Josecho, mejor conocido, y cariñosamente llamado: L`Obelix por su fiel parecido con las viñetas de René Goscinny Y Albert Uderzo. Nacido en 1949 e iniciando su gran travesía en 1964. Cargando a sus espaldas, literalmente, una trayectoria de casi 60 años dedicados a la música en cuerpo y alma; ha grabado un sinfín de grandes éxitos detrás de bambalinas. Inexplicablemente, tras haber tenido esa larga y fascinante trayectoria, si ponemos su nombre en un buscador la información que se puede encontrar sobre él es bastante vaga, pese a formar parte importante de la música Española. Y es que como dice el dicho… detrás de una buena canción hay un gran bajista, y detrás de un gran bajista hay una gran persona.
NDR: Antes que nada, me intriga saber, en aquellos tiempos, cómo y por qué decidiste labrarte un trabajo en la música. España no es que fuese el sitio más adecuado para dedicarse al arte.
JOSECHO: “Desde muy pequeño me encantaba la música que escuchaba a mis vecinos, tenían un tocadiscos y música de Chet Hatkins, Elvis, Jazz, algo totalmente diferente a lo que generalmente escuchabas en las radios. Sentía que me gustaría ser músico y hacer aquellas músicas diferentes.
NDR: ¿Dónde y cómo fue tu periodo de formación y de qué manera te introdujiste al blues y el rock and roll?.
JOSECHO: “Aprendí a tocar la guitarra entrando en la tuna del Instituto Ximénez de Rada (Pamplona 1964) luego Conservatorio Pablo Sarasate y tuve el mejor maestro que podía tener, Eduardo Medina, bajista en la Orquesta de Televisión Española y acompañante del grupo de jazz de Pedro Iturralde. “Por la radio escuchando a Ray Charles en uno de los pocos programas que había decentes, en el cine en los primeros tiempos de Elvis”. Hoy día con internet tenemos acceso a una musicoteca casi infinita, si a mí me gusta un artista basta con solo poner su nombre en el buscador de internet y ya está. ¿Cómo descubrías artistas en aquel entonces?. “En los primeros programas de Discofilia pirateaban a las emisoras piratas y así conseguían música que aquí no llegaba; también en las casas de venta de discos hasta que te echaban por escuchar y no comprar. En Pamplona tuvimos la suerte que dos locos maravillosos abrieran el Disco Club 29 y traían la música de Inglaterra y Francia”.
NDR: En 1964 oficialmente la música era tu profesión. ¿Quisiste dedicarte desde el primer momento a las 4 cuerdas y al rock?.
JOSECHO: “Formamos un grupo que se llamó Héctor y los Troyanos para una actuación en el instituto. Yo no tocaba, era el cantante. De ahí algunos decidimos seguir y a mí siempre me había encantado el bajo así que con ayuda de mi tía Fermina compré uno. Según mi profesor si lograba tocar con aquel mástil, que más bien era un palo de escoba, podría con todo, así que le hice caso”. Por entonces se escuchaba música de los Shadows y sin saber porqué fue el bajo lo que me llamaba la atención, luego escuchando a Spencer Davis Group (mi banda favorita por aquellos tiempos) y algo más tarde a Vanilla Funge con mi amado Tim Bogert, luego vendría Jack Bruce (Cream), Chris Squire, Stanley Clarke y mi dios particular Jaco Pastorius”.
NDR: A tus diecisiete años pablo Weeber te llevo a girar por el estado español ¿De qué manera entablasteis amistad tú y Pablo Weeber?.
JOSECHO: “Por la mili la banda en la que estaba se deshizo, yo era el más joven. Pablo Weeber estaba tocando en Logroño y le hablaron de un chico muy joven que iba muy bien con el bajo, vino a verme y me sacó de mi pequeña ciudad, me enseñó muchas cosas muy importantes que sigo teniendo como mi principal referencia. Lo más importante la palabra ¡RESPETO!, respeto a la música, al público, da lo mismo que sean diez que diez mil, han venido a verte, me decía, respeto al escenario, subir en las mejores condiciones, “lo que hagas luego es tu problema”, me decía y respeto a uno mismo.
NDR: ¿Con qué banda se realizó aquella gira y qué estilo dominabais?.
JOSECHO: “Con Mod’s y la banda estaba muy influenciada por Hendrix, también algún tema de Animals, Cream, etc”.
NDR: Por esa época el país estaba bastante dividido y devastado por la guerra. ¿Cómo fue el viajar de punta a punta desde Pamplona? Y más aún cuando los músicos con melenas y rockeros tenían una cruz como foco de rebeldía ¿hubo coacción o represión por parte de las fuerzas del orden?.
JOSECHO: “Te desplazabas alquilando una furgoneta y a veces en tren facturando el equipo, viajes interminables sobre todo si cogías un tren correo, más económico, pues paraba en todas las estaciones. Al final te conocías a todos los que viajaban en el tren… por aquel entonces viajaban en los trenes la pareja de la guardia civil y a veces un inspector de paisano, solíamos hacer porras sobre cuanto tiempo tardarían en pedirnos la documentación, siempre lo hacían, generalmente viajábamos solos en el compartimento pues nadie se atrevía a entrar estando nosotros (los compartimentos de segunda eran de ocho personas) como anécdota te diré que estando en el vagón restaurante (parecía un tren del farwest) el camarero (también sacado de una película del oeste) todo digno nos dijo “señores estan dando ustedes la nota” a lo que le contestamos: “es que somos músicos” nos miró sorprendido y ¡desapareció!”
NDR: Esta gira te llevó a dar importantes pasos en tu carrera y a formar parte de proyectos muy importantes como: Tapiman y Om. También pasaste a formar filas de estudios Gema ¿Cómo te relacionaste de forma tan directa con el foco artístico catalán?.
JOSECHO: “En las 12 horas de música conocí a Máquina. Jordi se iba a la mili y fui a Barcelona a sustituirle. Enric también se iba a la mili y el órgano lo iba a tocar Luigi al entrar Joseph Maria París a la guitarra pero Enric consiguió aplazar su entrada en la mili así que me quedé fuera. El día que llegué fue a recogerme a la estación Tapi y al día siguiente tenía una grabación con Sisa y Música Dispersa, curiosamente hacía falta alguien que tocase las maracas y lo grabé yo, me suena que el LP era algo así como “Los Reyes de Un País Desconocido” algo así. Allí conocí a Pepe, el dueño de los estudios y al maestro Casas, director musical. Me comentaron que el Grupo Om necesitaba un bajista y llamaron a Toti Soler, esa misma tarde fuimos a casa de Pau Riba, donde ensayaban y probamos y me aceptaron. Por medio de Toti comencé a grabar y conocer el mundillo de los músicos de sesión, también por Pau pues Gualberto (ex Smach) vivía por aquel entonces en su casa, así que grabé el LP de éste, por Pepe (Estudios Gema) entré en contacto con Edigsa, Als Quatre Vents y otras productoras discográficas y me encontré viviendo de las grabaciones.
NDR: ¿Durante cuánto tiempo y como fue tu estancia con Om?. Pese a ser pioneros en su estilo hoy día son tan poco conocidos.
JOSECHO: “Medio año. Estábamos Toti, Peter Hodkingson y yo. Me encantaba pues la música que hacíamos, era completamente diferente a la de otros grupos, tomando armonías y ritmos ajenos a rock, emparentando con el jazz… vamos lo que hoy llamaríamos fusión. Nunca se buscó la fama, Toti la probó cuando pegaron con Pic Nic (Callate Niña No Llores Más) y lo que le preocupaba era hacer la música que le gustaba, Peter era arquitecto, creo, trabajaba con Bofia y yo vivía de las grabaciones, así que lo último que se nos pasaba por a cabeza era conseguir la fama Era el año setenta y teníamos veinte años, bueno Peter algo más. Y si no eres idealista a esa edad ya me contarás. Pienso que quienes siguieron después opinarían lo mismo. Hubo muchos grupos muy interesantes en esa época, y después, que no fueron conocidos y que tampoco lo intentaron. Para mí el Grupo Om, fue único en su tiempo”.
NDR: ¿Cómo fue formar parte de una banda tan irreverente como Tapiman? No sé si es mucho decir, pero algunas veces he oído comparar a Tapiman como los MC5 de España.
JOSECHO: Tras lo de Máquina Tapi y yo tuvimos una gran amistad y a menudo salíamos juntos. Cuando creó Tapiman me llamó pero yo estaba a punto de entrar en la mili. Al salir volvió a hacerlo y no me lo pensé dos veces, así que con el pelo rapadito entré en Tapiman en 1973. Tapiman tuvo muchas épocas diferentes, según las formaciones. Cuando estaba Max Suñé le imprimía su estilo, en la época en que estaba yo llevábamos como teclista a TJ Brown, quien cantaba y alguna composición era suya. Al final de mi estancia llevábamos dos guitarristas endiablados, Toni de Evolution y Pablo Weeber, a quien lo lié para que viniese pues por aquel entonces Franklin se había deshecho”.
NDR: ¿Por qué una banda tan prometedora, que no tenía nada que envidiar al rock pesado de U.S.A e Inglaterra, terminó convirtiéndose en banda de culto solo para los más cafeteros?. Según me he oído por ahí, vuestros directos eran bastante potentes.
JOSECHO: “En el año 73 ó 74 las bandas no interesaban, era mas tiempo de solistas o de cantautores, date cuenta que se acercaba el final del régimen y la gente se empezaba a mover. Si, los directos eran fuertes, sobre todo cuando entró Pablo, ni él ni yo sabemos hacerlo de otra forma y Tapi y Toni no se quedaban atrás”.
NDR: ¿Alguna aventura o batallita que contar de Om y Tapiman?.
JOSECHO: “Sí, algo que no creo que se conozca, es que teníamos la presentación del single que habíamos grabado con la formación cuando estaba TJ Brown en Madrid, varios conciertos y grabación en TVE. Después estar todo listo el productor se puso en contra y el guitarrista y el organista también. Eso nos pilló a Tapi y a mi en Madrid, pues habíamos salido en el tren y los demás vendrían en la furgo, así que no pudimos hacer lo de TVE, pues quien cantaba la canción era TJ Brown con el peculiar tono de voz de la gente de color, así que no pegaba mucho salir Tapi y yo. Los conciertos los sacamos adelante gracias a nuestros amigos de Franklin (Mariano, teclista, y Pablo Weeber a la guitarra. El productor intentó convencerme de que abandonase a Tapi e incluso envió un billete de avión a Barajas a mi nombre pero por supuesto lo rechacé y Tapi y yo seguimos adelante”.
NDR: Durante tu estancia en estudios Gema ¿para cuánta gente tuviste el placer de grabar? ¿Cuántas canciones así a voz de pronto grabaste?.
“Para mucha gente, también anuncios para cine, radio y tele, alguna banda de película, de todo. En cuanto a las canciones, ni idea, más de cien seguro, entre cien y doscientas, cualquiera sabe y spots ni te cuento. El más duro fue el de Natacha (una margarina que se hacía en Pamplona), lo grabé en día cinco de julio y los dueños de la firma estaban empeñados en que me fuera al día siguiente con ellos al cohete, cosa que no podía hacer pues grababa, y me jodió un montón no ir pero…
NDR: ¿Fue abrumador, por así decirlo, pasar del escenario, que de alguna forma es más informal aunque no por ello menos profesional a formar parte de tan importante estudio?.
JOSECHO: “En absoluto, fui muy bien recibido y creo que me integro rápidamente en todos los sitios. Para mi era algo nuevo, un reto, siempre he tenido confianza en mi mismo y eso es lo que se requiere de un músico de sesión, confianza, seguridad. Entonces no existía el corta y pega, grababas con el batería y una guitarra a la vez, no podías fallar, si tú, u otro, fallabas el fallo era de todos y había que repetir. Había instrumentistas mejores que tú pero lo que se buscaba era un buen instrumentista con seguridad, de hecho me ha tocado, allí y en otras partes grabar algún tema de otros bajistas, alguno mucho mejor que yo, que se les había atragantado un tema, que estaban nerviosos y la hora de estudio no era precisamente barata así que me tocaba hacerlo a mí. Para mí era el pan de cada día pero para gente que no estaba acostumbrada a grabar era un reto, así que no por eso eran mejores o peores, simplemente no estaban acostumbrados y jamás saldrá de mi boca nombres, aparte de que era mi trabajo y cobraba por hacerlo
NDR: ¿Qué preferías, estudio o directo?.
JOSECHO: Es diferente, en el estudio llevas todo bien preparado, como más relajante. En el directo es un desafío cada día, nunca sabes lo que va a pasar, cómo va a ser el público, cómo te vas a sentir tú en ese momento. Pero me quedo con el directo. Subir a un escenario y colgarme un bajo ha sido, es y será un subidón, me entrego totalmente, no tiene mérito alguno, no sé hacerlo de otra forma.
NDR: Una de las cosas que más me intrigan de ti y de tu carrera es: ¿Cómo fue la experiencia de formar parte del line up de Marujita Díaz y Antonio MachÍn?.
“Desapareció Tapiman y me tenía que buscar la vida. Con Tapi habíamos acompañado a Jimmy Castor y miré de acompañar a alguien y estuve con ellos. Machín resultaba muy exigente, enorme repertorio, más de 200 canciones en dos libros. Afortunadamente el maestro Botafogo sabía de memoria el número de cada una de ellas pues a veces Machín cambiaba el set list sobre la marcha, mucha más dificultad que la que parece para tocar, sobre todo en métrica. Con Marujita un placer, nunca había tocado género español, montón de cortes y ad limitum, se portó de maravilla conmigo, otra gente no tanto y paso de decir sus nombres…
NDR: Parecías haber entrado en una espiral de curiosidades ya que por aquel tiempo también tuviste un extraño encuentro con Dalí.
JOSECHO: “Estábamos tocando en Cadaqués con el Grupo Om. Unos que nos estaban escuchando me dijeron de ir a tocar a su casa, los otros dos pasaron y entonces me dijeron si querría ir yo, les dije que si, siempre que me llevaran y me trajeran. Así que me llevaron, me presentaron a Dalí y a Gala y no sé cuantos más. Enchufé el ampli, me colgué el bajo y comencé a tocar “So What” de Miles Davis, luego seguí improvisando, tocando para mi mismo, en una nube. Cuando aterricé me despedí y me llevaron de vuelta al hostal”.
NDR: También y quizás una de las actuaciones que más cabe destacar en tu carrera es la actuación junto a Taj Mahal.
JOSECHO: “Por aquel entonces teníamos alquilada una torre en La Floresta Pearson Joe Skladzien (guitarrista, cantante y armonicista) Tom (un pintor canadiense) y yo. Taj se había ido de los EEUU por diferencias con su productor y conociendo a Joe vino a vivir a nuestra casa. Pasábamos muchas horas tocando juntos y entonces surgió lo de los conciertos, pocos pues se nos echó la policía encima al no estar Taj residiendo oficialmente en el país. Aunque creemos que fue porque sus productores movieron algunos hilos. Una grandísima persona y humilde como el que más, un grande, esa es la palabra. Compartimos muchas horas tocando los dos y hay una frase que no se me olvidará jamás: “tienes tu estilo propio de tocar, sigue fiel a él, no hagas caso a lo que te digan, aunque sea yo””
NDR: Hemos llegado al punto y aparte en tu carrera música, Las alubias mandan. tras actuar con esta orquesta decidiste dejar la música ¿Por qué?.
JOSECHO: “Fue la época dorada de las orquestas, se trabajaba muchísimo, se ganaba muy bien, pero me di cuenta de que cada día tocaba peor, que miraba mi reloj para ver cuando acababa la actuación. A mis compañeros les gustaba lo que hacían pero para mí era la antítesis de lo que a mí me gustaba. Me sentía quemado, completamente quemado y lo más honrado y mejor para mi era dejar de tocar, es lo que hice. Mi padre me lo aconsejó. Vino a verme y me dijo que no reconocía al bajista que estaba tocando, que no era yo”.
NDR: Tras dejar la música, este experimento cambió bastantes aspectos importantes para bien o para mal. Prácticamente has visto todos los cambios generacionales. ¿Crees que antes se graba mejor y se hacía mejor música con respecto ahora? ¿Preferías las producciones de antes?.
JOSECHO: “Cada tiempo tiene lo suyo, ahora hay muchos medios para grabar. Los técnicos de entonces no sólo eran unos artesanos, eran unos grandísimos artistas para lograr lo que lograban con aquellos medios, grabar a la americana (tres instrumentos o más a la vez) tiene mucha más vida que la grabación individual, es mucho más compacto, y más caro claro, hace falta un señor estudio con cabinas para los amplis, etc. No gozo igual grabando individualmente en compañía del metrónomo, es más mecánico, y mira que siempre he estudiado y practicado con él y no es ninguna molestia para mi, pero es más frío. En cuanto a la música, incluso a la grabación, hoy en día parece que todo está inventado, existen unos cánones, tanto a nivel de composición como de sonido, se crea pensando en un consumo inmediato. Encima las ventas han caído en picado, así que nadie arriesga nada. Hay músicos que crean grandes cosas pero su repercusión es mínima pues no tienen ningún apoyo. Hace cuánto hace que no salen grandes álbumes, no un LP de canciones sino una obra conexa, tipo Yes, Emerson, Lake & Palmer, King Crimson…Puedes encontrar verdaderas máquinas demoledores entre los instrumentistas pero, al menos yo, no suelo encontrar grandes obras. En mi opinión por falta de apoyo económico y quizás, por qué no, el desinterés de buena parte del público. Eso puede ser culpa nuestra también, en general vivimos en una sociedad de consumo rápido y afecta a todo en esta vida
NDR: Y un amigo muy especial llamado “20 de agosto” te hizo volver a la música ¿Qué lo hace tan especial?.
JOSECHO: “Cuando tuvimos a mi hija me dediqué de tal manera a ella que al empezar a volar me quedé un poco atontado. Mi mujer me llevó un día de paseo y entrando en una tienda de instrumentos me dijo “cómprate un bajo que no hay dios que te aguante así”. Entonces lo vi, era él, estaba seguro y cuando lo cogí entre mis manos, cuando mis dedos pisaron el mástil y pulsaron sus cuerdas supe que era él: mi bajo, tengo otros cuatro completamente diferentes todos ellos pero “20” es “20”, que más puedo decir que he oído que está embrujado, y que en una ocasión lo lleve a una jam y oí decir a unos músico “hostia, se ha traído a 20””
NDR: Tras tantos años versados en diferentes estilos, bandas y estudios ¿Qué crees que es la parte más importante en un músico?.
JOSECHO: “Sentir y compartir. Esa sensación al colgarte un instrumento como lo sentías el primer día, sentir que la vida pasa a través de tus dedos y sus cuerdas y se expresa en forma de música. Compartir lo que haces con los demás y recibir sus sentimientos. En una palabra conectar. Cuando lo logras lo sientes y no hay nada más grande, tú y la gente, la gente y tú, que eres gente, palabra que se usa muchas veces en términos despectivos sin darse cuenta de que uno, afortunadamente, forma parte de ella. Todo el trabajo que lleva cada día el estudiar, practicar (que lo disfrutas porque amas la música) tiene su recompensa cuando logras transmitir esa vida, esa amor, esos sentimientos a otro, otros, por esa maravilla que se llama Música”.
Josecho sesma (L`Obelix) tras su regreso a la música ha girado con The perfect Strangers por Austria y suiza. También ha estado Y está implicado en incontables proyectos como Reditio o Deonliguan y Abogados del ritmo. Como habéis podido comprobar L`Obelix en toda su humildad ha constituido y contribuido a gran parte de la historia artística del Estado español. Esperemos que cada vez que busquemos su nombre podamos ver esta entrevista y saber más sobre la historia de este señor con mayúsculas y en todo el sentido de la palabra.
Esperamos poder seguir disfrutando de tus actuaciones….
Entrevista de Mateo Rúa.