El miércoles llegaba el tercer concierto del ciclo Escenario 39300 desarrollado en el Teatro Municipal Concha Espina TMCE, organizado por la Concejalía de Festejos del Ayuntamiento de Torrelavega. Y en esta ocasión el turno corría a cargo de los torrelaveguenses Ojo Pipa, como corresponde a esta serie de eventos con representación local.
Ojo Pipa es ya la consolidación de una de las bandas que algunos considerábamos como parte de la “nueva hornada” de músicos de Torrelavega, y que veníamos siguiendo con interés por la frescura y visceralidad de su propuesta. En los últimos tiempos, vimos como al inicial formato de dúo guitarrista/vocalista (Dani) + baterista/coros (Víctor), al estilo de The Black Keys pero con mucha más humor y mala leche, se les sumaba una tercera pata con Rodrigo al bajo y con la interrogante de cómo funcionaría el nuevo ingrediente en nuestras orejas ya acostumbradas a la anterior fórmula. El concierto como trío en el TMCE no era el primero, pero si ha venido a demostrar que la idea, ya asentada, fue todo un acierto (algún escéptico había ;p). No solo por la evidente solidez que aporta una línea de bajo, si no porque además se ha fusionado a la primera con la actitud descarada marca de la casa de la banda.
Durante el concierto dejaron caer un nutrido crisol de canciones representativas de toda su trayectoria, algunas ya himnos, soltando unos cuantos temas más recientes en los que parece que gana peso el aire más “punkarra” dentro de la variedad rítmica del repertorio. Mención especial a “Scalextric”, presentada como la de más reciente factura, y que deja un buen sabor de boca.
El trío supo hacerse con el escenario del teatro y, pese a que tras el concierto me confesaban que habían llegado bastante agotados de sus respectivas jornadas laborales, su actitud quedó más que patente desde el momento en el que salieron ataviados con sendas falditas de tul fucsia. Y es que un poco de Ojo Pipa es mucho. Incluso llegaría a decir que sonaron más definidos que en algún otro escenario en el que también los había catado. Mi buen amigo Mantilla de Industrias Portugal, me comentaba que tenía la sensación de estar viendo a los mismísimos Fugazi.
La asistencia fue más que digna, considerando además que el evento cayó en un miércoles laborable, y la complicidad con el sector más contemporáneo de la banda era evidente, a tenor del intercambio de sonidillos vocales y chascarrillos varios que rompían acertadamente la circunspección inherente al propio teatro.
El Ciclo Escenario 39300, en el que se encuentra encuadrado este concierto, está viviendo su segunda edición y es una gran noticia la buena acogida que está recibiendo. Nos viene a demostrar nuevamente que la música local puede ser un gran reclamo cuando se le da la oportunidad con unas condiciones a la altura, y a su vez estas iniciativas fomentan el crecimiento de la escena autóctona. Por lo que nos queda no solo apoyar, si no disfrutar de la oportunidad de degustar días musicales así de jugosos, con precios simbólicos y al lado de casa, haciendo honor a la palabra “municipal” incluida dentro de las siglas del TMCE con la que se define a un teatro que es de todos los ciudadanos, tanto entre el público como sobre el escenario.
Esperamos que esta iniciativa se haya apuntalado definitivamente y podamos tener muchos más Escenarios 39300.
Texto: Juanma Pinto.
Fotos: Enrique Gutiérrez Aragón.