Hay agoreros predicando la muerte del rock and roll desde finales de los cincuenta, al igual que hay, desde entonces, nuevas hornadas de bandas nuevas dispuestas a aportar gasolina a esta hoguera del fuego eterno. Con el inicio de la nueva década, estando ya todo inventado apareció esta banda que nos sorprendió precisamente por no traer nada nuevo pero admitir juntas influencias que no pensábamos podían mezclar tan bien. Son noruegos y han crecido mamando black metal, pero también Hard Rock y Punk acelerado. Bebiendo de esas fuentes han desarrollado un sonido que se parece a muchas cosas, pero que no suena a ninguna. Como si metieses en una cocktelera a Darkthrone, Hellacopters y Turbonegro, por ejemplo. Licks rockeros hasta la médula enfrentados a oscuros trémolos, baterías que juegan a la perfección en territorios extremos y clásicos, coros de herencia ochentera y voces chillonas y rasgadas traidas del maldito averno.
Siendo Nattesferd su tercer álbum nos encontramos con que el principal handicap es que ya sabemos de que palo van y no hay sorpresas, sin embargo si que hay buenas canciones que disfrutarás si te dejas llevar y no te pones muy sesudo a analizarles. Si has visto su vídeo 1985 estarás conmigo en que en Kvelertak hay oscuridad, su música tiene un poco de arisca como tenían muchas de las bandas más duras del heavy metal de aquella época, pero también hay algo de esa inocencia hedonista que predicaban los más cercanos a Poison y su recua. Creo que es por ahí, por el disfrute, por el menear la cabeza y tomarte unas birras al ritmo del buen ruido por donde más facilmente vas a engancharte. Me parece que pasa con ellos un poco lo que sucede con AC/DC. Es posible de que te encuentres metido de lleno en el ritmo mucho antes de ser consciente de si te han gustado o no.
Comentario por Oskar Sánchez
Fotografía por KVELERTAK