Rememoramos en una noche mágica el 40 aniversario del Rock&Ríos, un hito de la música en este país, en una noche mágica e inolvidable. Pongámonos brevemente en situación: recuerdo que con 7 años la llamada de la música entró en mi torrente sanguíneo gracias al disco “Rock&Ríos” y “El rock de una noche de verano”, y las horas interminables que pasé dentro del Renault 4 L de mi hermano, dándole vueltas y vueltas a la cinta de cassette. No sé por qué, me empecé a preguntar qué manera tenía el batería o qué truco demoniaco…¡jajajaja!, de saber volver al ritmo tras realizar un break o un Fill. Así que poco a poco y sin saberlo algo se fue transformando dentro de mí hasta que unos años más tarde pude empezar clases de batería con el gran Ito Luna y disipar aquellas dudas que me asaltaban en aquel Renault verde.
Con puntualidad británica empezaba el “sarao” en la Wizink Center, con su famoso “Bienvenidos” pero cuál fue la sorpresa pues no era Miguel Ríos a las voces, si no el actor Javier Bardem lo cual en un principio descolocó a propios y extraños; ya en el segundo bloque de la canción salió a escena el protagonista de la noche y aquello entró en calor al instante. Con una cuidada sección de iluminación, pantallas y cámaras, el sonido tardó unos tres temas en estar en un punto dulce, ya que había 2 baterías tocando simultáneamente y algunas guitarras se perdían entre la mezcla, dejando patente que desde aquella mítica gira no tocaban todos juntos, en simbiosis con el público, que también llevaba años sin desempolvar su vieja chupa de cuero. Una vez todo resuelto y a velocidad de crucero, se saltó el guión para cantar “Oración”, un poema de Luis García Montero, para homenajear a toda esa población que está sufriendo la guerra en Ucrania, el cual arrancó una fuerte ovación en el público. Poquito a poco fueron apareciendo en escena todo el elenco de invitados como Anne B Sweet, Shuarma (Elefantes), Javier Ruibal y su hija Lucía la cual se marcó un taconeado flamenco muy espectacular en “Al Andalus”, Santi Balbes (Love of Lesbian) en “Santa Lucía”, el coro Gospel de Rebeca Rods.
Y llegamos a uno de los momentos estelares de la noche en el que apareció Víctor Manuel para cantar a dúo con Miguel Ríos “ el blues del autobús”, el cual según explicó Miguel, tuvo que pedirle ayuda con la letra justo el día antes de grabarla. Mucha emoción y cariño entre dos viejos conocidos y amigos. Esto ya estaba con el público entregado, los músicos con mucho feeling y muchas bromas y chascarrillos entre ellos, así que sólo podía ir hacia arriba un poquito más, con lo cual salieron Mikel Izal y Amaral en sendos temas para echar más leña al fuego. Seguidamente y casi sin descanso, aparecieron Pucho y Guille Galván de Vetusta Morla para alcanzar un momentazo memorable entre artistas y público.
Tras un breve descanso en el cual los baterías se marcan un sólo para desengrasar el estado de euforia y volver con una canción de sobra conocida por todos, el “Himno de la alegría”, comienzan los bises en un homenaje a los viejos rockeros junto a Ariel Rot y Alejo Stivel, Johnny Burning en “mueve tus caderas”, Topo con el recuerdo a todos esos amigos que ya no están, con un emotivo vídeo en las pantallas en el que aparecían entre otros, Manolo Tena, Antonio Flores, Pau Donés…
Y a puntito de concluir apareció con su guitarra Rosendo Mercado para cantar “maneras de vivir” lo cual fue el estallido final de emoción a una noche que estaba a punto de concluir. Últimas palabras de agradecimiento junto a un pequeño instante para respirar y emocionarse que daban paso al último tema de la noche “Rocanrol Bumerang”. Dos horas y media de show llenas de buenos músicos, colaboraciones sorprendentes, camaradería, espectáculo visual y entrañables recuerdos. Por lo tanto, el aniversario del Rock&Ríos era una manera de cerrar un círculo y darme un gustazo de ver a un tipo de 77 tacos con una energía y un saber hacer encima del escenario como pocas veces he visto.
Crónica y fotos: Julio Salces.