Dejamos atrás Enero, nos adentramos en Febrero, y la tregua temporal que nos suelen dar los comienzos de año una vez más, se va perdiendo en el horizonte, el acelerador del tiempo comienza a coger de nuevo velocidad de crucero y antes de que nos demos cuenta habremos dado otra vuelta al Sol. Todo ello agudizado por esta periodo pandémico que nos ha tocado vivir, donde los espacios en blanco por desgracia cada vez están siendo mayores, haciendo que todo pase aún más rápido. Una tónica de la que por desgracia creo que vamos a tardar en alejarnos. Con continuos altibajos, alternando periodos de altas restricciones con otros de relajación de las mismas, teniendo los eventos vacacionales de masas como puntos de inflexión. En este caso, pasamos los excesos navideños y por fin esta semana se levantaban algunas de dichas limitaciones, eliminando las sillas de los interiores, pudiendo por fin ver un concierto de pie y más cerca de los protagonistas, sobre todo cuando el evento es un despliegue de energía.
Una de las principales funciones de los eventos culturales es ser una válvula de escape, de evasión e incluso de esperanza, de transmitir emociones y dejar a un lado todas esas preocupaciones que nos agobian, siendo en momentos como estos de reclusión y aislamiento forzado donde se han demostrado mucho más importantes. Sentimos un tremendo escalofrío cuando cada vez vemos más cerca, eventos apocalípticos, que antes nos parecían algo lejano e improbable, aunque ya hayan ocurrido en el pasado. Una gran y emotiva joya, que refleja esa sensación es la serie “Estación Once” de HBO, con un guión post-apocalíptico muy actual, con una enfermedad pandémica que manda a la porra a gran parte de la civilización actual, mostrando entre los supervivientes a un grupo de actores que intentan llevar la cultura entre las ruinas de lo que queda, representando a clásicos como Shakespeare. Para nosotros la música ha tenido esa función, y todos aquellos que pusieron su granito de arena para hacernos pasar este periodo mucho mejor, merecen todo nuestro reconocimiento.
Tanto por parte de los artistas como, como de las emisoras y los diferentes comunicadores así como de las salas valientes, que en lo posible, pusieron su aportación, como es el caso del Centro Social Ítaca de Torrelavega, sala a la que hay que elogiar, ya desde los comienzos de la parte más dura de la pandemia, con las restricciones más estrictas, fue una auténtica válvula de escape, siguiendo programando conciertos aunque fuera con sillas. Es por ello, que tras el anuncio de la relajación de las restricciones, eliminando las sillas, era de obligado cumplimiento acudir al gran fiestón que se organizaría en dicha sala, con el punk rock como soporte, con las bandas: Xuorum; Los Del Humo e Insurrectos.
La música es un transmisor de emociones como ningún otro medio, permitiéndonos emprender diferentes viajes, unos a mundos más reflexivos, a nuestro interior como nos ofreció Javi Lost la semana anterior en el CC de Cudón, atravesando los diferentes paisajes de la americana music, en esta ocasión tomaríamos un desvío mucho más lúdico, que nos trasportaría a una época en la que no teníamos preocupaciones, entre libros del instituto, en los que los fines de semana significaban salir de marcha con los colegas, litros de kalimotxo, subir el volumen y dejarte llevar por el punk rock más desenfrenado y fiestero. Los primeros en ocupar el escenario del CS Ítaca, sobre las 20h serían los vitorianos XUORUM, a los que tenía bastantes ganas de volver a ver, teniendo en el recuerdo del bolazo del La Tribu en 2018, donde presentaron su disco en directo «La Cabeza Como un bombo». La banda se forma originariamente bajo el nombre X-tragos en 1999 en formato cuarteto, tras varios cambios se convierten en power trío en 2017. Estando en la actualidad muy bien asentados con Lander (bajo y voz); Eneko (batería) y Davo (guitarra). Practican un gran punk rock melódico, que traen a la cabeza a bandas como Kaos Etíliko o Kaótiko. Con 6 trabajos es su haber contando el directo.
Comenzarían la descarga con “Me Vacilan” de su tercer disco «Siempre Hay Un Sentido», enlazando con el tema “Hienas” de su último larga duración «Menos es Más» (2020), que como las ha ocurrido a muchas bandas, por culpa de la pandemia, no habían podido presentar en condiciones. Siempre con la vena reivindicativa avisando del fascismo encubierto. Ya desde las primeras notas, el sonido añejo melódico que tanto me gustó de su propuesta surgió con gran fuerza, incitándote a moverte desde el principio y esta vez sin silla, ¿qué más se podía pedir?. Tras saludarnos y agradecernos la asistencia, continuarían con el gran temazo “20 años y 1 día” incluido en su 2º trabajo «X-tragos», con un gran alarde de melodía muy pegadizo que nos puso a todos a botar sin parar. Aunque al principio no éramos muchos, poco a poco se iría animando la cosa. Mientras la banda nos pediría que nos acercáramos más que ya no había sillas. Seguirían con su vena reivindicativa con temas como “Siniestros” de su primer larga duración «Una Noche más» que contó en el disco con la colaboración de Joni Kaótiko, denunciando la siniestralidad laboral.
Con ese mismo espíritu de grito en el vacío, volvían a su última referencia con el tema “Una Oportunidad (maletas)”, con el drama de la inmigración en su historia, que nos hizo alzar el puño en alto. Continuarían así desplegando su gran repertorio, destacando “Cicatrices”, uno de mis preferidos de su último disco, un tema homenaje a la lucha contra el cáncer, con partes de medio tiempo y otros de melodía de esas que te levantan del asiento de una manera épica. La energía no decaería, con el tema “Que Nadie te robe tu plan”, 1er single de su último disco «Menos es Más», más que oportuno para todo este periodo de metas truncadas. Sin abandonar el último disco, recuperarían de nuevo, la reivindicación con el tema “Me Escondo” contra la lacra del bullying. El ambiente de calderería con “Tu calor” , otro buen tema que nos remontaría a su 4º disco «Involución», que contaría en el mismo con la colaboración de Kutxi Romero, entre otros. En la recta final destacaría un gran himno como es “Volverte a ver” del «Involución», agradeciéndonos la asistencia, y mostrándose muy ilusionados en la próxima gira en la que estarán acompañados de Insurrectos. Continuarían con “Misión Cumplida” del 3er disco «Siempre Hay Un Sentido», un gran temazo que te incita a no parar de moverte. Para finalmente meternos en el mundo de los tronistas de la tele, con “V.I.P.” (https://youtu.be/nE8Ag9nhhVY ) de su último disco, también muy bailable.
Concluirían así su concierto Xuorum, gran reencuentro con el público cántabro, demostrando que la banda se encuentra en plena forma, haciéndonos disfrutar de un buen bolazo.
Tras el cambio de bártulos en el escenario de la C.S. Itaca, llegaría el turno de LOS DEL HUMO desde la comarca de las Merindades en Burgos. Formados en 2014, tras varios cambios, en la actualidad la componen: Chus (voz); Maravi (bajo); Balle (batería); Sher (guitarra) y Hugo (guitarra). Con tres trabajos publicados: «Circo y Pan» (2017); «Nada Nuevo» (2019) y «Telarañas» (2020). La banda ha tenido una importante incursión en la escena punk rock del país desde sus comienzos, en mi caso, aún no había tenido la oportunidad de verles en directo así que esa noche en el C.S. Ítaca sería especial. Sobre las 21:13h sonaría un tren acercándose a nosotros a toda velocidad, directo “A la Yugular”, motivo que representa su último larga duración «Telarañas», en el propio diseño del cd, presido por la portada con una foto del interior de un vagón de tren que transita por los pueblos de las comarca de las Merindades, una vez más como comentaba al principio de esta crónica la música, siempre aparece como vehículo para emprender un viaje, en este caso, dejaremos los poemas para el rock urbano y nos sumergiríamos de lleno en el punk canalla y desenfrenado. El viaje nos haría “Cómplices” , con un estilo punk rock melódico rápido y directo que me trae a la cabeza a La Polla o a nuestros queridos Escapaos. Con “DIY”, nos invitan a tener cuidado con las nuevas tecnologías, que tenemos entre las manos, que aparentemente te hacer creerte el centro del universo, pero que al final, te arrastran sin que te dé tiempo a pensar por ti mismo.
Tras ese trepidante inicio, nos saludan y nos agradecen la asistencia, descargando temazo tras temazo, siempre dejando su sello personal como “La antibanda” que son, que nos pondría de nuevo en modo fiesta con toques ska que se cuelan en el tema. La rebelión contra las máquinas automatizadas en lo que nos hemos convertidos resalta en “Sombras y Cadenas” , de la que Platón seguro que sería fan, viendo sombras en la caverna. La referencia anterior también tuvo su momento con temazos como “A tumba abierta”, que me gustó especialmente, con el toque más melódico y bailable, que te lleva en volandas. Así como “Encima de Algún CD”, también muy marchosa. También nos pondrían cara a cara con la autodestrucción de las adicciones con “Enganchao”, segundo single de su último trabajo. Tras dos años en blanco como muchos por esta pandemia, la banda se mostró con más ganas y energía que nunca, invitándonos a acercarnos más al escenario. El problema de la inmigración también tendría su momento con “Vergüenza”. Enlazada con “Los Comerciales de la Paz” de su disco anterior, con el trasfondo de los abusos, con un punto que no te dejaba quedarte quieto.
Llegaría el turno de otro de mis temas preferidos “Fuego al Capital”, de su primera referencia «Circo y pan», que revolucionó el C.S. Ítaca de arriba abajo. Con esa misma energía nos meterían en “Un maldito charco” del «Nada Nuevo», que también me gustó mucho. Entraríamos en la recta final del concierto, con el tema que da nombre al último disco “Telarañas”, para llegar a otro de los grandes temazos “Nada Nuevo” , 1er single del disco anterior y del que toma nombre, sin duda uno de mis temas preferidos, con toda la energía y la melodía típica del género, que te pone las pilas para una buena temporada. Terminando la descarga por todo lo alto con “Burgués” del último disco, con un rollo más hard rock. Muy buenas sensaciones las que me transmitió la banda, muy buena calidad y buen rollo que contagió a todos los asistentes.
Tras el nuevo cambio de bártulos, llegaría el turno de los de Silió, INSURRECTOS, uno de los grandes nombres del punk melódico de la región, con un extra de potencia y fuerza espectacular.
La banda se forma en 2005 con un primer periodo de actividad hasta 2013. Posteriormente reanudan la actividad en 2019, pero como les ha pasado a otras tantas bandas, la pandemia lo paralizó todo. Tienen publicados tres trabajos: «A Cayo duro» (maqueta, 2008); «Cuando Ya No Queda Nada» (2013) y «Secretos y Miedos» (2020). La componen: Cheska (guitarra y voz); Dani (guitarra y voz); Edu (bajo y voz) y Dufa (batería).
Comenzarían su descarga, sobre las 22:35h, cuando una nube de humo invadió el escenario, tal vez sería el espíritu de los colegas anteriores, nunca se sabe. Inmediatamente potentes guitarras irrumpieron, para cantar “Bajo El Mismo Sol” de su más reciente trabajo, gran temazo con una gran personalidad, con la gran voz de Cheska y las réplicas del resto, que sonaría tremendo, con algunos desarrollos de las guitarras marca de la casa. Tras saludarnos y agradecernos la asistencia, continuarían con “Aún queda tiempo”de la referencia anterior, que pondría la sala patas arriba, convirtiendo en himno cada nota, junto a una potente línea de bajo y batería. No abandonaríamos este disco con otro de sus clásicos “19Reinosa87”, con un punto más hardcore y combativo, muy coreado por todos los asistentes, recordando la lucha de un pueblo por sus puestos de trabajo. Muy motivados, celebrarían con nosotros su vuelta a los escenarios y por fin también, sin sillas. A continuación, sonaría “Dos de Cal Y una de Arena” de su último larga duración, con grandes guitarrazos. Viajaríamos a los comienzos con “Tu Rostro Encapuchado”, de la maqueta de 2008. Ascenderíamos “… camino de las Estrellas” con una intro tremenda, potentes guitarras que tiene una fuerza y energía espectacular. El tema denuncia la rueda del consumismo enfermizo de nuestros días.
Reflexionaban que hemos pasado estos años sobreviviendo por los recuerdos, esperando que esa noche pasara a formar parte de esos momentos inolvidables. Estamos seguros que así será, ya que la banda se mostró muy sólida en el escenario, disfrutando y haciéndonos partícipes a cada uno de nosotros. Todo ese espíritu de perdurar en el tiempo se reflejaría en el medio tiempo “La distancia más larga”, lleno de rabia contenida. Seguirían cayendo uno tras otro unos catorce temas, siempre llenos de reivindicación y fuerza como “Efecto Iguazú” o el mítico himno “Acordes de Libertad”, muy coreado por los allí presentes. En la recta final tras la instrumental “Barullo de Susurros” , de su último larga duración, quisieron que el concierto volviera a tener la esencia de los bolos anteriores a la pandemia, dividiendo la sala en dos, animándonos a participar en un wall of death, para que la C.S. Ítaca ardiera como es debido con “La Danza de las Llamas” , gran temazo de su última referencia. Terminando la descarga con “Noches sin luna”, otro cañonazo del «Secretos y miedos», que acabó por arrasarnos sin contemplaciones.
Tremendo bolazo de esta bandaza, que merece estar en lo más alto y estando de festival en festival, porque tienen un nivel espectacular, con temas que son auténticos himnos. Espero que la próxima gira que anunciaron junto a Xuorum, les suponga reventar cada esquina del estado. Gran jornada la que disfrutamos en el C.S. Ítaca, por fin acercándonos y sintiendo al músico cerca, palpando las emociones como es debido. Tanto las bandas como los asistentes, agradecimos la parte técnica del evento, de la mano de la amiga Vero Valdezate a los mandos, que hizo que todo sonara y se viera a las mil maravillas. Abandonaría la sala, no sin antes pasar por los puestos de merchan y apoyar a las bandas adquiriendo sus discos, y seguir disfrutando en casa de su gran propuesta musical.
Crónica y fotos: John Man.