Para mi hablar de Blind Guardian es hacerlo del que es probablemente mi grupo favorito, una banda de la que oí hablar a principios de los años 90 y a los que cogí especial cariño porque eran de las pocas que seguían haciendo Heavy Metal en una época en la que las principales formaciones del género se habían escondido o habían intentado amoldarse a los sonidos de moda.
Fue, como muchos, con el “Imaginations from the other side” con el que realmente me enganché a su música y los pude ver en aquella gira con los cántabros Dressed In Black de teloneros en la sala Gares de Puente la Reina, siendo esta la primera de unas cuantas veces más que los he visto, menos de las que me gustaría, pero siguiéndolos y adquiriendo cada uno de los trabajos que han ido publicando.
Un poco más arriba dije que era una banda de Heavy Metal, pero lo cierto es que su música nunca fue exactamente esa, sino que comenzaron hacia 1987, tras cambiarse el nombre inicial de Lucifer´s Heritage con el que se fundaron tres años atrás, haciendo Speed Metal, pasando por el Power Metal del que fueron máximos estandartes en los años 90, hasta llegar a ese Metal Sinfónico que han venido desarrollando en sus dos últimas décadas, sin obviar su anterior obra, que editaron hace 3 años bajo el nombre de Blind Guardian’s Twilight Orchestra y que titularon “Legacy of the Dark Lands”, en la que su vocalista, Hansi Kürsch, se unía a la Orquesta Filarmónica de Praga, para llevar a cabo un disco realmente diferente y básicamente orquesta.
Como se puede ver, nunca han sido una banda que se hayan conformado con lo que les estaba dando resultado, sino que siempre han buscado innovar e ir un paso por delante de las tendencias de la época, aunque en esta ocasión, con este “The Good Machine”, que han publicado en septiembre de este año, han buscado englobar en sus canciones una especie de resumen de lo que ha sido su trayectoria hasta la fecha: no se trata de renunciar a su sonido actual, sino de recuperar parte de aquel sonido que habían dejado atrás.
La banda está compuesta por los fundadores Hansi Kürsch a la voz y los coros, André Olbrich como guitarra principal y Marcus Siepen a la guitarra rítmica, el batería Frederik Ehmke, que lleva a bordo desde el 2005, y la nueva adquisición, Johan Van Stratum al bajo, que se incorporó el pasado año, pero que no participó en este disco, siendo Barend Courbois quien sí se hizo cargo del bajo y con la colaboración de Thomas Geiger a los teclados, además de diferentes personas a los coros.
Este disco, que consta de 9 canciones, ha sido grabado, como llevan haciendo desde finales de los 90, en los Twilight Hall Studio de Grefrath y bajo la producción de Charlie Bauerfeind, teniendo una extensión de más de 51 minutos de duración.
El disco se inicia con “Deliver Us from Evil”, con mucha velocidad y esos estribillos tan pegadizos, en donde los coros tienen mucho protagonismo, jugando con esos cambios de intensidad y en donde podemos ver como la banda recupera la fuerza de épocas pretéritas.
El inicio de “Damnation” me ha traído a la cabeza de manera inevitable su disco de 1995, comenzando de manera muy potente y con los coros en primer plano, pero con muchos cambios, que desembocan en un pegadizo estribillo, de los de corear en sus conciertos, y con las guitarras cabalgando con esa velocidad que tanto se echaba en falta, bien arropadas por una contundente sección rítmica.
Más relajado es el inicio de “Secrets of the American Gods”, con ese aire más ambiental y en donde nos transportan a otro mundo, con un sonido en parte más oscuro, pero siempre manteniendo la raíz del sonido de la banda, con esos coros siempre presentes, que se hacen todavía notar más en el estribillo, mientras la guitarra se luce en medio de este tono más relajado, pero con muchos matices y en donde no se pierde la intensidad y el interés por el corte pese a su duración.
Más breve es “Violent Shadows”, que sin embargo comienza a toda pastilla, con las guitarras martilleando nuestra cabeza y la sección rítmica metiendo bien de fuerza, manteniendo esa esencia potente con un estribillo realmente pegadizo, siendo uno de los temas que más recuerdan a los primeros tiempos de la banda, con partes realmente cañeras.
Llegamos al ecuador del disco con “Life Beyond the Spheres”, que comienza con sonidos oscuros, acompañados por la voz de un Hansi que parece haber rejuvenecido, pasando a una parte pesada, lenta y cañera, que va progresando y enriqueciéndose con los coros a medida que llega al estribillo, siendo una de esas composiciones en donde más detalles aparecen y en la que las voces son un punto clave.
Muy tranquilo es el comienzo de “Architects of Doom”, con un sonido ambiental y esa guitarra inquietante, asomando los coros en un segundo plano, hasta que la voz anima a la descarga, a toda velocidad y dando caña sin parar, mientras no puedes parar de mover la cabeza con este tema, que es un verdadero himno, probablemente de los que te puedes imaginar cantando en directo puño en alto, combinando muy bien con esas partes más relajadas, antes de que la canción coja de nuevo fuerza y con las guitarras brillando con todo su esplendor.
Después de la fuerza del tema anterior, “Let It Be No More” arranca de manera muy pausada, pero siempre desde los estándares de la banda germana, con, de nuevo, Hansi recordándonos etapas pasadas, intensificándose un poco más el corte cuando llega el estribillo, donde los coros juegan un papel muy importante, con las guitarras luciéndose en esta bella balada.
Recuperamos la rapidez y la energía con “Blood of the Elves”, que recuerda a su sonido de los últimos 80, con la batería sonando realmente poderosa, y con ese estribillo muy pegadizo, lo cual demuestra que la formación sigue sabiendo hacer canciones muy cañeras y que te enganchen, y es que estamos ante una pieza que realmente te hará botar mientras la escuchas y mover la cabeza a su ritmo.
Y esto se acaba y lo hace con “Destiny” que se inició con ese sonido inquietante, que es acompañado por la inconfundible voz de Hansi, llevándonos por un sonido lento y pesado, pero con energía, con cambios de ritmo hasta llegar a ese estribillo grandilocuente y en donde, una vez más, los coros hacen que el tema brille, combinado partes tranquilas con otras más potentes, siendo quizás el corte más especial de todo el
disco y en donde demuestran que saben arriesgar y que todo siga sonando a Blind Guardian.
Ya no voy a entrar en si es el mejor disco de la banda de los últimos 20 años, que personalmente creo que sí, pero, sin duda, es el más cañero e intenso de lo que llevamos de milenio, consiguiendo que, pese a sonar actual, sus temas evoquen décadas pasadas.
Desde luego la banda está magistral, algo que nunca ha de ponerse en duda, pero sobre manera brilla Hansi, ya que ha recuperado esa fuerza en su voz que parecía haber dejado en un segundo plano en anteriores trabajos, demostrando todos ellos que todavía saben meter caña y hacerlo muy bien.
Sin duda alguna un discazo que gustara a todo aquel al que alguna vez se sintió atraído por la banda germana, ya que engloba un poco de todas sus épocas y todo con un filtro actual.
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Txutxy Cano