Sexto álbum de la banda ucraniana publicado en 2021, ha causado cierto revuelo en la escena metalera colocándolo como uno de los destacados del pasado año y asentando a la banda con su presencia en los carteles de los grandes festivales de todo el mundo.
No puedo compararlo con otros de sus trabajos ya que es el primer disco con el que me acerco a la banda, más allá de su afamado “Pisces”, mi verdadera primera toma de contacto con ellos. Aunque no puedo decir que me haya cautivado totalmente, el disco me ha resultado más que interesante, una idea que he reforzado después de poder verlos en directo este verano.
Utilizan un estilo de metal moderno, que rápidamente te traslada a bandas referentes del género como Lamb of God o Gojira (en esos primeros segundos de Call Me a Symbol, primer tema del disco sin ir más lejos). Uno puede encontrar muchas referencias en su música, pero lo cierto es que consiguen ser muy particulares y sonar con un estilo propio. Se sirven de estructuras de cierta complejidad que podrían aproximarse (a su manera) al progresivo, aunque los cortes apenas superan los 4 min. Esto le da un aire a los temas especialmente frenético, en el que los cambios se van sucediendo hasta sacudirte por completo.
Cada canción discurre de forma que tienes la sensación que están pasando cosas todo el tiempo y te exige prestarle toda la atención, quizás algo que a priori no me esperaba en mi idea preconcebida de Jinjer. Funcionan muy bien desde el ardor del pit pero más allá de su contundencia tienen bastante miga.
Los contrastes entre contundencia y melodia, los cambios bruscos de tempo y estructuras atípicas, pueden definirse como marcas de la casa, y todo se sustenta en unos músicos de muchos quilates. Y por encima de todo… una imperial Tatiana. Aquí tenemos el sello distintivo, el salto de calidad y que pone a Jinjer en la órbita mundial. Maneja una gran colección de registros con soltura, y como he podido comprobar en directo, con esa suficiencia de los grandes, sin mostrar signos de esfuerzo, pasando de lo melódico a lo gutural con naturalidad. Sin duda le confiere al sonido de la banda una personalidad y color muy particular. Para mí al nivel más alto, no ya de las cantantes femeninas, si no de los mejores vocalistas.
En cuanto a la estructura de canciones de Wallflowers, me quedo más con la primera mitad del disco que con la segunda. Por destacar algún tema señalaría Vortex, Copycat o Pearls & Swine, con los que podemos concentrar una buena muestra de todo lo que nos puede ofrecer Jinjer.
Quizás de lo que más adolece Wallflowers es de presentar una colección de temas con cambios muy abruptos y que, en conjunto, parecen mostrarse distantes entre sí en lugar de una cohesión como álbum. Puede que tenga que sumergirme en sus letras para encontrar algunas conexiones o que generar esta sensación sea precisamente su intención.
En definitiva, una banda muy interesante en clara progresión ascendente, con todo para ser parte de esa savia nueva que ocupe el trono de los grandes del género y un muy buen disco para explorar. Me aventuro a vaticinar que su mejor trabajo está por llegar, estaremos preparados para recibirlo con los brazos abiertos.
Borja Ponga