¿Habéis visto ese meme en el que sale un fan de Slayer maquillado con corpse painting y justo al lado Tom Araya con una camiseta de Bob Esponja? Los fans suelen ser más integristas que los propios músicos. Puedes ver fácilmente a Nergal luciendo merchandising de Poison, aunque probablemente le produzcan urticaria a la mayoría de los seguidores de Behemoth. Puedes escuchar a Danniel Cavanagh contar como disfrutaban de los clubes de música electrónica en los noventa, cuando para los seguidores de la época esos lugares eran anatema, si se me permite el juego de palabras. Podría seguir poniendo ejemplos hasta el infinito, pero creo que sabes por donde voy. Los músicos, sobre todo los más interesantes, tienen una visión mucho más abierta de la música, porque es inevitable en el proceso de búsqueda descubrir millones de puntos en común entre los diferentes estilos y emocionarse ante el descubrimiento de lo excepcional y de la sorpresa, que tiene que estar, por definición, en las músicas más distantes de la propia.
Comienza la última década del Siglo XX. Estamos en la fría y oscura Noruega. Ihsahn, Samoth y Mortiis forman Emperor y publican Wrath of the Tyrant que llama la atención del sello inglés Candelight y prepara la pista de despegue para la que será una de las bandas más reconocidas del naciente estilo del Black Metal en todo el mundo.
Los siguientes años en Emperor fueron turbulentos con los encarcelamientos de sus ex-compañeros Samoth y Faust por cargos de complicidad con el homicidio de Vikernes y asesinato homófobo. Pero a partir de Anthems to the Welkin at Dusk la banda se reestructura con nuevos miembros y comienza a avanzar en sentido musical convirtiéndose en una de las más interesantes evoluciones de toda esa escena, especialmente analizándoles con la perspectiva de los años. El Black Metal de Emperor fue bebiendo de fuentes cada vez más complejas, progresivas o incluso Barrocas. Sendero por el que caminarían de forma cada vez más clara hasta que en 2001 publican Prometheus, ya con Ihsahn sosteniendo la batuta prácticamente en solitario.
La música creada junto a su mujer Ihriel y el hermano de esta Lord PZ en Peccatum no hace más que confirmar las ganas de Ihsahn de romper el corset del BM y crear una música propia, que incluye en ese momento también elementos góticos, progresivos e industriales. Pero no es hasta 2006 cuando decide comenzar a publicar bajo su propio nombre, sin ninguna otra etiqueta posible. Curiosamente cuando esa aventura llega al directo tendrá como compañero de viaje al otro hermano de Ihriel, Einar Solberg y a su banda en gestación Leprous.
Hay una parte de la escena Noruega que ha decidido envejecer rememorando los viejos tiempos, en algunos casos de manera digna, en otros no. Hay otra parte; Ulver, Arcturus, Enslaved, Borknagar… que han sabido encontrar la lógica evolución para llevar su música más lejos, para que permanezca fresca y actual, para que deje listo el relevo para que las bandas más jóvenes puedan recogerlo. Ihsahn está claramente en la línea frontal de esa vanguardia.
Su carrera no se ata a ningún ancla y sin embargo mantiene una personalidad indudable. Navega mar adentro, sabiendo que siempre habrá un faro que le permita volver a la costa. Sus sonidos evocadores, ambientales, oscuros, reflexivos están ahí y no importa si se expresan a través del metal extremo, del pop o de la música electrónica. Por eso puede permitirse incluir una versión de A-Ha o de Portishead tratadas de manera excepcionalmente respetuosa y que el resultado sea absolutamente coherente con el resto de lo que este álbum tiene que ofrecer.
Pharos es el segundo de dos EP’s que funcionan como los dos lados de un espejo. Mientras Telemark mira hacia los más profundo de sus raices, Pharos sorprende con nuevos frutos en sus ramas. Ihsahn ha conseguido un lenguaje propio y absolutamente reconocible que le coloca como uno de los creadores musicales a los que hay que seguir la pista álbum a álbum. Es esta una colección de muy buenas composiciones, pero alcanzan el grado máximo de esplendor si las sumas a una excepcional carrera en la que explorar no ha significado nunca dar bandazos sin sentido.