El problema es el monoteismo, me decía un amigo. Los dioses antiguos, bebían, se emborrachaban, se enamoraban, eran temperamentales, a veces eran bondadosos, y otras eran mezquinos, o simplemente unos gilipollas, depende de como tuvieran el día. Luego llegó el monoteismo y lo jodio todo, o blanco o negro un Ying y un Yang irreconciliables, que nunca pueden coexistir en un mismo ser. Y eso es lo que hemos heredado, cuando mueras tu biografía contará la historia de un héroe o la de un villano. Nadie puede permitirse ser una persona de verdad, capaz de ser genial solo a ratos. Pero la vida no es así, hay peña cojonuda que a veces la caga y gente de mierda que a veces acierta, y en medio toda una gama de grises, como Nina Simone, Axl Rose, Polanski, Charlton Heston, Rosalía, Salvador Dalí, Lars Von Trier, Sherpa, o el puto Marqués de Sade. Os dejo a vosotros hacer los juicios.
Si España es Idiota, a lo mejor Def Con Dos, también lo son un poco. La traducción de Gilipollas es Def Con Dos. No creo que nunca pretendiesen ser tus guías espirituales. Vale, estuvieron muy brillantes y acertados con algunos análisis, muchas veces fueron certeros al disparar, pero también escribieron Coprofagia, así que por tu propio bien te animo a hacer un análisis crítico y no tomarte al pie de la letra cada una de sus canciones. Puedes tener opiniones distintas, estar de acuerdo sólo en parte y todos esos valores arcaicos que parece que se están perdiendo en este mundo tan polarizado. Coincidir a 100% sólo con uno mismo, y casi nunca.
Así que sí, sobre la polémica de Stop Puritanismo, así como sobre los Tweets de Strawberry podemos tener opiniones un poco más complejas que un cero o un uno, podríamos incluso rechazar forntalmente una parte de lo que dice un ser humano y sin embargo estar del todo de acuerdo con otra parte, o admirar el trabajo de alguien pese a que detestemos su ideología. Nada es tan sencillo. No lo es, por cierto, todo el resto de cosas que pasan en el mundo, aunque no estén de moda los matices. Aunque Twitter nos obligue a elegir siempre entre metro o autobús.
Para su XXX aniversario, DCD, han preparado una ráfaga rápida, dura y a la encia, sopapos de tres minutos sin tiempo a que se te pase el dolor en la jeta entre uno y otro. Arremeten contra la Hoz y el Martini, los implantes de pelo en Turquía, los libros de todas las religiones, Forocoches o los Instagramers y los programas de cocina, con bastante humor y también mala baba, a veces aciertan de pleno y otras seguro que resbalan, eso es fijo, tan fijo como que el nivel de autocrítica y autocensura se ha multiplicado por 1.000 en estas tres décadas. Hasta que punto eso es bueno o malo, daría para un debate muy largo, que excede la intención de esta reseña.
Personalmente echo de menos los tiempos en los que las letras de Def Con Dos estaban tan repletas de referencias que tardabas años en descubrirlas todas, últimamente van más a la cara, o tal vez es que tampoco hacía ser falta llamar a Robert Langdom entonces, sólo que éramos adolescentes y cualquier guiño un poco rebuscado nos parecía un criptico galimatías porque no nos había dado tiempo a saber casi de nada, aunque creyesemos lo contrario.
Por lo demás el disco se escucha del tirón sin problema, y los temas se adaptarán al repertorio del que sigue siendo un gran directo (por lo que vimos en Torrelavega hace ya un par de años). Si tras la salida de Juanito Sangre primero y Peón Kurtz después, llegamos a dudar del futuro de Def Con Dos, Cesar Strawberry ha demostrado saber reencauzarlo y dar al grupo una madurez por la que muy poca gente hubiese apostado hace veinte años cuando se dispararon a la cabeza con el Dogmatofobia.