Dejando atrás la semana de oscuridad del Madrid is the Dark de este año, donde pudimos disfrutar de grandes bolazos de bandas clásicas como Paradise Lost o mis queridos The Gathering, aunque fuera sin Anneke, entre otros descubrimientos. El cuerpo me pedía un contrapunto de heavy y power metal para equilibrar las energías interiores. Para dicho propósito, mirar hacia tierras vascas es siempre una de las mejores opciones. Habiendo una cita ineludible en el calendario como era el estreno del nuevo disco de NOCTURNIA, que para la ocasión se acompañaron de los grandes SARATOGA. La ubicación elegida sería un lugar privilegiado, la Sala DOKA de Donosti, con el Mar Cantábrico de fondo, la épica estaba garantizada.
Los primeros en ocupar el escenario serían NOCTURNIA. Con el grato recuerdo que me dejaron la primera vez que les vi, en la edición de 2018 del Bodega Rock en Hornillos de Eresma (Valladolid), en el que nos cruzamos en el camino por puro azar, ya que acudieron al festival a última hora, sustituyendo a Sylvania, acabarían siendo uno de los descubrimientos de aquel año, así que tenía muchas ganas de volver a verles en vivo.
Para el que no los conozca, la banda se forma en Toledo en 2001, con el power metal melódico en sus raíces, esconde entre sus filas a una fiera enjaulada, que de vez en cuando suelta un buen zarpazo como es César Arroyo (ex-DULCAMARA) al bajo, haciendo lo propio con los guturales. Tienen publicados 6 discos y un EP homónimo de 2004. Su último larga duración se titula «La Tempestad», que refleja de alguna manera, la reciente situación de inestabilidad de la banda, ya que los dos guitarristas fundadores Roberto Moreno y Salvador González, abandonan la formación, siendo este último larga duración su despedida, así mencionado en los créditos del disco. Este trabajo contó con la producción de Alberto Rionda y se grabó en su estudio Sanctuarium entre los meses de diciembre de 2018 y enero de 2019, publicándose en septiembre de este 2019. Como ya ocurrió en el pasado, Nocturnia ha sabido sobreponerse a las adversidades, recordando el episodio con su segundo cantante Rafael Carpena, conocido hoy como “Rafa Blas”, durante el periodo (2010 al 2013), que tuvo su momento de gloria al ganar el talent show “La voz” de 2012. Su salida supuso la llegada de Sÿmon a la banda. En la actualidad Nocturnia son: Sÿmon (voz); César Arroyo (bajo); Jose Roldán (batería) y José Gómez-Sellés (teclados). Uniéndose al proyecto dos nuevos guitarristas: Javier Villanueva (Easy rider) y Manuel García de Acilu (Death & Legacy), siendo José Roldán el único miembro fundador que queda.
Para la presentación de su nuevo disco, se han embarcado en una gira acompañarán a una de las grandes bandas del heavy nacional como son Saratoga, una de esas citas es la que tenían reservada para nosotros en la sala Doka de Donosti. Sobre las 20:30 hrs. puntuales al máximo, nuestro amigo Txuxty estaría encantado, comenzaríamos el viaje con el tema que abre el último disco “Siempre un lugar”, un tema que comienza con una contundente línea de bajo y batería que, nos prepara para elevarnos, la estrella Polar nos guiaría, no habrá dolor, seguiremos adelante sin mirar atrás. La melodía es muy buena con la voz de Sÿmon espectacular, siendo uno de los mejores temas del disco. Los guitarras nuevos, dejan sus primeras señas de calidad con los solos. Tras los primeros aplausos, saltaríamos al temazo “Sin olvidar quien eres” de su disco anterior «Tierra de Cobardes» (2016), en el que pidieron palmas, al instante subimos a las nubes, nuevamente los solos y desarrollos muy buenos. Un tema, que resume a la perfección el sonido actual de Nocturnia, power melódico con gran presencia de los teclados, con la gran voz de Sÿmon dando el punto melódico pero sin llegar a los agudos, con el contrapunto en momentos concretos de las garras de Cesar Arroyo con los guturales. El tema es un chute de energía, que nos motiva a resurgir de las cenizas y nunca perder nuestra esencia, ser nosotros mismos, pase lo que pase, el tiempo y la vida tienen su propia manera de jugar la partida.
No abandonaríamos el disco anterior con otro de sus temazos “Baraka”, buscando la eternidad, con un potente bajo y batería, con un Sÿmon que suena pletórico, provocando muchos puños en alto, acompañando la canción. Grandes solos de los guitarras. Nos agradecen la asistencia y continúan con un repertorio de una diez canciones, repasando sus diferentes discos, destacando temas en los que el mano a mano entre Sÿmon y César son protagonistas con su rol bella/bestia, como son el tema que da título al último disco “La Tempestad” o sobretodo “Héroes de Bronce” en el que César apareció con una capucha con corte siniestro espectacular, como lo fue su voz que está en plena forma, sin duda el temazo del disco y de la noche, combinado con una base coral gracias a los teclados acompañando toda la historia. Sÿmon le daría su réplica con unos registros más cercanos al metal melódico. La verdad que todos gozamos este tema, con una puesta en escena espectacular. La épica tampoco perdería sus espacio en temas como “Negro sentimiento” o “Hijos de la derrota” ( ), este último lleno de velocidad, con el drama de los refugiados en la letra, llenaron nuestro pulmones y los de toda la sala, coreando el tema junto a Sÿmon: «(…) Recorrería el universo por escapar de aquí. Muriendo por salir huyendo (…)» .
Tampoco faltarían sus himnos: “Alza los puños” del disco anterior y “En busca del tiempo” del cuarto disco, «Sin Retorno» (2012). Terminarían el concierto con el tema “Cenizas” del último disco, un tema que tiene una vuelta de tuerca al sonido del disco, al incorporar sonidos de electrónica, con un mano a mano Sÿmon César espectacular, sin que las guitarras pierdan un ápice de su fuerza.
Completarían así una hora de concierto, que tal vez se quedó un poco corta, pero aun así fue muy intensa, permitiéndonos disfrutar de un gran bolazo de Nocturnia. Los cambios en la formación parece que se han asentado a la perfección, mostrando su gran calidad. La evolución de estos años de Nocturnia es muy buena, alcanzando un punto de madurez, asentando las raíces de su sonido, de sus señas de identidad, dentro de un estilo, en el que muchas veces las bandas suenan muy similares unas a las otras, es importante encontrar el contrapunto, que te distinga de los demás, ahí es donde la aportación de César con los guturales ha sido primordial, junto al tono de voz de Sÿmon, con una gran personalidad. Todo ello perfectamente plasmado en su último disco «La Tempestad», sin duda uno de los discos del año dentro del metal nacional de este 2019. Espero que pronto los podamos volver a ver y con un poco de suerte los traigan por Cantabria. Tras el concierto, nos invitaron a visitar su puesto de merchan y a conversar con ellos o hacerse fotos, demostrando que son gente muy cercana y luchadora.
Tras un cambio de bártulos de unos 30 minutos, llegaría el momento de los cabezas de cartel SARATOGA, banda madrileña creada en 1992 por Jero Ramiro (guitarra) que venía de Ñu y Niko Del Hierro (bajo) de Barón Rojo, a los que dejando atrás las primeras maquetas, se les unió Fortu (voz) de Obús y Joaquín Arellano “El Niño” (batería) de Muro. Con esos mimbres se vaticinaba un gran superproyecto que de alguna manera buscaba ser una evolución a la esencia de todas esas bandas, sin duda las más grandes del metal español, los pioneros de esos sonidos, que formarían parte de la bso de tantos de nosotros. En esa medida se publican los dos primeros discos «Saratoga» (1995) de canciones propias y «Tributo» (1996), una revisión de clásicos de la época. En ese momento Fortu deja la banda y comezará el cambio de rumbo de la banda hacia el heavy metal más clásico, con un proceso de modernización del sonido acercándose al sonido de grandes bandas del metal europeo, marcado por el cambio de cantantes, comenzando por Gabi Boete (1997 .. 1998), con el que publican el mítico «Mi Ciudad» (1997), tras él, llegarían 10 años dorados de la banda con la presencia de Leo Jiménez “La Bestia” (1996 .. 2006) , sin duda una de las mejores voces que tenemos en el metal en castellano y por último, con el gran reto de cubrir el legado de Leo, llegaría Tete Novoa (2007) hasta la actualidad y sin duda, el alumno puede decir hoy en día que ha alcanzado al maestro. En todo ese tiempo han grabado unos 13 discos, siendo el último lanzado a finales del año pasado «Aeternum», tras 2 años de gira del disco anterior. En la actualidad Saratoga son: Niko del Hierro (bajo); Jero Ramiro (guitarra); Dani Pérez (batería) y Tete Novoa (voz).
Sobre las 21:00 hrs. también muy puntuales, el escenario de la Sala Doka de Donosti, comenzaría a arder, tras una intro con el sonido de un motor acelerando a punto de salir disparado con el tema “Una vez fuimos Héroes” del último disco con una fuerza y una velocidad impresionantes, que removería los cimientos de la sala y despertaría a cualquier despistado. Un tema que remueve los recuerdos de nuestro pasado reciente, con el primer amor de trasfondo, una época en que la calle era tuya y la amistad era el patrón, compartías un cigarro sin importar de quien era, pero todo eso terminó. Con la gente ya muy motivada llegó uno de sus clásicos “A Morir” incluido en su disco en estudio «Agotarás» (2002) y que también sirvió de título a su segundo álbum en directo publicado como DVD en 2003. Tete incitaría a todos a que le acompañaran coreando el tema, con un momento de sorpresa .cuando la sala se llenó de una lluvia tiras de espumillón dorado. Continuarían con un set de unas 13 canciones, centradas principalmente en sus grandes éxitos anteriores, incluyendo algunas pocas pinceladas del último disco como sería “Tres Ahorcados”, uno de los más cañeros del disco, con Tete demostrando su gran potencia vocal. Grandes guitarrazos de Jero y momentos épicos que te suben arriba. Uno de los fuertes de la banda son las espectaculares baladas que tienen en su repertorio, en las que aparte de la potencia vocal de Tete, quien siempre toma el protagonismo es Jero al simultanear su guitarra eléctrica con otra acústica sujetada a un soporte de pie, como así demostró en temas como “Lejos de ti”, “Si amaneciera” o “Acuérdate de mí”, siempre con el público muy entregado, usando los móviles como improvisados mecheros en el aire. ,
Tampoco se olvidaron de la épica con temazos como “No sufriré jamás por ti”, “Tras las rejas” o “Perro traidor”; para que sobrelleváramos mejor el exceso de polvorones, destacando su gran himno “Las Puertas del Cielo” de esa joya que fue «Agotarás» (2002), para mi uno de los grandes himnos del metal en castellano, poniendo letra a lo que significa para muchos de nosotros nuestra música: «(…) Sentir la libertad; Como un ave que regresa; Hacia su hogar; Buscar dentro de ti; Es poder darle a la vida otro color; Abriré las puertas del cielo; Arderé por ti; Quemaré con fuego tu hielo; Te daré la paz; Poder expresar el silencio; Que se escribe en un papel; Poder adivinar cuando; Simplemente debes de callar; Abriré las puertas del cielo; Arderé por ti Quemaré con fuego tu hielo; Te daré la paz. (…)»
Otros clásicos que no faltaron serían: «Vientos de guerra» con un Dani reventando la batería de una manera brutal, o “Como el Viento” con el que terminaron su hora y tres cuartos de concierto.
Gran concierto el que nos ofreció Saratoga, una banda que nunca defrauda, que ha sabido mantener su relevancia en el metal de este país. Sirviendo de puente entre las bandas clásicas de antaño como Barón Rojo, Obús, Muro, etc y los sonidos más actuales, consiguiendo para mí aunar lo mejor de ambos mundos. Pero en la otra orilla la luz es muy grande y el salto de calidad que está dando el metal de este país es muy grande y ahí aparecen bandas como Nocturnia, que nos demuestran que sí se puede, seguir luchando por la épica cantada en castellano, uniéndose a un puñado de bandas que están marcando un antes y un después en nuestra música como son Arenia, Débler o Sylvania, entre otras. En nuestra tierra tenemos como guías de ese cambio a Emboque, siendo ellos mismos por desgracia una joya de incalculable valor, que por desgracia no han tenido el reconocimiento que deberían en el resto del país. Por suerte el metal sigue vivo y disfrutar de bolazos como el de esa noche es un placer inigualable.
En cuanto la sala Doka, primera vez que la visitaba, tamaño medio, de las que gustan ya l que tienes a los músicos al alcance de la mano, con buen sonido y buena visión. Buen ambiente en general como siempre, encontrando a amigos de la gran familia del metal de Euskadi como María Granja o Mikel García, gracias por estar siempre al pie del cañón, seguro que repetiremos.
Crónica y fotos: John Man.