Lo más guay de leer a los clásicos es darse cuenta de lo poco que hemos cambiado. Por la mañana estuve entrevistando a Órbita, y escuchando su última grabación conversábamos sobre la fragilidad de la vida humana, sobre lo efímero del existir y sobre las relativa importancia que tienen nuestra existencia en el tiempo y el espacio.
Tú que te crees especial, intocable, por tu sangre real; que sorpresa será cuando faltes, cuando pare el reloj y el destino te alcance y el mundo siga girando a pesar de ti.
Pocas horas después, o unos dosmil quinientos años antes, según como se mire, Sófocles narraría en Torrelavega la gloria y caída de Creonte.
…era digno de envidia: había salvado de sus enemigos a esta tierra de Cadmo, se había hecho con todo el poder, sacaba adelante la ciudad y florecía en la noble siembra de sus hijos. Pero, de todo esto, ahora nada queda; porque, si un hombre ha de renunciar a lo que era su alegría, a éste no le tengo por vivo: como un muerto en vida, al contrario, me parece.
Antígona se debate en escena, debe decidir si seguir los mandatos del orden y la ley, o seguir su corazón, a la justicia, a los dioses y a las fuentes del derecho natural. Alza el puño, como Rosa Parks, como Thoreau, y prefiere enfrentar la muerte que obedecer a un régimen injusto como hará su hermana Ismene. A poco que traces líneas te darás cuenta de que esa dicotomía es también la premisa del argumento de Dark Night de Frank Miller, por ejemplo. Obedecer leyes corruptas, o ser tratado como un delincuente por defender un ideal más puro. Vieja e interminable disyuntiva.
Hemón no enfrenta físicamente a su padre. Pero en un acto de dignidad escupe a su cara y en su legado y se arrebata la propia vida para encontrar a su amada en el Hades.
Acontracorriente Teatro desubica temporalmente la obra, incluyendo elementos que podrían retrotraernos a la alemania Nazi o a cualquier régimen Islámico. Podría suceder ahora, podría haber sucedido, podría suceder después, porque Sófocles es eterno, y porque el ser humano está condenado a enfrentar las mismas batallas, sin tiempo suficiente para aprender de los que ya las libraron antes por él.
Fotografía: Acontracorriente Teatro