Siempre he dicho que la historia de Emboque y la de Noche de Rock discurren por el mismo sendero. A los grupos se les coge un cariño especial cuando sus canciones comienzan a formar parte de tus vivencias y las de Emboque son las de las noches de fiesta, las de los mil conciertos en salas pequeñas, las de los viajes en coche y ahora también las que cantan mis hijos cuando están alegres, y las que nos acompañaron en las oscuras semanas de confinamiento.
A los 25 llegaron a tocar el cielo. Tras su concierto con orquesta llegaría el magnífico sexto disco y para rematar un espectacular concierto ante el Escenario Santander abarrotado que se recogería en un CD + DVD. Un día lleno de recuerdos imborrables, que se vieron engrandecidos en contraste con el apagón. Pararon los conciertos y Emboque no dio señales de vida durante un largo tiempo. Tener a mano su directo fue un alivio para algunas noches de sábado enclaustrado, cuando aun no se podía salir de casa.
Ahora respiramos más tranquilos al saber que han aprovechado para componer un nuevo álbum que se llamará La Era Perdida y se publicará en breves semanas.
El reencuentro tuvo lugar en el Centro Cultural de Cartes. He pensado alguna vez que este tiempo pandémico nos debería enseñar a ocupar también esos espacios. Cuando se podía tocar en los bares tal vez no habíamos sido conscientes de que los Centros Cívicos, los Teatros Municipales y los Centros Culturales son también una opción. Ahora que hemos recuperado la normalidad no debemos dejar de tenerles en cuenta como alternativa. Los conciertos de sentado se disfrutan de forma distinta y pueden ser una buena opción cuando nos apetezca sentarnos a escuchar de esa otra manera. Felicitamos a los responsables de Cartes por la iniciativa, a ver si cunde el ejemplo y vemos a más ayuntamientos ponerse las pilas.
La expectación por “la vuelta de Emboque” consiguió que se agotasen las sillas y bastante gente tuviese que disfrutar del espectáculo mirando a través de las ventanas de la calle. Buenas noticias, seguimos vivos y con ganas de vivir.
El concierto se dividió en dos bloques. El primero de ellos fue la presentación de Directamente, la presentación que nunca sucedió, la gira que nos perdimos. Caminar, Voy a por Ti, El Héroe, Luz del Día (Elsa no subió a cantar, no te lo perdonaremos jamás!!)… tienen canciones para regalar. El público disfrutó coreando desde los asientos. Bailar sentados no es bailar, pero también es cierto que me fijé en detalles de las canciones que no había apreciado nunca, así que unas por otras.
Tras la sucesión de grandes éxitos presentaron un par de temas de “La Era Perdida” que nos dejaron con ganas de conocer el disco en más profundidad. La sorpresa llegó cuando Bruno, el hijo de Carlos, tomó el relevo a las baquetas, demostrando que el futuro del RNR está bien a salvo y que los nuevos le van a dar duro y fuerte. Me hizo sonreir pensar que la primera vez que vi tocar a Carlos tendría más o menos los años que tiene ahora su hijo. Se va a toda hostia la vida.
Calimochos, concierto, cena con los amigos. Risas varias. Las heridas van curando, estamos un poco más viejos y un poco más sabios. Teníamos ganas de veros de nuevo, Emboque. Gracias.