden recortar, modificar ni publicar, ninguna fotografía que no haya sido aprobada por el equipo de Adams. Aunque sepa que estas cosas pasan, me dio un bajón considerable, ya que en mi opinión se trata de un tipo de censura y menosprecio hacia el trabajo de los medios, específicamente en este caso de los fotógrafos, los cuales son imprescindibles en la trayectoria de un músico. Sería curioso ver qué ocurriría si todos ellos se hubiesen negado a pasar por ese filtro.
Pero como en esta vida creo que hay que separar la forma de ser/actuar de un artista / equipo con su trabajo, iba a disfrutar del conciertazo que se iba a marcar Adams y Cía. Digo conciertazo antes de contarlo, porque el artista tiene 60 años y muchas veces no sabes lo que te puedes encontrar el día del concierto, pero viendo vídeos más o menos “recientes” de la banda, siguen en plena forma. Nunca había estado en el BEC y la verdad es que tiene un tamaño perfecto, estés en las gradas, o en la pista. El concierto estaba programado para las 21:00 hrs. sin teloneros, y con un ligero retraso de 20 minutos, pudimos ver las curradísimas imágenes que proyectaron en la pantalla grande, junto con la imagen de Adams, portada de su disco “Shine a Light” (lado izquierdo del artista, dicen que el derecho no le mola). Para los “musiqueros”, el sonido fue soberbio, una auténtica delicia poder escuchar de esa forma a cada uno de los cinco músicos que estaban en el escenario, a pocos conciertos de bandas grandes habré asistido en el que el sonido sea tan claro, tan bonito y elegante. Además Adams no ha perdido nada de voz, está completísimamente en forma y pudimos verle muy, muy, pero que muy comunicativo con el público, dedicando varias canciones en acústico al público de las primeras filas (Momentos muy divertidos como el del cantante intentando decir “Íñigo”). Dos horas de concierto completísimo, nos lo dieron todo, tanto en actitud, como en repertorio, las baladas de toda la vida como dijo Adams “románticas”, las rockeras (Me volví loquísima con “The Summer of 69”, además de varios temas de su último trabajo. Adams´ team nos ha hecho bailar, nos ha hecho reír mucho, nos ha emocionado y ha hecho que me doliesen las manos de tanto aplaudir. Un pasadón también las luces del evento que por un lado era un montaje “sencillo” pero súper bonito, tanto las luminarias superiores que formaban hileras, como la iluminación de cada músico, mucho curro y mimo había ahí.
¡Qué bien, coño!. Ir al concierto de una de las bandas de tu vida, y que sea uno de los mejores conciertos que has visto jamás y no un “bueno, para los años que tienen es digno”. Además con una entrada a un precio más que adecuado para un artista internacional con esa trayectoria. Así sí. ͏
NOTA: Hemos considerado publicar estas imágenes de “otro Brian”, en solidaridad con los fotógrafos que no han podido realizar las fotografías que les hubiese gustado.
Crónica: Álex Kennedy.