El viernes tocaba planazo en Escenario Santander. Aunque se eche de menos los bolos en garitos, todos estos eventos en teatros, exteriores y salas grandes como Escenario Santander que pueden albergar a gran cantidad de gente sentada, nos está ayudando mucho a recuperar un poco la salud mental en lo que a ocio y socializar se refiere.
Los protagonistas de la noche fueron Mindblast y Mordor, dos bandas completamente diferentes respecto a género musical y generacional, pero que en mi humilde opinión, fueron un combo perfecto para esa noche, dentro de la segunda edición del ciclo La EScena. Mucha gente no quiso perderse una velada como esta y al llegar a ES pud: e ver mogollón de gente que hacía siglos que no veía, que se había acercado con tiempo, ya que era un día muy especial.
Abrieron el bolo la juventud, la frescura y las ganas de comerse el mundo: MINDBLAST. Javi (voz y guitarra), Chadry (batería), Iván (bajo y voces) y Mario (guitarra y voces). Una banda que aunque llevan varios años de andadura, hace cosa de tres años que pisan cada vez más fuerte. En el 2019 sacaron “A.L.S.”, toda una declaración de intenciones, de que esto iba en serio. También se curraron una gira a nivel nacional, que debido a la pandemia tuvo que suspenderse, pero que estoy convencida de que a la mínima oportunidad que tengan, la retomarán con más ganas que antes.
Es muy habitual, cuando se trata de conciertos de dos bandas, que los colegas de cada banda se aparten o dispersen un poco cuando no toca la banda que le interesa, pero en esta ocasión me gustó mucho ver como tanto seguidores de Mindblast como de Mordor, estaban todos sentaditos desde el principio. Lo bueno de este comportamiento, es que das pie a que una banda que por cosas de la vida no has visto nunca, te sorprenda gratamente como pasó con el concierto de Mindblast, en la que nada más empezar con un temón como “Hesitate”, mucha gente cabeceó desde sus sillas. Y no es de extrañar, además de que concierto a concierto va sonando mejor, este tema hace las delicias de cualquier aficionado al metal, aunque tu rollo sea otro.
Los chavales mantuvieron el misterio durante las dos o tres primeras canciones sin hablar demasiado, otra cosa que mola, que sus conciertos van para arriba progresivamente y no será por sus temas, su punto fuerte como he comentado en otras crónicas. Incluso el tema que da nombre a su disco “A.L.S.”, que es digamos de las “lentas”, tiene una potencia de narices. Hasta ahora, solo les había visto en locales pequeños, pero verles sonar así de bien en un escenario de la embergadura de Escenario Santander, quiere decir que no hay nada que se les resista, y que venga la pandemia que venga, van a currar en la sombra para no estancarse.
Como he dicho anteriormente, el punto fuerte de la banda son sus temones y seguidamente tocaron dos de mis favoritísimos como son “Amnesia” (buah tío esa intro), en la que los efectos que van metiendo cada vez suenan más y mejor. Me gusta mucho lo que aportar Iván “Covers” y Mario a los coros, pocas bandas he visto en Cantabria, en las que el guitarrista y el bajista se echen para adelante en las voces. Escuchando este tema mientras escribo la crónica me está animando mogollón, me voy a abrir una birra. El público se lo estaba pasando en grande, pero aún quedaba mucho, ya que seguidamente Javi animó al público a gritar con ellos con “Don´t Look Back”, el tema con el que empecé a escucharles y me enganchó hasta el infinito y más allá. Otra cosa que me gusta mucho es que suenan a muchas cosas, puedes relacionarlos con esta banda, con la otra, pero esa mezcla de melodías, ritmos y riffs no descoloca ni a los más modernos, ni a los conservadores.
¡Y a ver si os íbais a pensar que no iban a traernos cosas nuevas!. Que ya os he dicho que son unos currantes natos. Nos presentaron “Party breaker”, un tema muy divertido, de fiesta de diversión un poco rollo Volbeat, en el que estoy segura de que Covers tiene mucha que ver. También nos mostraron “Lucky day dear passengers”. No tienen dos temas iguales, ni medianamente “flojos”. También pudimos ver las camisetas con el nuevo logo de la banda, muy noventero y que esperemos que esté a la venta prontito. El siguiente tema, en cosa de dos años y pico, le he visto “madurar” encima de los escenarios, siendo muy meritorio ya que es tan complejo, que si no le pones mucho empeño y ganas, se puede quedar a medio gas y no llegarle como debe al público. Es lo que tiene tirar tan para arriba, que no puedes relajarte. Se iba terminando el concierto, y lo hicieron con el tema de su último videoclip “Desert”, otro tema en el que usan la fórmula que tanto me gusta de meterte poco a poco en el tema, para a los pocos segundos darte una buena ostia en la cara. De poner alguna pega….me faltó “Interest in love”, pero….¡no se puede todo!.
Gracias Mindblast por ser de esas bandas que conseguís que vuestros conciertos sean un chute de energía y durante el tiempo que estamos allí, no nos acordemos de las cosas que no molan de la vida cotidiana. Algo que quizá mucha gente no entienda, pero muchísimos necesitamos para vivir.
Tras el oportuno cambio de bártulos de una media hora, impregnados aún por la gran calidad de Mindblast y su punto de juventud, demostrando que en esta región hay un gran futuro musical, nos acercábamos al momento cumbre de la noche, dentro de la edición de este año de La EScena, con la presencia de MORDOR sobre el escenario. Sin duda una de las bandas más icónicas de los 90´s en la región, todo unos embajadores de la Bay Area Thrash metal Cántabra.
Con muy poquitas actuaciones en los últimos años, cada vez que hay una en el horizonte, todo se detiene, se dejan a un lado las excusas y nos sumergimos en la avalancha en forma de pogo gigante que son sus conciertos. Un auténtico cañonazo que no deja indiferente a nadie.
Como ya me pasó la última vez que les ví allá por Noviembre de 2019, en el llamado «Back To the Mosh Days» que tuvo lugar en el New de Santander, en el que actuaron junto a Karonte y Aposento, sería un auténtico viaje en el tiempo e inolvidable. Y como suele pasar en estos viajes, las vivencias más surrealistas allí ocurridas han quedado perdidas en los recuerdos y cualquier parecido con la realidad será pura coincidencia.
Sobre las 22:20h se haría momentáneamente la oscuridad, una densa nube de humo surgiría del suelo, colándose entre las sillas, en pocos segundos no podías ver nada alrededor, sin tiempo para reaccionar perdimos el conocimiento.
Cuando pudimos recuperar la consciencia, la sorpresa se apoderó de todo el mundo, al intentar movernos, no podíamos. algo nos lo impedía. La sorpresa se convirtió en pánico cuando vimos la realidad, todos estábamos atados por las piernas a una gruesa cadena al suelo que no permitía ni siquiera levantarnos. Al lado de cada uno de nosotros habían colocado un serrucho de madera con unos prominentes dientes de dragón, junto a una nota que decía “Quiero jugar a un juego. Vivir o morir tú decides”, junto a una carita sonriente. En ese momento una risotada sonó desde nuestra retaguardia hacia la entrada del Escenario sdr. De entre el humo surgiría un siniestro muñeco con la cara blanca y marcas rojas en forma de espirales, montado en un triciclo de niños. El ser habló, -Queridos invitados, me llamo Billy. Las reglas son sencillas, ¿Cuánta sangre derramaréis para seguir vivos?-. Un sudor frío nos recorrió el cuerpo, y esa sierra a nuestros pies no ayudaba nada. -¡Que empiece el juego!-, gritó el ser. En ese momento una explosión enorme sacudió el escenario, las guitarras rugían y tras el humo surgieron, nuestros salvadores MORDOR, interpretando “Libérame”, un tema con un marchamo que va creciendo poco a poco hasta que al final estalla empujado por la fuerza de la batería de Víctor.
Tras terminar el tema, la voz siniestra, dijo: -Enhorabuena, seguís vivos-, en ese momento las cadenas desaparecieron, -al menos de momento-, pero toneladas de tierra cayeron sobre nosotros, y sonaría “Enterrado Vivo”, sin duda uno de los grandes temazos de su disco «Hogar, dulce hogar» de 1994, con esa icónica portada con la Tierra en forma de WC orbitando sobre el espacio. El tema arranca con una parte instrumental, de pura velocidad, en la que Fonso y Javi ponen su punto de calidad a las guitarras, junto a la línea de bajo de Jose y la batería de Victor, para luego surgir como una maza de demolición Kini a las voces.
Kini nos saludaría, agradeciendo la asistencia, y comentando, -ya que no os podéis mover, ya lo hacemos nosotros-, convirtiéndose, como siempre hace, en el auténtico protagonista sobre el escenario, gracias a sus continuos chascarrilllos, el Club de la Comedia, se ha perdido una gran estrella, que sin duda, disfrutamos nosotros en cada uno de sus conciertos.
La sangre no dejaría de derramarse con “Veredicto” del mismo disco, con sonido old school, con unos desarrollos brutales, que se fueron colando capa, tras capa, con Fonso y Javi dándolo todo.
Tras invitarnos a consumir, para que estos eventos se sigan haciendo, disfrutando del gran servicio directo a la mesa, de la gente del Escenario sdr, Kini anunciaría: -Vamos con un tema nuevo, de hace 20 años-, para dar paso a “Loco”, gran tema cargado de adrenalina.
Así irían descargado grandes temas de su repertorio, como “Gritos ahogados” o “Canción de Odio” del «¿Evolución?…» de 1997, una auténtica barbaridad de potencia, transmitiendo durante toda la actuación una sensación especial, en la cual, aunque nosotros apenas podíamos movernos un poco sobre las sillas, nuestras almas estaban dándolo todo, en un pogo continuo al pie del escenario. Una inyección de eterna juventud, nos invadió a cada uno de nosotros esa noche.
-Para ser una banda que toca una vez cada mil años congregando a tantos amigos, no lo hacemos tan mal, ahora que están de moda los multiversos, somos como varios Papá Noel de diferentes épocas, descendiendo por vuestras chimeneas, repartiendo ilusión en forma de guitarrazos, a esas almas infantiles que todos llevamos dentro, aunque a más de uno por fuera ya le asome el cartón-.
Continuarían dando cera con otros temazos, como “Imagina que eres Dios” o la brutalísima “Voy a Volar” uno de sus temas más importantes, todo un himno de la Bay Area Cántabra, que nos subió en una nube de recuerdos impagable, aderezada por la voz de Kini, que le ha dado las canciones una fuerza y personalidad impresionante, sin duda como decía la amiga Rebeka Bañuelos, la mejor voz extrema del valle de Buelna y alrededores, acompañado por estos pedazo de musicazos que tenemos en la región, que aunque hayan pasado los años, ese pacto de eterna juventud, tiene plena vigencia, pudiendo ver a Javi, Fonso, Jose y víctor disfrutar como niños y contagiarnos a nosotros toda esa emoción.
Terminarían el concierto con su particular viaje de vida “Sherezade” presente en «Hogar, dulce Hogar», que nos hizo alcanzar las Mil y una noches, a base de brutalidad y grandes desarrollos que aderezan el tema.
Para los que y vamos alcanzando cierta edad, gran viaje de juventud el que nos ofrecen estas bandas icónicas de nuestra escena. Cada vez que reaparecen en los escenarios, automáticamente, se activan en nuestros cerebros chorros de dopamina 80s 90s, con ese colorido lisérgico tan característico de aquella época, un auténtico bálsamo que ríete tú del de los Rolling. Todo ello, aderezado por la gran calidad músical de sus integrantes, sin duda todo un lujo, que hace estos conciertos revival, una experiencia inolvidable. Una experiencia, que por su puesto es dinámica, ninguno de ellos se ha quedado estático viéndolas pasar,viviendo de rentas, en todos los proyectos que los integrantes de la banda han ido desarrollando durante su trayectoria profesional: Karonte, Reality Check, Bifrost, etc, no son simples bandas, son grandes extensiones de calidad, con una personalidad impresionante, de los que tenemos el privilegio de disfrutar en esta tierruca. Gracias al Escenario Sdr, por ofrecernos la posibilidad de disfrutar del pasado y el presente de lo mejor de esta región y además de manera gratuita.
Texto: John Man y Álex Kennedy.
Fotos: Sonia Toledano.
Vídeos: Álex Kennedy.