Durante el confinamiento, con mucho tiempo para pensar, estuvimos dándole vueltas a como sería la vuelta a la actividad musical. Esta pandemia ha cambiado las reglas del juego, pero no nos resignamos a dejar de jugarlo. Mientras sigamos vivos, no pensamos actuar como si estuviesemos muertos.
Las primeras instrucciones dejaban claro que hacer conciertos iba a ser muy dificil en este momento histórico, pero con las nuevas normas también se abrían posibilidades nuevas. Imaginamos un plan muy ambicioso, con cuatro o cinco escenarios pequeños durante las fiestas de Torrelavega, gestionados por distintas asociaciones, con aforos pequeños y controlados, en los que fuese facil aplicar las medidas de seguridad. Distintas bandas actuando simultaneamente en puntos alejados de la ciudad para dispersar al público a la vez que se le ofrecían alternativas culturales. Con el presupuesto con el que normalmente se hace el concierto central del Boulevard bien se podrían hacer unos cuantos en formato pequeño, que diesen trabajo a la gente del gremio y comida para el pensamiento para el respetable.
La idea gustó en el ayunta y nos pusimos a trabajar con Patricia, concejala de Festejos de Torre. El tiempo que vino después fue inestable, con momentos en los que parecía que la situación iba a mejor y otros en los que empeoraba, así que, aunque se empezaron los contactos con más asociaciones y se estudió la posibilidad de hacer cosas en más emplazamientos, al final optaron por centralizar todo en el Teatro Concha Espina, con M de Municipal en Mayúscula. Podría haber llegado aun más lejos, pero también podría haberse cancelado por completo. De hecho, el día que 39300 empezaba, Illa salió por la tele anunciando el cierre de las salas de conciertos y a todos nos entraron sudores frios.
La propuesta inicial para el escenario que solicitaba gestionar Noche de Rock constaba de tres conciertos en el Concha Espina, pero la concejalía subió la apuesta a Diez, y así, aunque no hubo varios emplazamientos, sí que hubo un ciclo muy potente que ha demostrado que contando con gente a 50 Kilómetros a la redonda se puede sacar una programación de calidad y que ha atraído al público hasta rozar el aforo permitido en varias ocasiones.
Despues de esta larga pero necesaria introducción nos centramos ya en lo que fue el cierre de ciclo. Tras vivir conciertos de todo tipo en la última semana tocaba el turno a la canción de autor. Teira y Elguero (Ambos Victor), son dos Torrelaveguenses que hacen música en solitario, Elguero las defiende al piano y Teira con su guitarra. Ambos comparten afición por la música de los sesentas y setentas, reconocen como favoritos a Bob Dylan y Bowie respectivamente, aunque en su concierto salpican también versiones de The Beatles, Simon & Garfunkel, Rod Steward, y alguna un poco más moderna de Oasis o incluso Los Ronaldos.
Aunque el aspecto de las versiones les queda bordado, hay que decir que recibieron los mismos o más aplausos cuando se lanzaron con las suyas. Había un nutrido grupo de seguidores en el Teatro que respaldaron sus temas cantando los estribillos a pleno pulmón.
Aunque sí teníamos noticias de este par, no nos habíamos topado aun con su directo. Nos resultaron muy talentosos por separado, muy duchos con sus instrumentos y con buenas ideas para las composiciones. Más interesante aun nos resulta la colaboración, si de este par acaba saliendo un grupo, nos pueden dar muchas buenas sorpresas en el futuro. Les animo a ello.
Decían estar muy sorprendidos de actuar ante un público tan atento cuando normalmente en los bares la gente se pasa el rato hablando por encima de la música. Los bares son importantes, sin duda, pero el escenario del teatro también dignifica, y nuestros músicos necesitan que se les haga caso de verdad, que se les mire con los mismos ojos con los que se mira a cualquiera que venga de fuera y haya salido por la tele. Tenemos joyas delante, y no somos capaces de verlas. Por eso que ciclos como este tengan continuidad, incluso si termina la pandemia, es esencial.
En esta página hemos echado el resto para poder informar de todo lo sucedido, incluso hemos tenido que establecer una hoja de turnos de fotógrafos y redactores para no dejarnos nada fuera. Lo hemos echo porque nos parece que lo sucedido ha sido muy importante. No sabemos como será el futuro, pero en el mejor o en el peor de los casos, queremos que el protagonismo de la música cercana en el ambiente cultural siga teniendo el papel protagonista que merece.