Nos pasamos la vida buscando la ansiada felicidad, la mayoría empujados por lo que la sociedad dice que debemos hacer para alcanzarla, convirtiéndose también en una lucha fratricida contra el tiempo. Cásate, ten hijos, ten un buen trabajo. Incluso si tuvieras los medios para ello, muchas veces nos centramos en cosas materiales, como coches lujosos o acaparar muchos bienes. “El factor más importante para ser feliz es tener la sensación de que realmente controlas tu vida. Y para esto es fundamental saber lo que te hace vibrar“, decía el gran Eduard Punset, tal vez la persona que más ha teorizado sobre lo que es la felicidad. Es cuando te das cuanta que al final lo que importa son las emociones, que lo que estés sintiendo te llene, en eso lo material, la mayoría de las veces tiene un recorrido limitado, la vista y el odio crean viajes sensoriales que muchas veces superan con creces, cualquier lujo material. Para conseguirlo, no hace falta ir a montañas lejanas, ni al otro lado de la galaxia, casi siempre, son las cosas más sencillas y cercanas. Un simple paseo por la playa o la costa que tienes al lado de tu casa, sintiendo la brisa, o disfrutando de una noche estrellada, sobre un campo una noche de verano.
Esas sensaciones emocionales, en mi caso, a parte de los citado eventos naturales, la música y el anime lo consiguen con creces. Precisamente hace poco viendo el anime “Karakai Jouza No Takagi-san”, en los comentarios alguien lo calificó como “anime regenerador”, describiendo perfectamente la sensación interior que te deja en el cuerpo tras terminarlo, una sensación de transformación, de dejarte una huella muy profunda que te ha removido por dentro marcándote para siempre. En el caso de la música, también hay ciertas canciones y autores que están tocados por esa barita mágica, que hace el milagro. En España, con ese poder, si hay una persona que brille por encima de otros es el grandísimo Jairo Zavala, conocido en la actualidad como DEPEDRO. Teniendo en el recuerdo las dos veces anteriores en que le pude ver en Santander, en la Sala Summun en diciembre de 2017 en acústico y después en el escenario SDR en 2019 con la banda al completo, en cuanto tuve conocimiento que volvería este año, no me lo pensé, escogiendo nuevamente el Escenario SDR para su actuación.
Sería en jornada de viernes, así que sería la manera perfecta de abrir un finde inolvidable de finales de mayo. Llegaría con tiempo, en previsión de que hubiera bastante gente, con suerte de colocarme en la primera fila con facilidad. Posteriormente y como era de esperar, la sala se llenó y tubo un magnífico ambiente, tal vez si hubiera sido en Sábado se hubiera acercada aún más gente, pero Depedro sintió el calor de sus incondicionales de una manera tremenda. Jairo es un tremendo “currante” de la música, trabajándose todos sus éxitos desde sus comienzos, en el barrio de Aluche en Madrid, en el colegio, el instituto, con más intensidad en la época universitaria de su juventud, con Barón Rojo, Leño, Obus, Asfalto de fondo a los que luego en los coches de choque se colaban la rumba (Calis, Chichos, Chunguitos). Con instrumentos precarios, caseros, tocando durante un tiempo en bares de la escena madrileña, viviendo una época que hoy en la actualidad parece ya lejana. Formó también una banda de versiones de Lez Zeppeling, Zolo Zeppelin, con gran éxito en la época, al no limitarse a calcar las canciones, si no a darles su propia personalidad. Participando en programas como “El Club de la Comedia”, en una banda soporte, cuando se estilaba que los programas se acompañaran de bandas en directo, todo ello le sirvió para labrarse un gran aprendizaje. Luego llegó la Vacazul junto a Javier Vacas en 1995, proyecto con el que graba cinco discos, que le supuso una buena repercusión en la escena estatal. Posteriormente, entre otros nombres como Amparanoia o Calexico, siendo con estos últimos con quien graba su primer disco homónimo como “Depedro” en 2008, que luego fructificaría en una amistad mutua, girando juntos en sus respectivas bandas y como guitarrista de los propios Calexico, pateándose la América profunda de punta a punta. Con los años, Depedro se ha convertido en lo que él llama música transfronteriza, uniendo culturas y personas, a través de las canciones, recorriendo una treintena de países y lo que es más importante, creando un sello único de transmitir emociones.
Sobre las 21:10h tras una intro, arrancarían el concierto con “Máquina de Piedad”, tema compuesto mano a mano con Guille Galván de Vetusta Morla, durante el confinamiento, que da título a su 6º larga duración en solitario publicado en octubre de 2021, un disco trabajado durante cuatro años, y grabado en apenas una semana con toda la banda junta, que ha dado como resultado grandes temazos. -¿Esto está pasando no?- comentaría Jairo al presentarse, -este disco es una antología de lo que tenemos dentro-, con el corazón que preside la portada del disco influenciada por la película Blade Runner, en el punto de no distinguir lo que es humano de lo que es una máquina, algo a lo que parece que vamos encaminados, con todo lo del metaverso, muy bien transmitido en la letra. «(…) Mi máquina de piedad; Ya no late al ritmo; Perdió el compás en un suspiro; Viviendo de anestesias (…) Y cuando vuelva a rugir la vida Y cuando el miedo se quede sin guaridas agárrate a mis huesos que siguen en pie luchando por ti (…)». Depedro serían esa noche: Kike Fuentes (guitarra); Hector Rojo (bajo); Martín Bruhn (batería) junto a Jairo (voz y guitarra).
Tras el primer gran aplauso, comenzarían a llegar los clásicos inmortales de su repertorio, como “Hombre Bueno” de su tercer disco. Tema tremendamente actual, en momentos como estos al borde la catástrofe, con inspiración en la depresión de los años 20, reflejada en la portada del disco y utilizado en el vídeo del tema, como un toque de atención para ponerse las pilas, y valorar todo lo que tenemos, ya que podemos pasar a la noche de los tiempos en un instante. -Todo tiene un principio-, nos decía Jairo, para dejarnos llevar “Como el Viento”, de su primer disco homónimo de 2008, muy coreada por todos los allí presentes, dejándose mecer por su cálida voz. La intensidad de las emociones llegarían a su primer culmen, con una de sus mejores canciones “Nubes de Papel”, con ese inicio que me recuerda a la atmósfera de Amélie, al que se suma esa melodía que te acuna junto a la voz de Jairo: «(…) Me enredo, entre los minutos; Que dura el despertar; Me visto, pensando en las cosas; Del día que empieza a brillar (…)» , que más tarde explota en un gran júbilo, con toda la sala saltando y botando junto al estribillo: «(…) Mira, soy más de lo que crees; Estoy llamando a tu puerta; Esa que nunca está abierta; Esa que voy a romper (…)».
Con el entusiasmo a flor de piel, Jairo tomaría la palabra: – Ojalá esta canción sirva de exorcismo y nos saque de esta “Noche Oscura”- , para mi, el mejor tema de su último disco, para el contó en el mismo, con la colaboración de Leiva. Una obra maestra que nuevamente te pone frente a frente a nuestros temores, intentando remover y hacernos despertar: «(…) Todo el mundo exige un cambio; Pero nadie quiere cambiar; Todo el mundo odia a los raros; Pero quiere ser original; Todo el mundo necesita tiempo; Pero nadie se quiere detener; Todo el mundo quiere vivir siempre; Pero nadie quiere envejecer; ¿Por qué esta noche es tan oscura?; Ya no hay estrellas que contar; Se ha escondido la cordura: Ya solo el sol nos puede guiar (…)» Que sin duda se convertirá en uno más de sus clásicos. Tras agradecernos la asistencia, volveríamos a sus discos anteriores, con la sombra de la ruptura en “Dejalo Ir”, de su 4º disco «El Pasajero», con la necesidad de pasar página: «(…) Déjalo ir, déjalo marchar; Tienes algo que te pesa de más; Déjalo ir; Si no te va a arrastrar (…)».
A continuación, tras preguntarnos si lo estábamos pasando bien, comentó – el siguiente tema es una cumbia para bailar agarraos. ¿Tenéis alguien cerca?. ¿No?, pues buscaros la vida, que aquí hay mucha gente- para como suele hacer y siempre mostrando su gran complicidad con el público, compartir con todos esa noche, de una manera más cercana, bajando del escenario, mezclándose entre el público junto al resto de integrantes para interpretar “El Pescador”. Una auténtica gozada.
Con la gente aun en la nube, volvería al escenario con la guitarra acústica, para volver a sumergirnos en la emoción, con otro de sus grandes temas “Te Sigo Soñando”, de su primer disco, que luego tuvo una segunda vida gracias a la gran versión incluida en su disco de colaboraciones «Todo Va a salir bien» de 2018, grabado en directo en el Estudio 1 de Madrid, en este caso, con Luz Casal. -Se ha quedado con la canción-, comentaría Jairo en muchas entrevistas, por la gran complicidad que consigue con su voz Luz en ese tema. La sonrisa volvería a nuestros rostros, con el tema “Fiesta”, versión de un tema de Serrat, que se incluye en la última producción de Depedro, publicado el 03 de junio de este año «Antes de Que anochezca» disco en en directo, que recoge el fin de fiesta de la gira «Del Todo Va Salir Bien», con dos citas en La Riviera de Madrid. Continuarían así con un repertorio de unas 19 canciones, destacando el propio “Antes de que anochezca”, que en directo crece de una manera espectacular con grandes desarrollos de guitarra mano a mano de Kike Fuentes y el propio Jairo.
El último disco también tiene hueco para el amor, pero vestido de “El Puñal”. Los grandes temas no dejarían de sonar, como “Diciembre”, siempre recordando el gran vídeo, que contó con la colaboración de Vetusta Morla. La última referencia también tiene destellos alegres como “Mañanita”, que te llena de positivismo. Continuando con el último disco y con el punto de buen humor, sonaría “¿Cómo te vas a ir?”, con un bonito banyo blanco, en las manos de Kike.
Nos acercábamos al final, comenzando con otra de mis preferidas “La Memoria” , con esa potente letra que te remueve de una manera especial, como un canto a la libertad: «(…) De llorar siempre que miro; De sufrir este camino; De reírme del capricho; De los que han decidido; He oído de los que padecen; Que la memoria no se pierde; Tiene hijos poderosos; Si cualquier día vienen a verte (…)». No podía faltar en el repertorio “Llorona”, su gran interpretación de la historia folklorica mexicana, que también tuvo su gran renovación en la versión, incluida en el «Todo va a salir bien», con Nita de Fuel Fandango a la voz. Llegaría así el final del principal del concierto, retirándose todos. En seguida, volvería sólo Jairo con la guitarrista acústica, para abrir los bieses, con el gran tema que cierra el último disco “Sólo Quería”, emotiva canción que parece afrontar una ruptura, que te conmueve un montón: «(…) Anoche soñé contigo; Estábamos de domingo; Te hablaba y tú escuchabas; Me había vuelto niño; Nunca encontraste; Mi abrazo perdido; Lo que más miedo me daba; Ser parte de tu olvido; Sólo quería que vinieras y agradarte; Pero como no estabas tuve que inventarte (…)» – En mis viajes por América, conocí una carretera que a modo de arteria, recorre el continente desde Alaska a Tierra de Fuego, que conecta culturas en lugar de colocar fronteras-, comenta Jairo para dar paso a “Panamericana”, un gran tema con la esencia de los Calexico, que siempre es muy bien recibido.
-Gracias por venir, y por renovar todo esto, impregnando de cultura musical a los más pequeños, para que haya más “Comanches”- , agradecería Jairo, a muchos padres que vinieron con sus hijos pequeños a ver el concierto, algo por lo que abogo en cada concierto, la única manera que la llama siga viva es facilitar la entrada a los más pequeños en los conciertos. Llegaría así el final de unas 2 horas de disfrutar, de una de las grandes voces de la emoción de este país y también de uno de los mejores directos que se pueden ver sobre un escenario, demostrando que siente lo que hace y lo transmite en cada nota, tanto en acústico, como acompañado de su banda, Jairo es de esas personas que tiene un don especial, en este caso, en forma de voz que llega hasta el último rincón y te regenera como pocos.
Tras terminar el concierto, y como en otras ocasiones, se acercaría al puesto de merchan, para charlar y hacerse fotos con los asistentes en un Escenario SDR, con una buena afluencia de público y buen trato como otras ocasiones. Abandonaría la sala una vez más con las pilas cargadas para una buena temporada gracias a Depedro, y una vez más de dar las gracias a la música por estar ahí cuando la necesitas, cuando otras cosas fallan, las notas suenan y ocurre el milagro de la regeneración.
Texto y fotos: John Man.