Este álbum “The verdict”, editado en el 2019, es ya la tercera obra del grupo Queensryche con el cantante Todd La Torre, que sustituyó al mitico Geoff Tate tras la trifulca que en el 2012 llevó a la salida de este de la banda, y continúa la estela de los anteriores “Queensryche” y “Condition human”.
Aunque Queensryche fueron una de mis referencias esenciales desde que les descubrí a finales de los 80 con esa obra maestra absoluta que es “Operation mindcrime”, he de reconocer que fui perdiendo progresivamente el ínteres en su carrera a partir de “Promised land”, de 1994, en mi opinión el último disco indispensable de su discografía. Con la marcha de quién quizás era el miembro más creativo de la formación, el guitarrista Chris De Garmo, tras el fallido “Hear in the now frontier” la banda continuó con una irregular adaptación de su sonido a los 90 que nunca me convenció demasiado. A partir de entonces fui escuchando las sucesivas entregas sin que ninguno de los discos consiguiera atraparme, ni siquiera con parciales acercamientos a un sonido más melódico y menos alternativo como en ” Operation mindcrime II” o “American soldier”, que contenían algunos temas inspirados pero adolecían de la solidez y la calidad compositiva de sus primeros 5 LPs, de “The warning” a “Promised land”. Los acontecimientos que llevaron a la expulsión de Geoff Tate, con todas las desagradables noticias accesorias de enfrentamientos entre Wilton, Jackson y Rockenfield por un lado y Tate por otro, así como el largo juicio entre ellos por mantener la posesion de los derechos del nombre Queensryche, me resultó tan triste y lamentable que decidí desconectar durante una buena temporada de las sucesivas andanzas tanto de los dos Queensryche simultáneos como después de los Queensryche definitivos con Todd La Torre y los Operation mindcrime de Geoff Tate. Así pues, en cierto modo, este es para mí un reencuentro con el grupo, que me ha producido sensaciones contrapuestas.
De entrada, lo primero que me llama la atención ( y me ha sucedido lo mismo al escuchar los dos anteriores) es la similitud de la voz de Todd La Torre con la de Geoff Tate. No es ya solo que tenga un timbre y color vocal muy similar, sino que por momentos le calca las inflexiones y los giros característicos, especialmente de la primera época de Tate cuando cantaba en unos registros más altos y de manera más agresiva. La Torre tiene menos años que Tate y mantiene una mejor forma vocal, por lo que se asemeja a una especie de versión juvenil de este, aunque carece de los recursos dramáticos y expresivos que Tate fue adquiriendo con los años y que plasmó en temas maduros como “Is there anybody listening?” o “Someone else?” que con sutiles acompañamientos instrumentales se sostenían sobre su interpretación. Lo que es indudable es que, por esto, La Torre es el cantante ideal para esta nueva etapa de Queensryche, que es una vuelta al pasado a los tiempos de “The warning”. con ese sonido tan caracteriatico del metal americano de los 80. del que fueron uno de los principales grupos impulsores y una influencia fundamental en el metal tecnico y progresivo posterior. Lo cierto es que este retorno a los origenes y la entrada de sangre nueva ha centrado a la formacion y sus ultimos albumes tienen una coherencia y un empaque que hacia mucho que la banda habia perdido pero la pega es que Queensryche se parecen ahora demasiado a todos esos grupos que surgieron como setas en los 90 siguiendo su estela. En este sentido.la procedencia de La Torre de Crimson Glory no hace sino acentuar este hecho. Ademas, en este ultimo disco la presencia de miembros de la formación original se ha reducido aún más, ya que, por motivos que no han quedado muy claros Scott Rockenfield no ha grabado las partes de batería en “The verdict” y ha sido el propio La Torre quien se ha hecho también cargo de ello, de una manera más que digna, todo hay que decirlo. Ante la duda sobre si la ausencia de Rockenfield va a ser temporal o permanente como miembros originales ya solo permanecen el guitarrista Michael Wilton y el bajista Eddie Jackson. No sé si esto último tendrá algo que ver con el hecho de que el bajo de Jackson se haga muy presente a lo largo de los temas, y que su colaboración compositiva sea de lo más destacable de este trabajo, especialmente en el tema “Light Years” el punto álgido del mismo. Predominan en el álbum la versión más rápida y potente de Queensryche, como muestra el inicio del disco con “Blood of The levant” y “Man the machine”, aunque son los temas que se salen de esta plantilla los que me resultan más interesantes, como el ya mencionado “Light Years”, la lenta “Dark reveries” o el cierre del disco con “Portrait”.
Con “The verdict” se consolida esta última fase de la banda , que suena compenetrada y consistente. Parece que tienen bastante claras sus ideas y ya no buscan seguir siendo punta de lanza ni vanguardia si no más bien conservar el inmenso legado que generaron durante sus mejores años, y está claro que en esta línea han conseguido recuperar una parte de su antigua base de fans. Por otra parte, las colaboraciones de Geoff Tate con Avantasia o el magnífico proyecto junto a miembros de los italianos DGM, Sweet Oblivion, mantienen este legado de una manera un poco menos conservadora, pero dejando ya atrás las veleidades alternativas que nunca acabaron de funciona y que quizás también atraiga a parte de estos seguidores también.
En resumen, queda Queensryche para rato y su trabajo actual es más que convincente si los valoras por lo que son ahora y no en relación con lo que alguna vez fueron.
Oscar García del Pomar