Cuando ya nadie creía en las estrellas del rock aparecieron Ghost y pusieron la casa patas arriba. Hay quienes les acusan de no inventar nada nuevo, pero la historia del arte está llena de referencias a obras previas y reinterpretaciones, y esa es su gran virtud. Nunca intentaron revolucionar la música, si no hacer buena música. Allá por 2010 estábamos sorprendidos porque su nombre se repetía una y otra vez en vocas distintas, y lo que podría haber sido un fenómeno pasajero consiguió hacer una marca en el tiempo. Son ya doce años, cinco largos y tres EP’s con material nuevo, reinventando de manera constante su propuesta y su estética, poca broma. Piensa en grupos que hayan conseguido azañas similares y seguramente sólo se te vengan a la cabeza nombres muy grandes.
No con muchas bandas me pasa, que dándole la vuelta a la carpeta del disco se tararear todos los temas leyendo el título. Es completamente cierto que muchas de sus composiciones son abiertos homenajes, pero también es cierto que tienen una colección de hits memorables a la altura de sólo unos pocos. Estábamos tan enganchados a Prequelle que nos ha costado unas cuantas vueltas rendirnos a Impera, y sin embargo aquí nos tienes, de nuevo hacíendole genuflexiones al papa.
No dudo que la pandemia haya trastocado los planes de la banda, pero de nuevo han sabido manejar los tiempos de manera magistral, dándo tiempo para que hubiese verdaderas ganas, elaborando un disco que mantiene la esencia pop de su predecesor y que sin embargo tiene un aire particularmente oscuro. Suenan las trompetas del apocalipsis y caen los imperios, nadie hubiese previsto que el fin del mundo nos iba a pillar bailando reggetón.
Impera bebe del hard rock ochentero pero tiene momentos abiertamente relacionados con la música disco, y reconcilia una vez más esa parte de nosotros que busca guitarrazos con la que sólo quiere bailar y gritar los estribillos. Tobias se ha demostrado un magnífico cocinero, nadie le pide a los cocineros que todas sus recetas sean extravagantes, sólo queremos sentarnos y comer un buen plato.