La princesa Anna, heredera al trono de un Estado europeo, se encuentra en Roma en visita oficial. Frustrada y cansada de sus obligaciones y de la soledad de la vida cortesana, decide escaparse de su embajada durante la noche y vivir la vida de un ser común y corriente, sin protocolos ni barreras sociales. El efecto retardado de un sedante administrado horas antes, hace que se duerma en un banco, donde Joe Bradley, un periodista estadounidense del “Servicio de Noticias Estadounidense”, la encuentra sin reconocerla. Pensando que está ebria, Joe la deja pasar la noche en su apartamento.
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