Un río es como una metáfora de la vida y nosotros como un barco flotando sobre él. Te puedes dejar llevar, hay veces que la corriente será suave o incluso puedes ser como un canto rodado y ver como las aguas pasan a tu alrededor sin pena, ni gloria. Pero otras, la corriente se convertirá en tempestad y te pegues un buen revolcón, algo que siempre nos lo recuerda Kalean: «(…) Dicen que la vida; pasa por encima; si no te mueves; ni te toca, ni te pisa; Pero nunca intentes atraparla; con la punta de tus dedos desnudos; está llena de días afilados; como nuestras mentiras.(…)». En momentos como los que estamos viviendo, donde el sin sentido del ser humano reptil y despiadado, aparece una y otra vez, siempre te lleva a reflexionar, si todo merece la pena, de porqué hacemos cada día lo que hacemos, vamos y venimos como autómatas, buscando la ansiada felicidad, como algo lejano, sin darnos cuenta, que muchas veces, lo más sencillo y cercano, nos llena más que ninguna otra cosa. En mi caso la música y los conciertos, son una de esas cosas que hacen el milagro. Un viaje sensorial que te reecuentra con la emoción y también en otras ocasiones con la aventura de conocer propuestas nuevas.
Desde que se ha abierto la mano de las restricciones de la pandemia, todo se ha acelerado de una manera vertiginosa, con multitud de propuestas, que por un lado está bien porque hay más variedad, pero hay que tener cuidado en no querer quemar todas las naves de golpe como si no hubiera mañana. Que si, que puede que tengan razón, y mañana le dé la chaladura al Putin, apriete el botón rojo y vayamos todos a la porra, sin embargo, sería mejor hacer las cosas con un poco de cabeza, ya que ya se están dando casos de cancelaciones por falta de público. Mientras tanto, cuando se solapan las eventos, no queda otra que escoger y últimamente el criterio que he seguido, es primero bandas que hace tiempo que no he visto y las que no he podido ver todavía. Con esas premisas, en esta ocasión nos trasladaríamos a tierras asturianas en plena cuenca minera, a la localidad de Mieres, ya que hace unas semanas por casualidad, me enteré que la gran Laura Cox, volvía a pisar suelo español con varias fechas, con paradas en Madrid, Barcelona y Mieres, después del parón de la pandemia, así que no me lo pensé.
Además para la ocasión se acompañaría de una de las grandes bandas asturianas del momento, Mad Rovers, a los que hasta la fecha no había podido ver, así que se presentaba el plan perfecto.
Los conciertos se celebrarían en el Mieres Centru Cultural, amplio recinto tipo teatro con un patio de butacas de 430 asientos. Aunque de primeras, tenía un poco de reticencias de para una vez que nos quitan las sillas, otra vez tener que usarlas, la verdad que la visión fue bastante buena, ya que conseguí colocarme en primera fila y la altura del escenario, junto un magnífico equipo de luces, facilitó la tarea. Además de que los que tenemos cierta edad, tampoco lo podemos criticar mucho, cuando a lo largo de la velada, pasa el tiempo y las piernas se empiezan a resentir y más necesario cuando surgen los retrasos prolongados, como ocurriría esa noche. Por otro lado, como suele pasar en las expediciones que hacemos más allá del muro, siempre te encuentras a alguien conocido, esta ocasión a otro loco de los conciertos, como es el gran Manolo Rock con su mujer, del que siempre es un placer aprender escuchando sus vivencias del mundillo.
La música comenzaría sonar sobre las 20:30h, cuando ocuparían el escenario los asturianos Mad Rovers, banda que me habían recomendado varios amigos de la armada asturiana, y que hasta la fecha no había podido ver en vivo. Formada en 2016, compuestos por: Miguel Vallinas (voz); Javier Coupaud (bajo y coros); Carlos Suárez (guitarra y coros); Jose Mora (batería y coros), junto a Chema Menéndez (teclados y saxo), incorporado a la banda, tras su colaboración en el segundo larga duración. En concreto, tienen dos trabajos publicados, el primero homónimo «Mad Rovers» (2017) y «Times of Revelation» (2021).
Partiendo de una raíz hard rock, el proyecto se enriquece con un montón de otros estilos que nace de las propia variedad de estilos que sus integrantes escuchan, como son toda lo corriente setentara y ochentera del hard y el rock clásico como Led Zeppeling, Gov’t Mule, con pasajes del progresivo, como King Crison, Pink Floyd, Rush, The Cult, Dream Theater, Alice In Chains o Tool, así como de sus distintos orígenes dentro del mundo de la música, como puede ser las orquestas, bandas de rock o de versiones.
Todos esos ingredientes se perciben desde la primera escucha. Para empezar, y acompañando el día que hacía, nos perderíamos en la lluvia con el tema “Lost In the Rain”, un tema antiguo, pero que hasta la fecha no ha sido incluido en ninguno de los discos, temas como “Wild Road”, rezumando olor a gasolina, que abre su disco debut, con parte de hard/stoner clásico, incluyendo ese sonido de lata del cencerro típico de bandas como Alice Cooper, para luego entrar la gran voz de Miguel, sin duda uno mis grandes descubrimientos de la noche, capaz de variadas tesituras, con un punto oscuro que recuerda a Alice In Chains y progresivo espectacular, que también se abre a un sonido más heavy. La primera imagen que me vino a la cabeza por similitud, sería la del amigo Ovi (Bifrosth o Reality Check), al que también de primeras por su aspecto menudo, no te esperas semejante capacidad vocal. A él luego se van uniéndose capas, de sus compañeros, donde las guitarras suenan muy cuidadas, junto a una potente línea de bajo y batería. En un perfil similar, transitaríamos por los caminos del mal “Evil Ways”, con un punto más stoner y oscuro, con una brutal letra que encierra a un ser perturbado a punto de estallar, que contrasta con la calma con la que Miguel nos lo cuenta. «(…) Tonight´s the night, i´m a son of a bitch; keep daughters away from this evil wind; dirty and filthy, i don´t give a shit, shootin´ and drinkin´, feeding the flame ´till the end (…)». El amigo Iván Valle (Soulbane), me viene a la cabeza, muy cercano a esos paisajes sonoros. El tema se completa con grandes desarrollos de guitarra con un Carlos tremendo y es que la experiencia es un grado.
Tras agradecernos la asistencia, invitarían al escenario a Pablo García (WarCry), para que pusiera su toque de calidad a las 6 cuerdas, como así hizo en varios temas del segundo disco, en el que se centrarían en esta segunda parte del repertorio, comenzando por el tema “Full Time Slave”, el que sería el tercer single del mismo, un auténtico temazo, uno de los más cañeros del disco, que llenó el escenario de una fuerza tremenda, con un Miguel maravilloso a las voces. En este tipo de canciones, me viene a la cabeza el amigo Raúl (Emboque), cuando la voz recorre esos registros tan familiares del metal ochentero a lo Dio o Klaus Meine. La letra nos pone frente a la sociedad actual, acelerada y automatizada, esclava del tiempo, que enlaza con la reflexión que hacía al principio. Una temática que envuelve este segundo disco de Mad Rovers, presidido por la impactante portada diseñada por Héctor Herrería, que enfatiza esa dualidad. Por un lado la inocencia, con la imagen de una niña sentada junto a oso de peluche, que contrasta con el fondo con una escena post-apocalíptica, llena de oscuridad, con un paisaje industrial con varias chimeneas, que a su vez esconde una gran carga de rabia contenida, oculta en el interior del peluche, que al darle la vuelta al disco descubres: una carga explosiva a punto de estallar.
A continuación nos adentraríamos en el “Secret’s Garden”, el que es sin duda, uno de los mejores temas del disco y de la noche, una auténtica masterpiece de más de 8 minutos, que te lleva a un paisaje progresivo con la invitación de Miguel a entrar en este mundo especial, un paraíso sin reglas, donde puedes dar rienda suelta a tus más oscuros secretos. La voz de Miguel ten envuelve de tal manera, que es como si flotaras, al que se suman capas, como los grandes desarrollos de guitarra Carlos y de Pablo, los teclados en forma de órgano de Chema y también su toque al saxo. Un temazo con todas las palabras.
Llegaría la recta final, cayendo sin parar con “Fallin’ Down”, con un inicio más stoner, con el bajo de seis cuerdas de Javier y la batería de Jose, dando la contundencia necesaria, al que se cuelan capas más progresivas, con grandes solos de las guitarras. Siempre, guiados por la gran voz de Miguel. La letra resume una vez más, la metáfora de escaparse la vida entre los dedos, atrapados a tiempo completo en las rutinas diarias, cuando quieras darte cuenta ya será tarde, serás viejo y dirás adiós.
Corto, unos 45 minutos de concierto, pero muy intensos. Mad Rovers dejaron sobre el escenario un aura muy difícil de superar, no es de extrañar que se hayan convertido una de las grandes sensaciones de las bandas asturianas. Ya desde los inicios dieron señales de ello, siendo nominados en el FestiAmas de 2017 a mejor banda en directo y mejor disco de rock, ganando en 2019 a mejor bajista y mejor guitarra. También serían finalistas en los premios Rising Star de 2019.
Calidad a raudales no les falta y lo más importante, es esa original mezcla que consiguen tan ecléctica, que bebe de los diferentes estilos de sus integrantes, que se fusionan tan magistralmente. Destacando la gran calidad musical de los distintos miembros, pondría el foco sobre la voz de Miguel, como catalizador de todo, reuniendo tantos registros en una misma persona, sin duda es una pasada. Espero alguna vez verle mano a mano en un concierto con Raúl (Emboque), Ivan Valle (SoulBane) o con Ovi (Bifrost), eso tiene que ser algo impresionante, ya que sería un cartel inigualable. La última vez que sentí algo así, serían con los amigos de Quaoar o The Wizards, sin duda, algo distinto, una evolución entre tanta igualdad, a las raíces clásicas. Espero, que tengamos opción de verles por la tierruca, y disfrutar de un concierto más amplio.
Llegaría el momento del cambio de bártulos en el escenario, a la espera de la llegada de Laura Cox, por desgracia, dicha espera se demoraría más de la cuenta, unos 45 minutos, por algún problema técnico, en estos casos, nunca sabes si sería eso o que la banda salió a cenar y se les hizo tarde, como pasa en muchas ocasiones. En estos casos siempre me acuerdo del amigo Txutxy, que disfruta como nadie los retrasos. Aprovecharía la espera para seguir charlando con el amigo Manolo Rock y ponernos al día de la actualidad concertil. Una vez subsanados los citados problemas técnicos, sobre las 22:10h, el escenario del Centru cultural de Mieres, se iluminaría, destacando las dos parejas de amplificadores Orange, con su color anaranjado característico, junto a un Marshall, para recibir a la gran guitarrista y compositora anglofrancesa Laura Cox.
Teniendo en el recuerdo la primera vez que la vi, la noche de febrero de 2019 en sala Niágara de Santander. Con a penas 31 años, su evolución ha sido vertiginosa. Aunque empieza a tocar la guitarra algo tarde con 14 años, enseguida le coge el tranquillo al instrumento. Gran culpa de ello la tendría su padre de origen británico, que le ponía como canciones de cuna a ZZ Top, Dire Straits o Johnny Cash, entre otros estilos como el country, folk o el rock. Con los años, en 2008 se lanza a las redes sociales haciendo solos en YouTube, donde se da a conocer, siendo una de las pioneras en hacerlo, teniendo un tremendo éxito. Para finalmente en 2013 dar el salto, uniéndose a otro joven y talentoso guitarrista Mathieu Albiac, para formar The Laura Cox Band. Hasta la fecha tiene publicados dos trabajos: «Hard Blues Shot» (2017) y «Burning Bright» (2019).
La banda la componen: Laura Cox (voz y guitarra); Mathieu Albiac (guitarra), Antonio Guerin (batería) y Adrien Kah (bajo), como su más reciente incorporación. Tras una intro instrumental, irían entrando uno por uno los integrantes de la banda, hasta aparecería flanqueada por su arsenal de guitarras, Laura que nos contaría que somos“Too Nice for R’N’LL” ( ), de su primera referencia, porque ya sabemos que hay que ser un poco malotes para llevar la chupa de cuero, con un sonido hard clásico, con guitarras grasientas y la potente voz de Laura comenzando a calentar el escenario, utilizando el rock para intentar superar una ruptura.
Tras el merecido aplauso, Laura tomo la palabra y agradeció la asistencia y la paciencia por los problemas técnicos que retrasaron el comienzo, para gritar – Mieres, are you ready for R’N’LL?- para pedirnos gentilmente “Take me back Home” ( ), del mismo disco, con el hard Blues marca de la casa, mostrando su gran calidad con grandes solos en su Gibson. Con la gente muy motivada, a pesar de estar sentados, pasaríamos a su último disco, con el tema “Bad Luck Blues”, con un sonido más stoner, más crudo. «(…) Here I am, crossing the line again. (…)», acompañado de las palmas del público, que crece con con capas más rápidas de gran calidad.
Continuamente tendría guiños con el público, y con Mieres, animándonos a acompañarles. Llegaría el turno de uno de mis temas preferidos del último disco “Looking Unpside Down” con el slide dando el efecto lloroso característico, que lo acerca a la Amaricana o al country, que nos acompaña junto a la voz de Laura, destacando también un buen solo del nuevo bajista Adrien. Continua agradeciendo la asistencia, y por fin después de dos años poder volver a España en esta pequeña gira, para a continuación presentarnos un tema nuevo del que será su tercer larga duración, “Head Above Water”, que sonó muy bien.
Continuarían así con amplio repertorio de unas 15 canciones, primero cruzaríamos el río con “River” ( con la Fender, con aire sureño, que me gustó mucho. Otro temazo a destacar sería “Fire Fire”del último disco, incendiando el escenario con la Gibson firebird blanca, que nos puso a todos a bailar, acompañado con su pegadizo estribillo «(…) Fire Fire, ain’t gonna burn the hell out my Fire Fire; Fire Fire, tonight we’re gonna set the house on Fire Fire (…)».
Avanzando en el repertorio, también Mathie Albiac pondría su toque de calidad, en los solos y desarollos que comienzan el temazo “The Australian Way” de su primer disco, tal vez de los más rockeros del repertorio que sonó como un cañonazo. Llegaría el momento de bajar las revoluciones abrazando el rock sureño con el tema “Good OI’ Days” de su referencia anterior del que hay un magnífico vídeo, de esos temas ideales, para perderte por carreteras secundarias, con grandes toques de calidad, tanto en la parte vocal, como en desarrollos de guitarra. También hubo un momento de gloria para Antonio Guerin mostrando su potencial a la batería, retirándose unos instantes el resto de la banda. En la recta final destacaría el tema blusero “Last Breakdown” del último disco, con grandes desarrollos alrededor de una ruptura.
Tras abandonar la banda el escenario, y ser reclamados para que volvieran, regresarían para afrontar los bises, comenzando por el tema que da nombre a su disco anterior “Hard Blues Shot”, siendo una de sus más conocidas y aclamadas por el público, con un alma hard rock clásica, que te hace mover los pies y no parar, muy en la línea del amigo Vito y los Cantaebria. Concluirían el concierto con otro de los grandes temas de su último disco, “Freaking Out Loud”, que relata un tremendo viaje en avión con una tripulación un tanto peculiar y sedienta de sangre, como muestran en el impactante vídeo del tema. Llegaría así el final del concierto una Laura Cox, que sin duda ha crecido mucho durante todo este tiempo, rodeándose de otros grandes músicos, formando una verdadera banda. Como comentaba en alguna entrevista, el primer disco es casi una muestra de todos los palos que puede cubrir, en este segundo, el sonido y el perfil está mucho más centrado consiguiendo la personalidad propia necesaria. De madre francesa y padre inglés, ha sabido aportar el punto de rebeldía del rock, que se sale del perfil francés más tranquilo. Una gozada haber podido disfrutar de nuevo de su gran calidad a las 6 cuerdas. Por otro lado, tras el término del concierto, como ya ocurrió en Santander, estuvo en el puesto de merchan, charlando, firmando discos o haciéndose fotos con el público, siendo una chica muy cercana y amable con todos, como también harían los integrantes de Mad Rovers. Los ingredientes perfectos para convertirse con el tiempo en la reina de la hard blues. Va por muy buen camino, son ya 498.000 seguidores en YouTube y millones de visualizaciones de sus vídeos y temas.
Concluiría así, otra gran jornada en tierras asturianas, disfrutando de Mad Rovers y de Laura Cox en un mismo escenario, ¿que más se podía pedir?. Parece que la cosa ha cogido carrerilla y nos esperan por delante unos cuantos eventos en las próximas semanas, acompañanos en nuestro peculiar río de la vida, la felicidad está asegurada y allí estará NdR para contároslo.
Texto y fotos: John Man.