The Hellacopters llegaban a Bilbao con un regreso ya consolidado. Lo que empezó hace unos años como una gira puntual de reunión, se ha convertido en una vuelta a los escenarios en toda regla. Este año ya se ha apuntalado con la presentación de “Eye of Oblivion”, el más que decente buen nuevo álbum de estudio que han publicado.
A priori, las condiciones no eran las más idóneas. A la caída del cartel de The Regrettes sustituidos por Niña Coyote eta Chico Tornado y la de los Weezer en el mismo día y sin sustituto, se suma el hecho de tocar antes de una gigante cabeza de cartel con una gran porción de público, tan fiel como cerrada a otros estilos, que ya estaba copando las posiciones con el único objetivo de ver a sus ídolos. Por otra parte, la caída de Weezer, apañada retrasando el concierto de The Hellacopters, nos permitió a los que somos igual de seguidores de los suecos a llegar más desahogados tras la misión de encontrar aparcamiento por un Bilbao con las calles cercanas a San Mamés cerradas.
Con todo, THE HELLACOPTERS tienen ese don de la infalibilidad de las bandas veteranas curtidas en mil batallas. Salieron sin ningún tipo de complejo y con la actitud propia de las estrellas de la noche. El sonido empezó bastante mal, para mejorar con los primeros temas hasta ser, no bueno, pero al menos aceptable, al menos para los que estábamos cerca del escenario. La gente de las gradas del fondo parece que lo sufrieron bastante más.
A poco que te gusten, el épico comienzo de ‘Hopeless Case Of A Kid In Denial’ ya te enciende los motores a mil. A partir de ahí, bombardeo de canciones que ya pueden presumir de exhibir la etiqueta de clásicos. El nuevo disco tuvo su oportuna representación con los adelantos ‘Reap A Hurricane’, ‘Eyes Of Oblidion’ y ‘So Sorry I Could Die’, donde la banda estuvo emocionantemente solemne en todo un nuevo himno dedicado al miembro de la banda, tristemente fallecido, Robert Dahlqvist. Dregen está siendo un sustituto muy digno, no en vano el de Backyard Babies formó parte de The Hellacopters en sus orígenes y se nota que es de la familia. Más reciente es la incorporación de Dolph The Borst en lugar de Kenny, cuyas líneas de bajo destacaron para bien. El de los Datsuns también se nota que forma parte de la hermandad, siendo miembro por otro lado de Imperial State Electric con el propio Nicke Andersson. Todavía se marcaron ‘Try Me Tonight’ del nuevo sin desentonar entre temazos básicos como ‘Toys an Flavors’, ‘By The Grace Of God’ y ‘I’m In The Band’. Era fácil ver las manos de los excitados fans del grupo entre la marea de cabezas metaliqueras.
Tras un conciertazo, que pudo sonar mejor, pero conciertazo al fin y al cabo, a comer el bocata con botellín de agua que te dejan meter para no morir en la hora de espera hasta Metallica, evitando pagar más agua y comida a precio de sangre y carne de unicornio. Ya que te secuestran en las instalaciones, al menos puedes dejar unos cuartos para el sablazo del siguiente katxi de cerveza.
Después de la descarga de THE HELLACOPTERS, y debido a los cambios del cartel, nos esperaba aun una hora y media por delante hasta la salida de los Cuatro Jinetes. A medida que pasaba el tiempo desaparecían todos los recovecos que quedaban en la pista, hasta el punto de llegar a ser asfixiante al ver el lento movimiento del reloj… pero daba igual, ya que podías conocer gente en las interminables colas del baño o imaginar con regocijo que la cerveza que acababas de comprar tenía suficiente gas; quien no se entretiene es porque no quiere. Con apenas unos minutos de retraso sobre la hora prevista, se apagaban las luces y comenzaba a sonar la ya mítica intro de “The Ecstasy Of Gold”, con lo que cada una de las 45.000 personas allí presentes enloquecen, pues saben que arranca por fin el concierto de METALLICA.
En la parte frontal de su (recuperado) “Foso de Las Serpientes”, surge una batería y con la aparición de los hombres de negro comienza a sonar una furiosa “Whiplash” encadenada con las indispensables “Creeping Death” y “Enter Sandman”, en las que el respetable les devolvía la energía brindada de una manera increíble. Sin embargo, a pesar del genial inicio de la velada, pudimos averiguar que nada bueno nos aguardaba en lo referente a la calidad del sonido.
Tras unas breves palabras, la banda se sitúa en el escenario principal para comenzar a tocar las primeras notas de “Harvester Of Sorrow”, con la que la gente se volvió loca a la vez que comenzaban a mostrar el increíble trabajo de escenografía con un sin fin de pantallas tras ellos, dejando paso a “No Leaf Clover”, del ya mítico “S&M” (algún día tocarán “Human”, pero ellos aún no lo saben). Lars pronto comienza a marcar la entrada de “Sad But True”, en la que coreando, se vuelca el estadio entero.
Un pletórico Hetfield bromea con el público acerca de “St.Anger” justo antes de comenzar a sonar el riff de “Dirty Window”; como siempre que tocan un tema del citado disco, comienzo a escuchar alrededor el ya habitual “joder, como cambia en directo sin la caja-lata!”. Y llega el momento de encender los mecheros…aunque se ve que ya pasó de moda y lo que vemos es una marea de móviles en alto, para grabar una impecable “Nothing Else Matters”, en la que se nos escuchó más que a la propia banda (Juanma jura haber visto una lagrimita en mi rostro, pero era fruto de la conjuntivitis; palabra). A pesar del buen trabajo que están haciendo los músicos sobre el escenario, el sonido comienza a ir cada vez peor.
Con “For Whom The Bell Tolls” Trujillo hace el escenario suyo, ganándose a cada asistente con una presencia escénica mayúscula. Y ya llevaba yo un buen rato echando de menos algún corte de su último disco “Hardwired… To Self-Destruct”, cuando las llamas dieron la bienvenida a “Moth Into The Flame”, canción en la que más brilló la escenografía.
Llegaba el momento de visitar el tercer plástico de los de San Francisco, por lo que comenzó a sonar la siempre bien recibida “Welcome Home”, en lo que fue uno de los mejores momentos de la noche, antes de arrancar con “Seek And Destroy” para poner a saltar a todo el mundo, mientras en las pantallas mostraban un sin fin de entradas a sus shows a lo largo de los años, incluyendo la del recordado concierto que hicieron en su día en el BBK LIVE.
Con una ovación de libro llegamos al primer término del concierto, solo para descansar las gargantas unos minutos antes del regreso de la banda para ofrecernos el clásico de su disco debut, “Metal Militia”. Personalmente, me sorprendió muy gratamente el trabajo de Hetfield al micrófono, haciendo las líneas vocales tan características de aquel album. Y como no todo iba a ser alegre, en esta ronda de bises el sonido empeoró aún más (cuando no está de Dios, no está de Dios…), lo cual comenzó a importar entre poco y nada al comenzar a sonar la intro de “One”, con multitud de imágenes de la pelicula “Johnny Cogió su Fusil”, convirtiendo el momento en algo realmente mágico en el recinto. Para cerrar la velada por todo lo alto, la elegida fue “Master Of Puppets”, con una banda entregada por completo a una audiencia que casi les pasaba por encima… pero el tema del sonido aun nos tenía reservada una última sorpresa, ya que a media canción, el sonido de PA desapareció por completo; unos minutos después, pudieron retomar el corte para poner el broche final a este Bilbao Bizkaia Rock Day.
Lo cierto es que eché de menos algún paso por la época LOAD, GARAGE, o algo más de su (hasta ahora) último trabajo, pero con este tipo de bandas, las cosas como son, siempre echaremos de menos ciertos temas en el set list. Por otro lado, diría que se me hizo corto, aunque gracias al trabajo sonoro de la noche, mentiría… y es una lástima, puesto que METALLICA demostraron estar en una forma espectacular con un Hetfield a la cabeza, que hizo de nosotros lo que quiso en todo momento. James, Lars, Kirk, Rob… GRACIAS
Texto: Jhonny Gleez y Juanma Pinto.
Fotos y vídeos: Álex Kennedy.