Que hayan pasado ya cinco años desde que Pulsebeats publicaran su anterior larga duración es otro de esos malditos síntomas de la fugacidad del tiempo. Parece que fuera ayer cuando debutaran sobre las tablas con su hipervitaminada fórmula. En este tiempo, entre concierto y concierto, la banda ha sufrido diversas transformaciones; desde el paso de trio a cuarteto; a la publicación de un EP por medio; paternidades; o el pluriempleo de sus miembros, compartiendo labores en otros combos afines. Cuestión esta última, la de la endogamia rockera, muy común por estos lares y de la que tampoco ellos han podido escapar.
Lo que no han cambiado son los ingredientes que los hacen reconocibles. Un poco de revival garage por aquí, algo de punk por allá, bastante de power pop y una pizca de ese rock inglés noventero que los puede emparentar con el Graham Coxon (el que fuera guitarra de los Blur) más animado. También está ahí todavía ese ramalazo Buzzcocks, por los cuales nunca han ocultado su devoción, y cierto acercamiento a las bandas de la primera New-Wave inglesa de finales de los setenta, de sellos como Stiff o Chiswick. Por otro lado, toda esta anglofilia se hace aún más comprensible sabiendo que su cantante, Nathan, es inglés. Lo cual además dota a la banda de una naturalidad en la pronunciación del idioma guiri que es de agradecer, pues hartos estamos de escuchar bandas con un inglés de Potes (me perdonen los lebaniegos) que a veces puede echar para atrás hasta al fan más benevolente. Es más, el germen de ”los Latidos” le podemos encontrar en Manchester , donde Nathan (voz) y Ral (batería) coincidieran en una banda llamada The Vipers, los cuales practicaban un sonido algo más contundente y menos melódico que los Pulsebeats.
En su última entrega ”Fiction Non-Fiction” repiten algunas de las claves de su debut, tales como la elección de estudio de grabación y productor, Drive Division y Alex Pis, respectivamente. El sonido y la intención tampoco varían demasiado si lo comparamos con su predecesor. Quizás ahora vayan aún más al grano que entonces y el bloque de temas sea más homogéneo que en la anterior entrega. Sigue habiendo estribillos coreables, ese inicio arrollador con ”What Can I Do” seguida de ”Dead School Marching Band” y ”Eyes on You” (¿percibo un acercamiento a los Clash en estas dos últimas?). La base rítmica sigue sin dar tregua. También demuestran de nuevo ser conscientes de que las guitarras limpias dotan de un nervio a las canciones que no hay pedal de distorsión que lo supere. Hay ejemplos como ”Baby Girl” o ”Carrie Anne”, siendo estos dos cortes quizás los que más les acercan al garage-punk del que antes hablábamos. Incluso he podido observar cierta querencia por el Cow-Punk calimochero en canciones como ”The Man Without a Head” o ”The Ballad of Medicine Stu”, las cuales me recuerdan , salvando las distancias, a Los Chicos. Cuestión por otro lado que no sería de extrañar, pues comparten sello (FOLC Records) y batería con los madrileños. En resumidas cuentas, ”Fiction-Non Fiction” es un artefacto de lo más disfrutable. Un álbum donde los santanderinos no inventan la pólvora, ni falta que hace, porqué lo que realmente importa es saber prender la mecha para que ésta explote. De eso se trata. Y en eso, amigos, Pulsebeats son expertos.
Comentario por Raúl Real
Fotografía por THE PULSEBEATS