Cuando una puerta se cierra, se abre una ventana. Así como la pandemia ha impedido que las música suceda en muchos de los espacios que conocíamos, se han propiciado situaciones nuevas, que nos han permitido ocupar nuevos espacios que hasta ahora, a lo mejor por no necesitarlos, nos parecían inalcanzables. En nosotros tiene que estar también la fuerza para resistir, para recuperar lo que teníamos sin perder lo que hemos encontrado por el camino. Por eso ver como la iniciativa del escenario 39300 se consolida por segundo año me parece importantísimo, y por eso creo que es labor de todos apoyar este ciclo con nuestra asistencia, para que en años sucesivos podamos ir pasando todos por las tablas del Teatro Concha Espina que, no lo olvidemos, lleva también una M de municipal, osea es nuestro, lo pagamos con nuestros impuestos, y tenemos derecho a utilizarlo, no sólo como espectadores.
La horquilla de este año es bastante variada, y aunque es cierto que hay estilos que no están representados (metal, rap…) entendemos que la idea es ir variando el cartel año a año y esperamos que poco a poco todo tenga su cabida.
La elección para abrir este segundo ciclo me parece de lo más acertado. Al fin y al cabo no hay nada más adecuado que un Obrigado para inaugurar un ciclo verde y rojo. Torrelavega cada vez es más multicultural y los ciclos musicales Torrelaveguenses deberían ser por tanto cada vez más variados y mestizos.
Llevaba tiempo con ganas de ver a Brasil Sound, una banda que ha evolucionado de ofrecer un repertorio de versiones orientadas al reggae y a la bossa a una banda que defiende un repertorio propio, manteniendo esos ingredientes, pero añadiendo también una buena ración de pop y de funk. Con la mitad de Loco Deluxe en la banda teníamos asegurado un buen trabajo rítmico, la limpieza de las guitarras del rock argentino, los buenos arreglos de voces, pero es que además cuentan con una espectacular labor al bajo y un vocalista guitarrista que aporta la calidez y expresividad de la canción brasileña.
El repertorio tiene muchas posibilidades, y si algo faltó fue conocerle de antemano. Aun no cuentan con ningún disco grabado y es una pena, porque algunas composiciones son muy estribilleras y estoy seguro que en unas cuantas escuchas pueden ser fácilmente coreables.
Defendieron cerca de hora y media con mucha solvencia, en un ambiente tan poco propicio para la música festiva. Estoy seguro de que tienen una buena oportunidad para abrirse un hueco y llamar la atención de cualquiera que busque música sencilla y agradable, pero muy bien elaborada.
El ciclo continúa durante toda la semana, os animo a ir a apoyar a las bandas y esta idea. Creo que el año pasado quedó meridianamente claro que la música local interesa tanto o más como la que pueda venir de fuera. Es hora de seguir sembrando esa idea, que parece que poco a poco comienza a calar.
Fotos de Movil… Llevé la cámara, pero no la batería